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Jueves, 10 de septiembre de 2015

LAS FANTASíAS ANIMADAS DE OLIUCANIT

“No tomamos nada en serio”

Dos ex Arbol y un Perico tributan a la TV.

 Por José Totah

Foto: Cecilia Salas

“El universo ya está protegido por el poder de Rohypnol”, “Quiero dormir con un albañil y revocar este corazón” y “Quiero aspirar crema chantilly para llorar merengues de amor” son tres afirmaciones que sintetizan bien la propuesta de Oliucanit, el power trío ultra flashero que armaron Gastón Gonçalves, bajista de Los Pericos, y dos ex Arbol, el batero Martín Millán y el bajista Sebastián Bianchini. Arrancaron versionando música de dibujitos animados de los ‘80, desde He-Man hasta Las Tortugas Ninja, Meteoro y Heidi, y terminaron haciendo un disco punkoso a su manera, con pinceladas electrónicas y temas propios que prometen.

En el escenario, tocan con antifaces y parecen tres marcianos medio revirados, dispuestos a destruir la Tierra si los pinchan un poco. El maestro de ceremonias puede ser un imitador del He-Man de los dibujitos, pero con pelo en pecho –el original se depilaba– y busarda. O un tal Willy Raqueta, que vestido de tenista que jamás pasó primera ronda de Wimbledon hace malabares con tres raquetas al mismo tiempo.

Los Oliucanit (fonética argenta de “All You Can Eat”, que remite a los tenedores libres) son antihéroes y podrían salir volando, pero seguramente se harían puré contra el primer edificio. Con esa estética de perdedores hermosos, que en el fondo se ríen un poco de la solemnidad del rockero promedio, hicieron un muy buen primer disco. Sus recitales tienen un fuerte componente teatral y navegan entre lo bizarro y la psicodelia. “La gente se engancha, toda la estética delirante atrae mucho”, cuenta Gonçalves.

“Nos interesó trabajar con los dibujos animados desde un lugar del absurdo, de generar un viaje, un juego, que en los shows se refuerza con nuestros antifaces”, explica Bianchini, que en un principio se juntaba con Gastón para versionar estos temas. En paralelo, el bajista de Los Pericos también se reunía con Millán para darle forma a canciones propias que tocaba con su ukelele. Al final, juntaron todo y se armó esta ensalada, que tiene momentos interesantes en tracks como Mocasín y en varios covers de los dibujitos.

Es un hit la musiquita de Heidi, que de por sí ya es bastante tristona y se engancha con una versión alegre, casi de videojuego, de Adiós mundo cruel, de Enrique Guzmán. O la canción Fea, de la película El Milagro de P. Tinto, ensamblada con Beautiful, de James Blunt. “No nos tomamos nada en serio”, certifica Millán.

“Todos los temas que hacemos se bancan un fogón”, afirma Bianchini, y Millán avisa que ya están proyectando llevar la propuesta de Oliucanit a México: “Creo que allá puede funcionar perfecto”, anticipa.

* Viernes 11 en Liverpool Bar, Arévalo 1376. A las 21.

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