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Viernes, 26 de diciembre de 2014

MAPA DE MEDIOS DEL POST-CROMAñóN

Mensajería instantánea

Revistas y suplementos que llegaron y se fueron, canales que dejaron los clips y sitios web que coparon la parada.

 Por Lucas Kuperman

Algunos dicen que veinte años no es nada, pero sin duda diez son muchos. En esta última década todo cambió, incluso los medios y la forma de escucharlos, verlos y leerlos. ¿Te acordás cuando MTV era un canal que pasaba videos musicales, donde a veces hasta podías llegar a descubrir una banda? Vas a tener que hacer memoria, ya que hace rato se convirtió en un mero repetidor de patéticos reality shows, casi tan gradualmente como Fox se convirtió en canal porno en Los Simpson.

Aquel 2004, hoy tan lejano, proveía a la pantalla chica canales como Much Music (hoy reconvertido en Much, y borrado de casi todas las listas de tu cable amigo); CM, un tanto más under y argento, que todavía no tenía las diez velitas encima con las que todavía sigue en pie, y hace algunos años supo desembarcar VH1, alternativa al nuevo formato MTViesco.

Las formas de relacionarse con el rock y la cultura joven también llegaban en formato físico. Se podía visitar al canillita y encontrar revistas del palo como Soy Rock (algo así como un refresh de la ya extinta y notable La García); Pettinato volvía a incursionar en una publicación rockera de la mano de La Mano, y hacía ya tiempo que se podían leer Los Inrockuptibles y Rolling Stone, revistas que publican hasta el día de hoy.

Los diarios nacionales, como Clarín, siguieron proveyendo a las huestes urgidas de rock el suplemento S!, incluso con una extensión más amplia y contenidos satelitales al rock, y La Nación supo tener su Vía Libre. Entre medio, claro, Página/12 sostuvo al suplemento NO.

Ante el advenimiento de Internet y la revolución de la web 2.0, hubo gran cantidad de sitios especializados que le pusieron el pecho a las balas: Rock.com.ar, El Acople, El Bondi, Rocktails y hasta la más actual No lo vas a leer. Aunque todavía se pueden leer publicaciones en papel con contenidos musicales, realizadas a múltiples pulmones y con una calidad excelente, como la Revista NaN.

La radio también mutó. Pergolini dejó su espacio en esa Rock and Pop que lo vio convertirse en Mario para refundar la forma de escuchar (y también ver) en la nueva experiencia Vorterix; La Mega, que se anunciaba como una radio de “puro rock nacional”, terminó por abrir su espectro a todo el rock conocido; La Tribu, aquel germen de comunicación alternativa, supo crecer desde su sede en Lambaré a base de buenos programas y fiestones de fin de año; y Radio Kabul, que entretuvo a grandes masas del palo, transmitió por última vez en 2009.

El nuevo milenio trajo aparejadas nuevas formas de escucha donde se mutó del formato CD hacia el mp3. Después del fenómeno iPod y reproductores portátiles del tamaño de la palma de una mano, Internet lo volvió a hacer, y logró que gran parte de la música se escuchara online gracias a sitios como Spotify, Grooveshark y el precursorísimo YouTube, que permitió buscar y encontrar videoclips de bandas a cualquier hora y en cualquier lugar.

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