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Jueves, 14 de julio de 2016

TWITCH Y LOS INDIES CON SPONSOR

Sacrificio y transmisión

La plataforma de streaming para gamers entraña una nueva tribu urbana con base digital: “streamers” cuentapropistas bancados por marcas.

 Por Andrés Valenzuela

El chabón es enorme, y cuando abraza a la piba, la levanta en el aire y ella ríe divertida. “Bien, nena, ¡felicitaciones!”, grita él por encima de la música al palo que suena en las dos plantas de un centro de convenciones palermitano. La chiquilina es Zaap125, tiene 22 años y acaba de pegar “un partner” en Twitch.TV. Dicho en criollo: se hizo suficientemente conocida como para que la plataforma de transmisión online de partidas de videojuegos le ponga unos mangos y tal vez, como muchos otros, acceda al sponsoreo de algunas marcas del palo, que saben bien de su influencia entre los gamers.

Zaap y su amigo no están solos. De hecho, ahí viene un grupo nutrido de streamers, casi todos amigos y miembros del colectivo Twitch Argentina. Según cuenta TheArgie –Ignacio Agustín Estanga, jefe de Gerentes de la plataforma para la América hispanoparlante–, en el país hay entre 100 y 200 mil usuarios únicos de la plataforma. De ellos, 5000 son streamers y hay unos 300 partners. Estanga destaca la fortaleza de la comunidad local y el compromiso de los streamers locales. Los pibes del grupo Twitch Argentina le dan la razón. Esa tarde, cuentan unos 700 en su grupo de Facebook. Esta, ya son 800.

Constanza Luciani –Connie o, perdón, Omeguis– da tips a su auditorio para ser mejor streamer. Sobre todo para conectar y fidelizar a los “viewers”. La posta es transmitir durante más de dos horas, porque recién a la hora y cuarto se llega a una buena cantidad de visitantes. Hacerlo al menos tres veces por semana (porque stremear es un placer, dice, pero “también tiene que ser un sacrificio”). Y es fundamental atender todos los comentarios, hasta el más boludo.

Un poco siguiendo esa filosofía, Connie se interrumpe varias veces para alcanzar el micrófono al auditorio, donde hay varios colegas. Ahí asoma Tascher, conocido jugador competitivo de Halo, que también aporta sus consejos para stremear más, mejor y con mucha llegada. O la propia Zaap, aplaudida a instancias de Omeguis. Los pibes (ninguno llega a los 30) son referentes, pero no se presentan como divas. En el piso de arriba otro streamer, Coscuu (una de las “estrellas” del ambiente local) se saca fotos a carradas con cualquiera que se lo pida, e incluso cede su lugar a un flaquito del público en una partida de Counter-Strike (y el loco, mirá vos, termina dándole la victoria al equipo en una ronda). Para inaccesibles, cuentan, están las donaciones. “Son como un Pokémon legendario, están pero nunca se ven”, bromea Omeguis.

“Yo empecé siguiendo algunos canales más que nada porque en la televisión no había nada que me interesara”, señala Dreigon. Los otros asienten y comparten historias parecidas. Un día, Dreigon dejó de observar y empezó a transmitir. “Y empezó a caer gente.”

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