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Jueves, 5 de febrero de 2015

SANTIAGO SIRI, REFERENTE DEL PARTIDO DE LA RED

“La idea de democracia siempre es un work in progress”

En año electoral, el joven paladín de la representatividad digital analiza la integración de las redes al sistema político. Y mediante el software Democracy OS, con su equipo de trabajo ayuda a reiniciar la política civil.

 Por Juan Barberis

kLa gran pregunta que resuena bajo el techo de esa casa-oficina-comunidad ubicada en el manso territorio de Silicon Valley, en el norte del estado de California, aparece con letras fuertes y mayúsculas: “¿CUÁL ES LA DEMOCRACIA DE LA ERA DE INTERNET?”. La respuesta, imposible de figurar en términos totales, está siendo rastreada por un grupo de jóvenes argentinos en el contexto de una zona que hace décadas concentra las herramientas más idóneas para la confección del futuro. Santiago Siri, el cerebro que lidera este equipo que completan Pía Mancini y Guido Vilariño, desde hace cuatro años trabaja para darle respuesta a semejante pregunta. Pero hoy, ubicado en el exacto kilómetro cero de la tecnología y la informática del mundo, parece sentirse encaminado. “Dada la oportunidad que tenemos acá –le dice al NO–, no hay opción disponible que no sea la de soñar en grande.”

Hace cuatro años, Santiago Siri –que con sólo 31 años ostenta un largo y atractivo CV abocado al desarrollo de software– se puso a pensar cómo puede ser que siga vigente e inamovible un sistema de representación política que ya lleva más de un siglo de circulación, cuando todo en el mundo avanza veloz a bordo de las nuevas tecnologías, con el alcance total de Internet y la comunicación sin límites ni fronteras que ofrecen las redes sociales, y donde por consiguiente todas las formas cotidianas han ido cambiando pronunciadamente en los últimos veinte años.

En un contexto donde cada individuo es capaz de expresarse y dar a conocer su idea u opinión con respecto al tema que sea mediante innumerables vías, que la consulta del actual sistema democrático sea mediante el voto cada dos y cuatro años, resulta por lo menos escasa. Se trata de un problema de representatividad global y los efectos se vienen sintiendo en diversos puntos del planeta en los últimos años, con un fuerte impacto en las redes: desde los movimientos Ocuppy Wall Street y los Indignados españoles, hasta la Primavera Arabe y el 8N en la Argentina.

Ante este cuadro, la iniciativa de Siri –hermano menor del dibujante Liniers– y equipo consistió en la creación de un sistema que sirve de complemento al tradicional y que cuenta con dos componentes, uno online y otro offline. El en línea, Democracy OS (www.democracyos.com), es una red social para la participación democrática, donde los usuarios pueden informarse acerca de proyectos de ley, debatir y votar. El fuera de línea es el Partido de la Red, creado para representar en una banca la voluntad de los usuarios de este software que es de código abierto y libre, y como tal está disponible para ser utilizado por cualquier partido u organización que quiera realizar una consulta popular.

Esta propuesta, que el año pasado mediante su plataforma virtual tuvo un testeo positivo en la Ciudad de Buenos Aires, ayudando a promulgar una ley propuesta por el Partido Obrero para limitar la jornada laboral de los enfermeros a seis horas, despertó el interés de Y Combinator, el fondo inversor más reputado de Silicon Valley, que terminó donando 100 mil dólares para abrir la Democracy OS Fundation, una sede en Estados Unidos dedicada al desarrollo de este software que apuesta a ser... ¿la democracia de la era de Internet?

“A medida de que el proyecto fue creciendo, me sorprendió ir encontrando a muchas personas que estaban con ideas similares, con diferentes enfoques, pero que esencialmente hablaban de lo mismo”, dice Siri, con ojos de entusiasmo detrás de sus anteojos de Harry Potter. “Somos una generación que creció en democracia y que tiene muy fuertes los valores democráticos. A la vez, somos una generación que creció online o que tuvo acceso a Internet. Democracia y redes tienen un componente muy compatible.”

¿La propuesta del Partido de la Red sería un híbrido entre democracia directa y democracia participativa?

–Yo lo llamaría democracia, a secas. La idea de democracia siempre es work in progress, nunca es una idea absoluta porque, si lo fuera, sería una idea totalitaria. Cuando vas al concepto etimológico del ágora, la tecnología que utilizaban los griegos para ejercitar la democracia, era “pensamiento social”, pensar con los otros. Lo que tratamos de generar es tecnología que nos ayude a construir inteligencia colectiva, a captar lo mejor del pensamiento social. Creo que la validación previa que hay a eso es Wikipedia. Es la primera forma de conocimiento académico que se construye apelando a la inteligencia colectiva y hoy tiene más autoridad que el enciclopedismo del siglo XVIII. Creo que acá estamos en un período parecido: vino la Wikipedia y en una década cambió un montón de nociones sobre lo que es el conocimiento y lo que legitima el conocimiento, y eso eventualmente va a tener un impacto político.

Trazás un paralelismo entre la aparición de la imprenta y la de Internet, ¿creés que esta revolución también puede llevar tanto tiempo en modificar tradiciones tan arraigadas como la de la política actual?

–Es una pregunta constante. La imprenta fue un cambio muy radical en la conciencia, nos sacó de la Edad Media y nos llevó al pensamiento renacentista, la revolución científica. Internet entra en esa línea de tiempo, pero acelera los procesos por la naturaleza del soporte digital, que literalmente viaja a la velocidad de la luz. Hoy, Internet está llegando a 3 mil millones de personas, casi la mitad de la Humanidad, en un proceso de veinte años. Ningún otro medio en la historia experimentó esa aceleración, ni la televisión, ni la radio, ni mucho menos la imprenta. Entonces decís: “Bueno, ¿qué va a pasar dentro de los próximos veinte años, cómo va a ser?”. Por ahora sabemos que toda nuestra cultura ya fue transformada por Internet.

Decís que casi todo el mundo está gobernado por abogados porque son los “hackers” de este sistema político, los únicos que saben decodificar las leyes. ¿Los programadores podrían pasar a controlarlo todo?

–Ese riesgo es absolutamente real, hay varios autores que hacen una crítica muy incisiva sobre ese aspecto y por eso creo que de la mano de todas estas ideas hay que pensar qué significa alfabetizar en el siglo XXI. Los gobiernos del mundo, cuando hablan de alfabetización, dan por entendido que están hablando de sumar, restar, leer y escribir, y esa alfabetización era necesaria para los tiempos de la imprenta; pero ahora indudablemente tiene que ser entender cómo funcionan las computadoras, que son el aparato que vamos a usar toda nuestra vida para trabajar, relacionarnos, en casi todos los aspectos. La alfabetización digital no es aprender a usar una computadora, es enseñar a programar, desde el primer grado hasta quinto año, con un conocimiento intrínseco a las capacidades cognitivas e intelectuales que puede tener un pibe. Pero también los adultos tenemos que hacer ese esfuerzo, porque realmente es un conocimiento muy importante para defenderte de las corporaciones y los Estados que te espían y te controlan, justamente sabiendo que el 90 por ciento de la gente no sabe programar. Hay que abrir esos conocimientos, democratizarlos, hacerlos accesibles, fáciles de aprender y desmitificar la dificultad que puede sospecharse, porque no son conocimientos complejos y contribuyen a la mejora de las personas.

¿Y qué pasa con la corrupción, el principal virus de este sistema político?

–La corrupción me parece intrínseca a la estructura de poder por la que estés compitiendo: si una estructura concentra mucho poder, entonces va a concentrar mucha corrupción; y si generás una estructura de poder que trata de descentralizarlo, va a descentralizar la corrupción, a descentralizar la responsabilidad y a generar dinámicas nuevas que tendremos que entender. Mi intuición es que el gran bug del sistema político contemporáneo es el ego, porque fomenta un nivel de egolatría, de personalismo tan exacerbado, al punto de llevar a cada uno de sus ocupantes a un nivel de intoxicación tal con su ego que los hace creer que son líderes mesiánicos. Si queremos resolver ese bug tenemos que plantear mecanismos o sistemas que tienen que ser lo más descentralizados posibles para evitar ese efecto. Democracy OS y las cosas que venimos trabajando con el Partido de la Red son una alternativa para pensar estructuras diferentes de gobierno y de poder.

En un año de elecciones, ¿cuál es el plan para el Partido de la Red?

–El Partido de la Red tiene 1500 afiliados y necesitamos 4000 para la personería jurídica. El gobierno del PRO adelantó las elecciones para abril de este año en la Ciudad de Buenos Aires, con lo cual va a ser difícil que logremos presentarnos como partido, así que nos estamos enfocando en el desarrollo de la tecnología con Democracy OS. Queremos que nuestro software lo usen todos, y de a poco ir ayudando a que todos puedan incorporar una mejor forma de relacionarse con los ciudadanos y los votantes. Nuestro objetivo es combatir la apatía, hacer que participar en política sea accesible para cualquiera y no para los que tienen la vocación de dedicarle toda su vida o los que tienen una billetera que les permite comprar el tiempo que necesitan para poder hacerlo. Si todos le dedicáramos el 1 por ciento del tiempo que usamos para jugar Candy Crush y mirar Facebook o Twitter a votar una ley, a ver qué pasa en el Congreso y a poner nuestro granito de arena, tendríamos una sociedad mejor representada, más saludable y con mayor compromiso con lo que es público, lo que es de todos. Es un camino que vale la pena empezar a recorrer y que hoy requiere de pioneros, de gente que se anime a hacer las cosas de manera diferente y a apostar a algo nuevo bajo esta ventana de oportunidad histórica que representa Internet.

CON(TRA) LAS REDES

“La generación actual de políticos lo entiende como la consecuencia de Obama y la elección de 2008”, dice Santiago Siri sobre el uso que la generación política actual le da a Internet y las redes sociales. “El gran hito de Obama en 2008 fue que el 90 por ciento de sus donaciones vinieron online porque tuvo a uno de los co-fundadores de Facebook a su lado y utilizaron todas las estrategias de Silicon Valley para captar donantes, haciendo posible que Estados Unidos tenga un presidente negro. Eso revela lo que son las redes y la tecnología digital para cambiar paradigmas. Pero la política actual todavía lo ve en esa capa del marketing político, de la campaña, aún no es un cambio estructural en el funcionamiento del sistema.”

“Que la Presidenta del país haya salido las primeras veces por Facebook y por Twitter para referirse a la muerte de Nisman revela claramente la importancia que tiene Internet en estos tiempos, por el simple hecho de que no intermedia, es el mensaje de la Presidenta directo a la gente”, agrega, acerca de las críticas que recibió Cristina Fernández de Kirchner por pronunciarse por esas vías. “La política se mueve a velocidades glaciales porque son instituciones muy viejas, cuyas tradiciones hay que saber respetar; creo que la sociedad exige cuestiones de esa naturaleza. Hay que entender cómo se da esa transición entre un paradigma y el otro, pero yo creo que el día de mañana deberíamos espantarnos menos por ese tipo de protocolo.”


NUEVO ROCK

“Los chicos de 15 años en la década del ‘80 hacían bandas de rock y hoy hacen emprendimientos o startups de Internet”, dice Siri, apoyando la idea de que el espíritu rebelde y rupturista del rock hoy parece volcado definitivamente al mundo digital, con cada vez más jóvenes abocados a la idea de romper con el orden establecido y decididos a delinear su propio futuro. “Creo que el mensaje revolucionario del rock de los ‘60, de Lennon, el flower power, el amor libre y demás, es parte de una generación que para nosotros es importantísima, pero que quedó en la expresión artística, de voluntad, de deseo. Al final, la generación de los ‘60, en los ‘80 terminó comprando y vendiendo en Wall Street, y consolidando a Reagan y a Thatcher.”

“Las nuevas generaciones no se quedan sólo con el componente idealista: Internet es al mismo tiempo vehículo ideológico, porque tenés herramientas que te estimulan mucho las ideas como Twitter o el blog, y también es un medio práctico”, agrega. “El software es teoría y práctica en un mismo objeto; cuando estás programando, estás construyendo la teoría de eso que estás idealizando en tu cabeza, pero al mismo tiempo esa teoría es el propio sistema que estás elaborando. El software es un objeto en sí, muy poderoso y que está a la luz del día.”


Código genético

“En retrospectiva entenderemos mejor qué es lo que estamos haciendo”, analiza Siri con relación al terreno resbaloso de la era digital. “Mi sensación es que el mundo y la naturaleza evolucionan, y la forma en la que la naturaleza lo hace es siempre codificándose en estructuras cada vez más complejas, del ADN al cerebro y del cerebro a la cultura. Con la tecnología digital lo que estamos observando es la punta de lanza de ese proceso evolutivo. La construcción de tecnología es la construcción del lenguaje. Cuando hacemos tecnología nueva, estamos construyendo verbos nuevos, metáforas nuevas, extendiendo la capacidad de representar lo que vemos y yendo hacia nuevas complejidades. Lo interesante que tiene la tecnología digital es eso: la construcción del nuevo lenguaje es la antesala a la construcción de una nueva conciencia; y esa nueva conciencia llevará su tiempo, pero es el emergente de un proceso evolutivo que ocurre desde que la vida es vida.”

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