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Jueves, 6 de octubre de 2016

JOAQUíN LALLANA, ALTO ENCESTADOR

Ritos de elevación

Desde Atenas de Córdoba y entrenado por Oberto, el gigante pampeano de 2,16 metros proyecta un futuro sin techos ni fronteras.

 Por Javier Aguirre

Parece un chico común: tiene 20 años, estudia Ingeniería en Computación en la Universidad Nacional de Córdoba, le gusta el deporte y escucha cuarteto, reggaetón y electrónica. Pero algo no lo hace tan común: sus 2,16 metros de estatura. Las inusuales dimensiones del pampeano Joaquín Lallana encendieron radares de la comunidad basquetbolística argentina: si jugara en la NBA, estaría entre los cinco más altos de la máxima liga del planeta. Así que, aunque Joaquín llevaba dos años sin jugar por un problema con su pase, Atenas de Córdoba –el equipo más veces campeón de la Liga Nacional– acaba de incorporarlo a su equipo profesional para formarlo mientras compite.

Pocas veces la materia prima viene con tantos centímetros incorporados y Joaquín podría hacer historia. Por eso, aunque es muy flaco para su altura y deberá aprender mucho para brillar, las autoridades del equipo cordobés decidieron que no pierda más tiempo y lo enviaron a entrenar con el mejor: hoy, Lallana está a las órdenes de Fabricio Oberto, columna de la Generación Dorada, campeón olímpico y ex NBA: “Recién tuve un entrenamiento con él, pero fue lo mejor que me pudo haber pasado, es un ídolo. No sé qué hace entrenándome a mí”, cuenta Joaquín, emocionado, al NO.

“Mientras hago ejercicios para controlar la pelota bajo el aro, Fabricio se para en la otra punta de la cancha, hace números con los dedos y tengo que decirle cuántos muestra. Me explicaba: ‘Vos tenés que ver lo que pasa en toda la cancha’. Eso es concentración absoluta. Estoy muy agradecido, me abrió la cabeza”, comenta.

La estatura le abrió una puerta (alta) a Joaquín: “Tengo que agacharme para entrar a los shoppings, el mundo está hecho para los que miden 1,80, mis amigos se me cagan de risa”, se autocaga de risa. Y aunque le caen como rebotes las preguntas sobre el profesionalismo, la Selección o la NBA, el gigante veinteañero intenta no perder el foco: “Estoy muy concentrado, tengo que aprovechar lo que me está pasando. Por ahora quiero ser parte del primer equipo de Atenas y no mirar más. Tengo que llegar a cierto nivel antes de soñar.”

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