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Jueves, 24 de marzo de 2016

EL MITO DEL “PAíS NORMALIZADO”

Escuela normal

¿Qué entrañan las “decisiones técnicas” y ciertos conceptos de la política new age como “volver al mundo” o “sincerar la economía”?

 Por Mario Yannoulas

La idea de un “país normal” parece una vetusta utopía que se replica infinitamente en taxis y charlas de bar desde hace tantos años que es difícil rastrear su creación. Es tan imprecisa que alberga casi tantas interpretaciones como especies había en el Arca de Noé. Pero que los procesos de “normalización” existen, existen. El propio dictador Jorge Videla mencionó la palabra varias veces. Desde luego, como una creación subjetiva pero no antojadiza de quien la proclama: suele estar conectada con sistemas de pensamiento o cosmogonías ya existentes que, en un juego de suma cero, supone ganadores y perdedores. Hoy, la manifestación en Plaza de Mayo va a volver a ejercer su repudio hacia la última dictadura militar, un proceso por definición “normalizador”, que no reparó en los derechos ni la dignidad humana para alcanzar su objetivo. Con la visita del presidente de los Estados Unidos como catalizador, si nos quedamos sólo en las formas, estamos ante un caso de árbol que tapa el bosque.

A 40 años del golpe, la historia escrita y oral que se puede recibir en el entorno y la escolaridad tienden a centrarse en las formas. Es en parte lógico, un relato sanguinario es susceptible de devenir en mito cuando las caras más visibles se disipan por orden de la naturaleza: algunos murieron presos, otros todavía tienen esperanza de ser liberados. Pero la juventud no puede dejarse llevar por el vaciamiento del contenido político, económico y social que el auto-titulado “Proceso de Reorganización Nacional” quiso implementar mediante el terrorismo de Estado. Hoy las órdenes no provienen de un tipo de bigotes vestido de verde; pululan por los tribunales, los venden amables personajes entre gritos, sonrisas y PNT desde los debates viciados del prime time, aduciendo neutralidad, asepsia. Exigiendo más “normalidad”.

Ese anhelo incluye también más privilegios para la gran burguesía nacional, más dividendos extraordinarios para latifundistas que especulan, más prerrogativas para fabricantes extranjeros que con sus productos acorralan a la industria local, más participación de los organismos de crédito internacionales y más nacionalismo, pero del chauvinista. ¿De dónde sale todo eso? Probablemente de tu bolsillo. No te preocupes, es normal.

“Volver al mundo”, “sincerar los precios”, “liberar el comercio”, “tomar deuda para crecer”. Si no escuchaste alguna de estas cosas en los últimos meses, no estuviste leyendo las noticias. La cosa se pone peor cuando algún alto funcionario pretende retomar la discusión del número de desaparecidos, o reinstalar la teoría de los dos demonios. Todas son decisiones “técnicas”, inalcanzables para gente común como vos, y que no te van a perjudicar en nada: sólo van a hacer de la Argentina un país más normal. Quizás esto ya lo sabías. Pero, a 40 años de la peor dictadura de nuestra historia, y a 15 años de 2001, no está de más recordarlo.

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