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Jueves, 17 de marzo de 2016

LA SUB 23 DE LA B METROPOLITANA

SEGUNDA SELECCIÓN

Un combinado de jóvenes del Ascenso y las apuestas fallidas de la AFA.

 Por Juan Ignacio Provéndola

El año pasado, la AFA recibió una curiosa invitación. Se trataba de la Nagjee Cup, uno de los torneos más viejos del fútbol de la India, que volvió a realizarse este febrero después de dos décadas. Históricamente animado por equipos de la región (los 35 campeones provinieron de la India y sus vecinos Pakistán y Bangladesh), la organización había decidido abrirlo al mundo para comercializarlo mejor. El sueño era contar con el Barcelona o el Bayern Munich, pero debieron conformarse con las reservas del Watford inglés, el 1860 München alemán y equipos de Ucrania y Rumania. De Brasil confirmaron al Atlético Paranaense. Y la AFA, a diferencia de los demás países, decidió mandar una selección y así se armó un combinado sub23 de la B Metropolitana.

Existe un antecedente ochentoso que los memoriosos nunca olvidan. Fue para otro torneo remoto, en Malasia. Argentina lo ganó en 1983 y fue invitada para el año siguiente, pero realizó una penosa tarea y se retiró con un escándalo de sobornos. Gloria y ocaso para una experiencia que ahora buscó replicarse con la misma excusa: otear talentos del ascenso para promoverlos al fútbol grande.

La AFA consagró a la cabeza de la aventura a Julio Olarticoechea, sobreviviente de la última apuesta del grondonismo: la Generación del ‘86. Además de Diego Maradona (segundeado por el Negro Enrique) y el Checho Batista en la mayor, otros campeones como el Tata Brown, Oscar Garré y Marcelo Trobbiani tuvieron su oportunidad al frente de selecciones juveniles. Todos aparecen en las fotos más tristes de los últimos proyectos de alcance nacional, timoneados en la sombra por Humbertito Grondona.

Tratando de menguar ese estigma, el Vasco armó un plantel con jugadores de Chacarita, Atlanta, Deportivo Morón, Almirante Brown, Español, Riestra y otros tantos elencos de la tercera división del fútbol argentino. Entre ellos Miguel Barbieri, central crack de Defensores de Belgrano que, en pleno viaje, se enteró que había sido incorporado por Racing de Avellaneda.

La Nagjee Cup se dividió en dos zonas de cuatro equipos, cuyos dos primeros avanzarían a semifinales. Argentina viajó como uno de los principales favoritos, sabiendo que su historia le cuelga en cuanta competición se presente. Su preparación no fue la más alentadora (empató con Deportivo Laferrere y acumuló resultados similares) y el panorama se acentúo en India: cayó estridentemente (0-3) en su debut ante el 1860 München y quedó con un pie fuera al siguiente partido, que perdió contra el FC Dnipro ucraniano con dos goles en tiempo de descuento. Para Goal.com, el único sitio deportivo internacional que siguió el torneo, Argentina había sido “humillada”.

Pero lo peor vino al final: después de perder el tercer y último partido (0-1) ante el Shamrock Rovers irlandés, el jugador Danny North twiteó: “Los argentinos son una raza horrible, escupen y todo”. Consciente de la repercusión que podían alcanzar expresiones semejantes, el británico volvió privada su cuenta... y siguió: “¿Llamarías ‘humano’ a alguien así?”. Argentina fue el único de los ocho equipos que no sumó puntos ni anotó goles, tal el saldo de la última apuesta que hizo la AFA a su propio futuro.

A pesar de todo, hubo quien la pasó peor. Fue Ronaldinho, “embajador de honor” del torneo. Asistió para inaugurarlo dos semanas antes del primer partido, ya que su agenda no permitía mejores coincidencias. El aeropuerto de Kozhikode, ciudad sede del torneo, se atestó de cientos de futboleros indios y, mientras Dinho se retiraba en un vehículo, un pesado semáforo cayó como guillotina dos metros delante suyo. Una burla a las expectativas: lo más excitante de la Nagjee Cup sucedió 15 días antes de que rodara la primera pelota.

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Imagen: CECILIA SALAS
 
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