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Jueves, 17 de marzo de 2016

IDENTIDAD POST GéNEROS EN VIDEOJUEGOS

BIRDO SOMOS TOD@S

Aunque con apego a estereotipos, el mundo gamer es plataforma de protagonismos diversos.

 Por Stephanie Zucarelli

Toda persona que haya estado en contacto con algún medio narrativo tiene grabados ciertos tipos de roles que las tramas tienen para ser efectivas. La generación que se crió con una televisión y una consola enfrente también puede describir los típicos papeles: personaje principal, su compinche incondicional y diferentes niveles de villanos diabólicos y secuaces. Pero a partir de los ‘80 hubo una ruptura y en los fichines comenzaron a aparecer, con tono humorístico, avatares cuya personalidad no encajaba con su descripción anatómica.

Estos nuevos roles vinieron de Japón, donde ya existían pocas restricciones en brindar historias contundentes de elecciones de vida: ya en Super Mario Bros 2 aparece Birdo, un dinosaurio rosado descripto como “un muchacho que cree que es una chica”, y quien corrige diciendo que prefiere el apelativo “Birdetta”. Sin mucha filosofía detrás, la historia de Birdetta figuró en las primeras ediciones del manual del juego, pero tras su lanzamiento a Occidente, su background desapareció sin dejar rastro en la historia LGTB de los videojuegos. Apenas hace un año, un fanático comenzó una petición en Change.org para que Nintendo cambiara definitivamente su nombre y respetara la “elección” del personaje.

Entre la censura occidental y la restricción idiomática de los lanzamientos internacionales desde Japón, existen miles de historias transgénero desconocidas. Pero gracias a la popularidad de los juegos de pelea en casas de fichines se produjo la grieta que los gaijines necesitaban para que en su psiquis quedaran rondando una o dos figuras contundentes. Entre ellas Poison, la increíblemente sexy mujer trans del Final Fight (1990). Junto a su compañera Roxy, sufrieron un maremoto de censuras por la regulación de contenido occidental, pero finalmente fueron aclamadas por Capcom como mujeres transgénero post operación.

A pesar de que empresas como BioWare (Dragon Age, Mass Effect) promovieron en sus historias una total libertad de elección de orientación sexual, el mundo occidental rehuía a la problemática de identidad de género. Fue tan tarde como en 2014, con el lanzamiento de Dragon Age Inquisition, que apareció Cremisius Aclassi, un hombre transgénero descripto por el jefe de su facción como un “Aqun-Athlok”, es decir “nacido con un género pero que vive como el otro”.

En 2015 se agregaron dos nombres a la lista. El gigante Destiny de PS4, en su expansión The Taken King, relató por primera vez la historia de un personaje principal que hace la transición al género masculino. De todas maneras, y al igual que el Ned Wynert del Assassin’s Creed: Syndicate, sólo un breve trasfondo es revelado pero jamás se pone énfasis en su condición trans como eje de alguna parte de la trama.

Muchos insisten en que las problemáticas LGTB no deberían figurar en los videojuegos, ya que argumentan que poco tienen que ver con la resolución de los conflictos de los arcos argumentales. Sin embargo, la visualización de personajes trans es clave para poder crear una conciencia colectiva acerca de las identidades sexuales. Como escribió David Gerrod, guionista de la serie original de Star Trek, cuando la problemática del conflicto racial estaba en boga: “¿Cómo puede la raza humana aspirar a conseguir la amistad de las razas alienígenas si ni siquiera puede llevarse bien entre ella?”.

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