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Jueves, 26 de marzo de 2015

EL HIJO DEL PERRO AGUAYO DEJó DE LADRAR

Ring raje

El rudo y macizo luchador de pressing-catch murió en pleno acto.

 Por Hernán Panessi

El cuerpo cae seco sobre las cuerdas. Su compañero lo asiste: no va a volver, todo terminó. La tragedia empaña la fiesta. El Hijo del Perro Aguayo murió en su ley. Sus compañeros apuraron a terminar la pelea. Show must go on. Fue en Tijuana, durante el regreso triunfal de Rey Misterio a la liga mexicana tras algunas temporadas en las WWE y WCW norteamericanas. Mientras tanto, Rey Misterio se lamenta vía Twitter y El Hijo del Perro Aguayo es parte de la historia.

Era una de esas peleas de dos contra dos. En el cuadrilátero, Rey Misterio y Extreme Tiger luchaban férreamente contra El Hijo del Perro Aguayo y Manik. Durante la pelea, El Hijo del Perro Aguayo fue sacado del ring por unas tijeras aplicadas por Rey Misterio. El toque resultó mortal: impactó contra las cuerdas y su cervical tomó forma de S. El Hijo del Perro Aguayo murió en el acto.

Toda su suerte y toda su desgracia estuvieron otorgadas por la lucha. Un resumen diría que tenía 35 años, pesaba 75 kilos, medía 1,68 y era hijo de El Perro Aguayo, leyenda del catch mexicano. Obtuvo campeonatos nacionales de parejas, de equipos y algunos que otros mundiales. Le ganó las máscaras a Picudo y La Pantera, fue líder de Los Perros del Mal –los Molotov tocan con sus remeras– y su vida, desde chico, estuvo signada por ese cuadrado que representa apogeos y caídas de tipos con pecho ancho, brazos tonificados y habilidad animal.

Macizo como un tapón, vivió atornillado a músculos ajenos. Su trabajo fue golpear y dejarse golpear. Tenía el cuerpo magullado de tanto machacarse pero, aún así, contaba con la vitalidad de un jovencito. ¿Y dónde queda todo eso? ¿Dónde va a parar la estela ganadora de un guerrero muerto en combate? ¿Para dónde sigue esta ruta? Los destinos de los luchadores suelen estar ligados a devenires atribulados. La recomendación es leer El gigante que quiso ser grande, implacable perfil ensayístico de la periodista Leila Guerriero sobre el Gigante González, el argentino que peleó en la WWF y murió postrado en una cama.

Por caso, El Hijo del Perro Aguayo, considerado como uno de los tipos más rudos de la actualidad, integra desde este momento la fatídica lista de luchadores que han perdido la vida en plena faena. Y en un panteón de fibras tirantes, tendones pornográficos y cueros hirsutos, se suma a las trágicas desapariciones de Sangre India (1979), Oro (1993), Angel Azteca (2007) y Cometa Tapatío (2012). Todos decesos ocurridos arriba de un ring. Por supuesto que cada instante de la vida es un paso hacia la muerte. Pero, en verdad, la muerte no existe. La gente sólo muere cuando la olvidan. Vaya el recuerdo para El Hijo del Perro Aguayo, luchador de pressing-catch muerto en batalla que –ahora– es historia.

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