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Jueves, 7 de enero de 2016

AHORA LAS REGLAS LAS PONE GRIMES

LA PRINCESA BARROCA

Con Art Angels, la canadiense sube la vara del electropop.

 Por Lola Sasturain

Claire Boucher (aka Grimes), la princesa canadiense indiscutida del pop en la era posmoderna, tuvo en vilo a las audiencias con tres años de silencio post Visions, el álbum de 2012 que le significó la corona y con el cual el mundo se obsesionó: una pieza etérea, deconstructivista, sofisticada, freak y totalmente cohesiva de electropop. La presión mediática pareció ser demasiado para Grimes, más acostumbrada a tocar de madrugada en antros suburbanos que a las tapas de revistas, y su siguiente álbum fue amagado largo rato. Lanzó algunos singles –Go, Entropy o REALiTi, incluido en el álbum– pero luego se hecho atrás, diciendo que comenzaría de cero su nuevo disco, proyectado para 2014, porque el material en el que venía trabajando le resultaba “deprimente” y no le daban ganas de tocarlo en vivo.

Tanta ansiedad se vio finalmente satisfecha el 6/11 con el lanzamiento de Art Angels, producido, mezclado, compuesto y cantado (casi) íntegramente por Grimes vía su laptop. El primer tema dado a conocer fue Flesh without Blood/Life in the Vivid Dream, extensa y pegadiza suite de pop bubblegum que dejó perplejos a sus fanáticos. Y si bien el track no le hace justicia al album, es imposible elegir uno que sí. Porque a diferencia de Visions, Art Angels es tan ecléctico que es casi esquizofrénico y su sonido no puede resumirse con ninguna pieza.

El disco vira desde la balada piano a la Tori Amos del track introductorio, Laughing and not Being Normal, al pop más radial del primer single y de Pin, pasando por la electrónica raver de Kill V. Maim y el quilombo saturado y casi punk de SCREAM, en donde Grimes se desenvuelve por primera vez sólo como productora y deja el micrófono a la MC taiwanesa Aristophanes para una interpretación incomprensible y escalofriante.

Claire siempre fue fan confesa del K-Pop, Mariah Carey, Rihanna y Taylor Swift, y en esta nueva colección les hace honores desde su retorcida y vanguardista galaxia paralela: Art Angels, como buena obra de arte, suscitó primero reacciones adversas, para luego posicionarse como un claro vector del cambio de dirección del pop de los próximos tiempos. No tuvo miedo de defraudar ni de cambiar ni de hacer un álbum absolutamente pegadizo, girly y barroco que ni por un segundo deja de ser deforme, y así fue cómo abrió el juego. Poniendo las reglas en lugar de siguiéndolas, en su cuarto álbum subió varios centímetros la vara del electropop.

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