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Jueves, 11 de diciembre de 2014

NIKITA NIPONE TRAE BUENAS NUEVAS

La picaresca nacional

 Por Brian Majlin

Si hubiera que definir el rock-pop melódico y autodenominado “cerebral” de Nikita Nipone y sus distorsiones en favor de la letra, habría que hablar de una observación sagaz: de una música que, con el transcurrir del tiempo y la precisión adquirida, se ha hecho acompañante perfecto de letras ingeniosas que, sin la necesidad de ser graciosas, tienen ironía y picardía. Con 13 años en escena, desde las cenizas argentinas de 2001, cuando emergieron como ganadores perspicaces de un concurso televisivo en Much Music, Nikita Nipone (Lucio De Caro, Francisco Stuart Milne, Pablo Valle y Nicolás Mirelman) se vale aún de una poética incisiva y una música que reafirma las obsesiones. Con más trabajo, con experiencia –quizás el más concreto de los atributos intangibles–, en su cuarto trabajo alcanzan sus primeros hits en base a una búsqueda de “profundidad”.

Para dejarlo en claro, las dos primeras composiciones del reciente Nuevas buenas son un pequeño retazo de la modernidad, con una irónica mirada sobre la hiperactividad –la online y la “de verdad”– en pleno siglo XXI. El ejemplo acabado es el track dos, Hijos del celular, en donde se ríen –¿se angustian?– ante la virtualidad. “De chico pensaba que habría autos voladores y, en gran medida, muchos de los avances en tecnología se concentran básicamente en satisfacer y conquistar las histerias insatisfechas del hombre, en particular una: la de sentirse acompañado en todo momento.”

Con estos planteos, ¿salieron del mote de chistosos?

–Nunca fuimos del todo chistosos. Fue un mote por el primer disco, Duro con ellos, que podía llegar a malinterpretarse para ese lado, pero nunca fuimos una banda graciosa. Intentamos ser sorpresivos e ingeniosos con las letras, sea a partir de conflictos cotidianos o no convencionales, pero abordados desde una perspectiva fresca. Ser ese observador cínico que todos podemos ser.

El rock cerebral...

–Ese es el eje, buscar cierta audacia en el discurso. Las buenas letras son las que se pueden leer en un papel a solas y te causan una impresión. Fuimos perfeccionando el oficio, buscando ser más profundos e incisivos, pero sin perder picardía y contenido.

Están en actividad desde 2001, ¿cómo ha variado la escena nacional y cómo se acomodaron?

–¡Han pasado tantas cosas! Barrenamos muchas olas hasta hoy. Tocamos en lugares chicos, en lugares grandes, en pequeños bares, festivales, viajamos y tocamos en varias ciudades del país. Nos ha ido peor y mejor. Grabamos cuatro discos y aprendimos a tocar nuestros instrumentos, a grabar y a producir nuestras canciones. Canalizamos, a través de Nikita, la curiosidad y pasión por la música.

Hace unos años, le dijeron al NO que no habían tocado en pelotas pero que les gustaría... ¿lo hicieron o es parte de un pasado inmaduro?

–Ja, ja. Es parte de un pasado inmaduro. Hoy en día somos muy conscientes de los potenciales riesgos de someter nuestras partes íntimas ante los caudales de corriente alterna que transmiten los equipos que usamos. Nos desnudamos, por supuesto, pero en otras situaciones.

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Imagen: Martín Santoro
 
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