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Jueves, 29 de enero de 2015

AGUA(RE)FUERTES

ROMAN

 Por Lucas Kuperman

Finalmente, el domingo 25 de enero de 2015, 6649 días después de haber debutado oficialmente en Primera División y con 36 años en el lomo, se retiró del fútbol Juan Román Riquelme, el último gran 10, artista de un fútbol bello que logró que millones de fanáticos y no tanto del balompié disfrutaran del arte de la pelota: desde el más erudito hasta el más escéptico del deporte, de Pagani a Ramón Díaz, desde Ronaldinho hasta Andrés Iniesta. Todos supieron disfrutar a Juan Román Riquelme.

De carácter fuerte (conocidas fueron sus peleas con Maradona, Palermo y Angelici) y unos códigos únicos, entre tanto caño, taquito, chilena y tablón, Román no sólo hizo del fútbol su oficio y trabajo: supo jugar a la pelota: “Yo intenté pasarla bien; de lunes a sábado era mi trabajo, el domingo era el día más lindo de la semana”, comentó.

Generaciones enteras de jóvenes, chicos, adolescentes, adultos y mayores se emocionaron viéndolo jugar a la pelota como en el patio de su casa. Román supo rodearse de los mejores, y no sólo en los clubes donde dejó su huella. Tuvo la oportunidad de jugar al lado de los dos mejores del planeta: Maradona y Messi. Y, no casualmente, los tres llevaron la 10. Se sabe que Román sigue teniendo el corazón azul y oro, pero logró que almas de todos los equipos y colores lo disfruten como ese gran jugador que fue.

El debut en la Bombonera con 18 años contra Unión de Santa Fe. El impecable y exquisito caño al colombiano Yepes. El pase largo para la corrida de Palermo en la final de la Intercontinental 2000 (Geremi y Makéléle todavía se están desatando las piernas). El Topo Gigio dedicado al todavía bigotón presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri. Los campeonatos, la Intercontinental y la increíble Libertadores 2007, con dos goles en la final en Brasil con esos improvisados cortos amarillos. La doble renuncia a la Selección, el record de presencias en la Bombonera, el último gol en un Superclásico, el último partido con la camiseta de Boca frente a Lanús, el 11 de mayo de 2014, hasta la vuelta a sus orígenes y la deuda saldada con Argentinos Juniors.

Luego de 173 goles y 282 asistencias, se fue un mago del fútbol. Futbolísticamente fue imposible no amarlo. Lo que hizo con la pelota fue una obra de arte. Chapeau, JR10.

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