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Jueves, 31 de octubre de 2013

HUELLAS DE LOU REED EN ARGENTINA

Una piba con la remera de Velvet Underground

¿Lou, bizarro? Ni a palos. El líder de uno de los combos seminales del rock dejó marcas nítidas en tierras criollas. Es cuestión de buscarlas.

 Por Yumber Vera Rojas

En 1972, el fotógrafo británico Mick Rock registró en el hotel londinense The Dorchester una memorable polaroid que reunía a David Bowie, Iggy Pop y Lou Reed, en una conferencia de prensa, a la hora del té. Posan como si se tratara de una versión andrógina y alucinada de los Reyes Magos. No obstante, el domingo pasado, el más morocho de los tres, el Baltasar de esa terna, el gladiador de la poesía salvaje del rock, abandonó este mundo a los 71 años, cuando todos pensábamos que era inmortal. Aquel fotógrafo, autor de aquella imagen que capturó uno de los capítulos más gloriosos del glam, fue uno de los últimos amigos en disfrutarlo: cuando lo acompañó a Londres para presentar su libro Transformer, basado en la sesión de fotos para la tapa del memorable álbum titulado de igual forma, que en 2012 cumplía cuatro décadas de su lanzamiento. Y cuya portada se tornó en una de las imágenes más icónicas vinculadas con el cantautor neoyorquino, junto con la de la bananita warholiana: el emblema de los Velvet Undergound.

Andrea Prodan recordaba en su perfil de Facebook, apenas minutos después de la muerte de Reed, el momento en que lo conoció, en Roma, en 2000, como traductor. Fueron suficientes unas pocas horas con él para comprobar su famosa parquedad. Tuvo la chance de darle dos discos de Sumo, lo que le permitió redimir la memoria de su hermano. Y es que Luca fue la fuente inagotable –más que de información– de educación para el rock argentino, pues introdujo una cosmogonía hasta ese entonces inimaginable en una escena en pleno desarrollo. “Soltate con Wellapon, soltate”, cantaba el Pelado en Heroína, su ofrenda más evidente a los Velvet Undergound. Más allá de que el artífice del álbum Berlin (que este año sumó sus cuatro décadas), seguramente habría quedado desconcertado ante tanto surrealismo pop, de haberse tomado la tarea de intentar descodificar ese pedazo de representación de la música popular contemporánea de esta parte de Sudamérica. Y es que justamente la manera en la que se comprendió la vasta obra de Lou en el país, especialmente en años recientes, fue de a trocitos, por épocas, mediante canciones, códices de un legado que, acertadamente, se intenta comprender desde una perspectiva bien de acá.

“Ey, man, calavera, dices que esto se parece a Lou Reed/ no man, no te quedes en silencio si te digo que sí”, canta Manuel Quieto en Calavera, el hit del disco Viaje, de La Mancha de Rolando, y que se sostiene en una relectura de los tres tonos de Sweet Jane. “¿Es un tema muy conocido? Es que yo nunca escuché a Lou Reed”, le aseguraba Quieto al periodista Roque Casciero, en una entrevista para el NO que data de 2004. “En realidad, cuando compuse esa canción me acordé de que hay un tema de los Guasones que arranca igual, y que los críticos dijeron que se parece a Lou Reed. Por eso lo cité.” Lo que confirma nuevamente que la influencia este animal del rock and roll neoyorquino no es tan claramente palpable. Salvo tal vez en la métrica del Andrés Calamaro pre-era Dylan, a través de bellezas como Dos Romeos. Aunque sus rasgos se pueden encontrar, también, en grupos del más remoto punk criollo como Valió La Pena, o en el proto-indie de bandas de la efectividad de Suárez, en algunos visos de la poesía de Manuel Moretti y hasta en el pop de Entre Ríos.

Además de su era glam (aquí también fue hit en las pistas, hacia 2004, el remix de Satellite of Love), posiblemente el trazo más influyente de Lou en la Argentina aparezca a partir de los ‘90, década desde la cual metió visitas: vino en 1996, en 2000 y en 2008, como invitado de su mujer, Laurie Anderson. A tal punto que en 2009 parte del pop independiente criollo dio vida al compilado Tributo a Velvet Underground & Nico, en el que participaron El Mató a Un Policía Motorizado, Sr. Tomate, Mujercitas Terror y Javi Punga, entre otros. “Transformer y la Velvet me marcaron”, asegura Alejandro Schuster, vocalista y guitarrista de Viva Elástico, una de las bandas que reconocen la influencia de Reed. Y define: “Sus canciones siempre buscan impactarte emocionalmente”. Está claro que lo logran.

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