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Jueves, 16 de julio de 2015

LA PATóLOGA QUE ES HIT EN INSTAGRAM

Nicole trabaja en una carnicería

Un laburo con carne muerta + un look Suicide Girls = un perfil exitoso.

 Por Hernán Panessi

Los lugares comunes a veces aciertan. Por ejemplo: es imposible no impresionarse ante tanta sangre. Sin embargo, a Nicole Angemi aquello parece no conmoverla. Así, un Instagram lleno de podredumbre se volvió viral. Pero el lugar común abraza una excepción: impresiona pero el morbo está ahí. Late, provoca, se comparte. Y desde los Estados Unidos, Nicole, asistente de patóloga con pinta de Suicide Girl, sube a la web momentos de su vida cotidiana e instantáneas de su oficio. Ella corta, desmiembra y tajea. ¿Su material? Carne muerta. Clic, derecho a Internet.

Glándulas con pus, fotitos comiendo helado, videos abriendo piernas. Empezó hace un año y fue su marido quien la convenció de hacerlo. Su trabajo, en rigor, consiste en realizar autopsias, pero no tiene reparo en compartirlo con el mundo. “Mucha gente me agradece porque lo considera algo educativo”, comenta Nicole vía Skype. Cuando estaba en la universidad quería ser enfermera. Sin embargo, no le copaba tanto cuidar de otros. Un día sintió olor a podrido en una heladera, la abrió y descubrió que allí había unas piernas amputadas: eso la inquietó, pero también la cambió para siempre. “Tengo una pequeña obsesión con la muerte, aunque mi mayor obsesión es aprender”, explica.

En su casa tiene animales y flores disecadas. Animales y flores que estarán ahí (duros, estáticos) para la eternidad. Y en su Instagram, que contiene la friolera suma de 311 mil seguidores, todo un fenómeno pop, una coctelera de fotos que van desde un feto fresco hasta tiernos retratos de su pequeña hija andando en cochecito. Todo convive en instagram.com/mrs_angemi, tal vez la cuenta más shockeante que exista en toda la WWW.

Hubo fotos que no llegó a subir. Su miedo es que Instagram se las baje. A la sazón, no sube imágenes donde se puedan reconocer caras o marcas de nacimiento. De manera que no tiene enojados por haber subido a la red fotos rebanando al abuelito del vecino.

Su historia es tan especial que la popular revista Vice le dedicó un documental. Allí se pone sus guantes, asoman sus serruchos y se la puede ver (tierna, adorable) hablando sobre su berretín: convertirse en la Sherlock Holmes de la carne. Ella busca, escarba y encuentra. Ella trabaja con la muerte.

Dice tener una vida normal: escucha música, toma café, habla mal de su marido mientras abre un cuerpo. Lo dice y se ríe. Y no, contra todo pronóstico, no le gusta el cine de terror. Ni el gore, ni el slasher, ni ninguno de todos esos géneros truculentos. ¿Por qué? “Porque son demasiado falsos, no les creo nada.” Es que, a veces, los lugares comunes no aciertan.

¿Hay algo que te asuste?

—Sí, E. T., lo odio, me hace morir de miedo.

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