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Jueves, 29 de septiembre de 2016

LA VELA PUERCA, 20 AñOS NO ES(Tá) NADA (MAL)

“SIEMPRE ENFRENTAMOS ESTA HISTORIA DESDE UN LUGAR SANO”

Cebolla y Enano revisan la historia de una banda fundamental del rock rioplatense de este siglo, que creció con la única prepotencia que tienen: la de su fuerza de trabajo. Desde Deskarado a Erase y con una gira que va de Bariloche a Estados Unidos a cuestas, lo repasarán todo en noviembre en Ferro, mientras siguen moviendo su souvenir: una birra artesanal suavecita. Es que como la birra y como señalan los cantantes, La Vela es algo que, mientras dure, hay que vivirlo intensamente.

 Por Juan Ignacio Provéndola

desde Rosario
Foto: Gallo Bluguerman

“¡Gracias por venir a festejar con nosotros estos impensables años!”, saluda El Enano Teysera en el Anfiteatro de Rosario, después de un video de 10 minutos en el que se suceden imágenes del mítico debut de La Vela Puerca el 24 de diciembre del ‘95 en el bar El Tigre de Montevideo, los primeros viajes a Argentina, momentos de relajo intracamarines, furiosas tormentas de nieve en alguna ruta europea y otras perlas notables de archivo que sirven para recorrer su historia de manera cronológica. Luego, ya sobre el escenario, la banda desanda el camino inverso y repasa su discografía en prolijo orden desde el fin hasta el principio, lo cual sirve para recodar también a Erase, el último de los seis álbumes desde aquel estreno con Deskarado en 1998.

Así es como comenzó la gira que La Vela delineó para festejar sus dos décadas de existencia: con una fiesta a todo trapo en la que se destacó también la premeditada desprolijidad de una escenografía que homenajea a las performances teatrales que también caracterizaron los orígenes de la banda. Hasta allí viajó el NO para tutearse mano a mano con los dos Sebastianes que se debaten las voces puercas, justo antes de que continúen con la parte gruesa de la rotada, que incluye a Córdoba (7/10) y Tucumán (8/10), un interín en Estados Unidos y México, y la vuelta triunfal de noviembre, donde después de pasar por Mar del Plata (4/11), Necochea (5/11), Neuquén (6/11) y Bariloche (8/11) cerrarán el 12 en Ferro y el 19 en el Velódromo de Montevideo.

El slogan de la gira es “festejar para sobrevivir”, aunque están muy bien para tener 20 años de rock. ¿Cómo se ven ustedes?

Cebolla Cebreiro: Nos vemos de puta madre, pero es inevitable el paso del tiempo y el cansancio normal por las cosas. De todos modos creemos que, a diferencia del tango, 20 años no es poca cosa, entonces merecen ser festejados. Porque somos los mismos de siempre, porque nadie se tuvo que bajar por una pelea y porque siempre enfrentamos esta historia desde un lugar sano para todos.

¿Es cierto que cada decisión de la banda se somete a una votación colectiva?

Enano Teysera: Sí, aunque fundamentalmente en aquellos temas donde todos tenemos alguna competencia. Por ejemplo, en la forma de una gira o un disco. Y está buenísimo, porque logra que todos nos sintamos parte de la decisión, aunque lograr consensos también lleva más tiempo.

Cebolla: En cada canción todos intentan poner lo suyo, porque es la única manera de sentirse parte y defenderla mejor. Eso sí: cuando entramos en una madeja, recurrimos al autor original para que desentrañe esos enredos que veces no dejan avanzar.

Enano: Y cuando ni siquiera así logramos definir algo… tiramos una moneda. En serio: hace poco no nos poníamos de acuerdo sobre si terminar una canción en Sol o en Do y dejamos que decidiera el azar.

¿Qué otras reglas fueron imponiendo para preservar la convivencia?

Enano: Hace años que no vale el “no porque no”: te acepto el no, pero dame un sí. Si alguien se rompe la cabeza trayendo algo que no te gusta, rebatilo pero traé otra cosa. Ahora, antes de decir un no, todos la piensan, jaja. Pero son mecanismos que te los va dando el tiempo. Nosotros éramos todos amigos desde antes, pero con La Vela nos redescubrimos en otro vínculo, el de compañeros de laburo. Tenés que aprender a saber cómo y cuándo de decirle cada cosa a cada uno. Es psicología que te la dan los años sin tener que estudiar a Freud ni a Lacan, jaja.

La Vela siempre se dedicó a tocar casi sin descanso. ¿Cómo manejan el frenesí de las giras intensas con la espera de los viajes largos? Uno imagina emociones encontradas en un frágil equilibrio…

Cebolla: La psicosis depende de vos, de cómo estás de ánimo, de la historia que hay en tu casa en ese momento. Arrastramos cosas como cualquier persona y nos vamos atajando cuando uno se siente más o menos y flaquea. Por otro lado, somos casi 20 tipos y todos estamos porque queremos, no por compromiso u obligación, lo cual ayuda a la cabeza. Los viajes son de muchas horas, así que empezamos a conectarnos mucho entre todos con la cocina. Además vemos películas, leemos, conversamos… y soportamos. Pero hay otra cuestión mental a dominar más allá de las giras, que tiene que ver con la vuelta. Con bajar de esa euforia y de la aprobación de la gente… a la soledad. Nunca buscamos el aplauso, aunque es parte de la historia. Entonces llegás a tu casa y decís: ¿qué onda?

Enano: En 20 años nunca nos tomamos más de cinco meses de vacaciones. Nos cuesta abstraernos de esa ola y descender al plano. Siempre hay alguno que llama y dice: “¿Qué hacemos, che?”. Y otro le dice: “No sé, hacé abdominales, salí a correr, andá a pescar… ¡no me rompas las bolas!”, jaja. Y así empieza a ponerse la maquinaria en movimiento nuevamente.

¿De qué manera logran contener sus egos después de tanto reconocimiento popular?

Cebolla: Sinceramente pienso que nunca nos creíamos algo que no éramos. Uruguay, en ese sentido, es un país muy sano, ya que no te permite tomarte atribuciones que no te corresponden. Si te creés algo que no sos, la gente te condena y no te respeta. Si sos, digamos, “famoso”, el uruguayo te permite caminar por la calle. Es decir: te saluda pero te respeta, no te apabulla ni te quiere sacar las medias. Eso creo que ayuda a que tengas tu ego en niveles aceptables.

Los 20 años de La Vela se celebran con una gira y también con una cerveza especial. Una bebida muy asociada con el rock pero que últimamente también se convirtió en un objeto de culto como el vino, ¿no?

Cebolla: Es cierto, se está volviendo algo gourmet. La birra va de la mano del rock, está en los ensayos y también en las previas de los shows, tanto del músico como del público. Aunque igualmente nunca le hicimos culto: no tenemos canciones dedicadas a ella. De todos modos somos cerveceros y esta idea nos pareció muy buena. Va a ser una edición limitada, porque lo tomamos como un homenaje a estos 20 años pero también sabemos que nuestro rubro no es ése, jaja.

Enano: La idea surgió de Roro Ríos, un amigo de Tacuarembó que fue el primero que nos llevó allá, en 1998. Además tiene Cabesas Bier, algo así como el Antares uruguayo, a quienes a su vez involucró en esta movida. La idea es circularla donde se pueda en esta gira y seguramente también estará en algunos bares de Cabesas y Antares hasta que se acaben los litros.

¿Intervinieron en el “proceso de creación compositiva” de su cerveza?

Enano: Sí, de una. De hecho yo hice en su momento cerveza artesanal en mi casa, me gusta. Es una American Pale Ale con cuatro lúpulos, uno de los cuáles nunca se había usado acá, con lo cuál la hace original, otra de nuestras ambiciones. La idea era hacer una cerveza fácil, suave, que no tuviera mucho alcohol, para que pueda disfrutarla todo el mundo. Porque si hacés una Indian Pale Ale, que tiene mucha personalidad pero es amarga, tal vez no le cope a todos. A mí se me había ocurrido ponerle algún tono de yerba, pero era una jugada de riesgo. ¡Mirá si terminaba teniendo gusto a mate lavado!

Cebolla: A mí me van más las amargas, como las Porter, que se toman en cucharita, como un postre. Aunque esta cerveza me sedujo de entrada por su aroma frutal. ¡Hasta le encontré un mango que no tiene!

¿Cómo se imaginan dentro de otros veinte años?

Enano: ¡Con 63 años! ¡Paaaa! Creo que tengo los suficientes amigos de verdad como para que al menos uno de ellos venga en el momento adecuado y me diga: “Enano, por favor, no hagas más papelones”. Lo peor es no darse cuenta a tiempo. Sabemos que todo tiene un fin y La Vela no está exento de esto, es algo que va a suceder inevitablemente. Eso sí, mientras dura, lo vamos a seguir viviendo intensamente.

Cebolla: Hace unos años estábamos comiendo todos juntos y Clarita, la hija más grande del Mandril, que era más piba, vio una foto actual de los Rolling, todos demacrados pendeviejos rockeros, y dijo: “¡Papá, por favor decime que vos no vas a hacer este papelón!”. Esta historia empezó desde la inconciencia y creo que de la misma manera terminará. Podrá ser dentro de diez o también dentro de veinte años más, ¿quién sabe?

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