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Jueves, 26 de junio de 2003

TOPOS, LA REENCARNACION DE FLEMA

Todo nuevo, que quede claro

Una pintada en el barrio de Palermo dice “Ricky no muere, se suicida”. Así de contramano transcurrió la historia de Flema, la banda de cuyas cenizas surgió Topos. Pasado un año del final del punkie suburbano, ellos tienen disco debut, y las ganas de empezar otra historia.

POR MIGUEL MORA

Están reunidos en un estudio de grabación y como con grilletes van todos juntos de un lado para el otro. “Ponele algo para que escuche”, dice delante de una enorme consola el que parece tener la brújula del barco. Es Fernando Rossi, bajista, y el pedido es para que suene uno de los temas que Topos grabó para su disco debut, Nada que hacer, editado hace menos de un mes.
Topos es una “nueva” banda de punk rock, con sus matices: en realidad, es la banda de los (ahora ex) Flema, decididos a seguir adelante luego de la trágica muerte de Ricky Espinosa, cantante y líder espiritual.
Ricky anunció que iba a quitarse la vida, como tantas otras veces. Pero esa vez lo cumplió: eso fue hace un año, cuando se tiró desde una ventana en la casa de Luichi, guitarrista del grupo. “A mí, después de eso sí me pasó lo de no querer tocar más. Para mí se había acabado la música y a hacer otra cosa. Por suerte ellos me tiraron la mejor onda y pude arrancar.” Fernando cuenta que la decisión de seguir se tomó enseguida, aunque con la idea clara que iba a tener que ser con otro nombre. “En ese momento estábamos todos mal –reconoce–, a Ricky lo queríamos todos, pero no pensamos ‘murió Ricky, se murió la banda’, sino ‘murió Ricky, murió un amigo’. Y a pesar de que bastante gente nos dijo de seguir con el nombre de Flema, yo me hubiera sentido un ladrón si lo hacía.” Por el hecho, trágico, esperable, contundente, recibieron llamados hasta entonces increíbles. Las producciones de Mauro Viale y Chiche Gelblung, siempre tan atentos al hecho artístico, quisieron el relato en primera persona para desarrollar el tema “Otra muerte en el rock”. Fernando aclara que los rechazaron porque nunca quisieron especular con eso.
Topos, nombre inspirado en una recurrente expresión que usaba Ricky (“Topos, salgan de la topera”, les decía a sus compañeros), se moldeó con la última formación de Flema más la incorporación de Lucio Bonvencchiato, ex Cosa Nostra, en voz. Ambas partes se conocían de hace rato, pero a los ex Flema los convenció la performance que Lucio dio en un show de tributo a Ricky en Cemento. “La propuesta me llegó durante un asado y me encantó. Yo era fan de Flema desde que estaba en séptimo grado y me gustaba andar en skate. Si formé una banda fue por ellos y reconozco que fui creciendo como cantante con muchas influencias, y una de las mayores fue Ricky.” El debut de Topos fue en septiembre del año pasado, durante un show en Córdoba, al mes siguiente de haberle hecho la propuesta a Lucio. Sólo contaban con siete temas nuevos y las ganas de demostrar que no querían vivir del pasado. La primera fecha en Capital fue recién a fines de diciembre, aunque accidentada. “¡Yo estaba preso, hasta las pelotas, malditos policías de mierda la reconcha de su madre! ¡Tres días me quedé! Me guardaron por ebriedad, vagancia, desacato a la autoridad y no sé qué mierda”, se exalta Luichi sin perder de vista la cajita de Casa de Troya que está a punto de agotarse. “Yo les dije que tenía que tocar, pero me contestaron ‘¿qué, vos, Paolo Rockero?’, tun tun, adentro y hasta el lunes.” La continuidad de la banda, sin Ricky, no fue bien vista por todos. “Yo entiendo que Ricky era muy importante en cierto sector, y que ellos en realidad eran fanáticos de Ricky, no de Flema. A lo mejor están resentidos con nosotros, no sé... Yo voy a seguir tocando, ¿qué quieren, qué me corte los brazos? Que quede claro, esto es una banda nueva: nuevos integrantes, por el caso de Lucio, nuevas canciones y nuevo nombre, ¿qué más quieren? ¡Tampoco me voy a dejar de llamar Fernando Rossi!” El grupo ya hizo la presentación oficial del disco en Cemento el fin de semana pasado y ya tienen agendadas fechas en Rosario y distintas ciudades del Gran Buenos Aires.
Topos, que se completa con Diego Piazza en batería y Maxi Martín en guitarra, no se aleja de aquel estridente sonido que caracterizó a Flema. Bien nutridos del ADN Ramones, casi todos los temas aplican el esquema”second verse, same as the first” y las letras suenan forzosamente adolescentes para una banda cuyo promedio de edad está más cerca de los 30 que de la pubertad. Sin embargo, al testimonial estribillo “la llevé para el hotel, nos pusimos a coger y la pasé muy bien”, se contrapone una canción como “Bagdad”, que denuncia con estrofas como “Es una vergüenza lo que pasa con Irak. Sólo por la nafta mucha gente morirá. Algunos quieren negarlo, pero yo quiero gritarlo, ¡quiero que pierdan como les pasó en Vietnam!”. ¿Punk combativo, entonces? “Pensamos que Irak iba a aguantar un poco más –se lamenta Fernando–, pero el tema fue escrito antes de que empezara la guerra. Al imperialismo le tengo bronca. Nunca lo quise mezclar con la banda, porque yo no creo que con un grupo cambies la ideología de la gente, pero yo me sentí solidario con los iraquíes... ¡y esperaba que pelearan un poco más!”

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