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Jueves, 27 de octubre de 2016

BASTA > POLI DE SR. TOMATE, PAT DE KUMBIA QUEERS Y #NIUNAMENOS

“Esta lucha es de todos los días”

Son referentes de un modo sustentable de hacer música desde la independencia y la autogestión, y en su poética filtran todo eso que le retrucan al mundo establecido: la definición de género, la identidad impuesta, el patriarcado, la violencia, las responsabilidades del Estado y la urgencia de nuevos marcos para asuntos como el aborto. Rockeras y todo, dos voces sumadas a los aullidos de un movimiento que está despertando conciencias al punto de que, alegremente, ya nada será igual.

 Por Julia González

A Natalia “Poli” Politano, de Sr. Tomate, la confundían. No sabían si era un hombre o una mujer. Creció trepando árboles en Tres Arroyos, al sur de la provincia de Buenos Aires. Tiraba piedras e iba a pescar en la quietud normal de un pueblo. Algunas maestras la retaban porque hacía cosas que no eran de nena, como revolcarse en el piso, jugar a la pelota o pegar. “Es muy difícil cuando todo empieza desde tan chico porque absorbemos todo y nos juega en contra. Primero por la necesidad de vivir la libertad y luego por todas las cuestiones que los mayores dicen que es ‘lo correcto’”, dice. Sr. Tomate se formó en La Plata hace 13 años y su trabajo fue autogestivo, produciendo y gestionando cada acción, ya sean discos, recitales, remeras, viajes o afiches. “No he laburado con la música de otra forma. Me siento cómoda y a gusto así, con la libertad de escribir lo que siento y quiero decir, y de la manera que quiero decirlo. Me hace feliz y mejor persona”, reconoce.

Patricia “Pat” Pietrafesa (Kumbia Queers, Barflies) siempre reparó en la fuerza de las mujeres y su lucha fue coherente desde ese lugar. Con She Devils, trío garaje punk junto a Pilar Arrese e Inés Laurencena, hicieron desde mediados de los ‘90 y durante casi diez años los festivales Belladona para mujeres rebeldes, un lugar de expresión y libertad al que convocaban a participar con música, artes plásticas y fotografía.

Poli descree de la posibilidad de relacionarse entre personas sin antes confirmar el género. Y pregunta: “¿Eso es la identidad? ¿Tener que definir un sexo?”. Las canciones que escribe tienen un receptor carente de género, se dirigen a un otro sin sexo. “Había cosas de la parte masculina que me identificaban mucho más, como este tema de la libertad de jugar a la pelota, fantasear con los piratas y juegos que tenían que ver con los varones. Pero también sentía que cuando estaba con varones yo tenía tal vez otro tipo de energía, y tenía que ver con el lado femenino”, cuenta. Por eso de chica no entendía qué pasaba y decidió mantenerlo oculto: “Cuando crecí no fue que lo resolví muy fácil, pero cuando comencé a escribir encontré que no podía decir las cosas desde un género particular. No podía hablar como si fuera una mujer o como si fuera un hombre. Soy más sincera hablando de esa manera, como un ser”.

En 1998 She Devils comenzó a difundir su postura por la despenalización del aborto y grabó el split El aborto ilegal asesina mi libertad junto a Fun People. “Todavía no cambió la situación con respecto a esto. Tocamos en cantidad de festivales feministas en otras partes del mundo y con Kumbia Queers la cosa se extendió, armamos una cooperativa y nos lanzamos a poner en práctica nuestros sueños: viajar, grabar, editar discos, transformarnos según van cambiando nuestras vidas y romper con ese prejuicio de que las mujeres somos competitivas y nos llevamos mal. A la mierda, aquí seguimos”, se planta Pat.

Poli y Pat son dos voces fuertes y actuales dentro del rock: Sr. Tomate sacó Augurio el año pasado y tocará el 11/11 en el Matienzo con Hiroshima Dandys y Niños Envueltos; y Kumbia Queers publicó Canta y no llores y durante octubre giró por el norte y tocó en el Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario. Pero ellas conviven, al igual que cada una de nosotras, con situaciones naturalizadas de violencia hacia la mujer. Las cifras de femicidios son contundentes: nos están matando. También hay otros indicadores que marcan el abuso del poder del machismo y la misoginia, situaciones cotidianas, naturalizadas, y es menester desterrar. Sería necio dejar pasar movimientos recientes como el Encuentro Nacional de Mujeres, en Rosario (ver recuadro), el paro y la movilización del 19/10, y las distintas manifestaciones de #NiUnaMenos.

En esas expresiones se hicieron escuchar los aullidos. Se interpeló al patriarcado por los abusos perpetuados a manos del poder de la violenta energía masculina. ¿Acaso estos femicidios, amparados por un Estado ausente, sean los últimos coletazos de un régimen patriarcal que está cayendo? Los machistas y los misóginos lo saben, y temen por su privilegio. Temen al feminismo, tal vez la fuerza política más potente del país. Los aullidos son claros, desean destruir el patriarcado. “Hay deseo en el grito del puma, en el grito del jaguar, quienes gritan cuando ven a hombres que no caminan sino uno o dos. Desean destruirnos”, eterniza el Popol Vuh o libro del consejo. El aullido de las mujeres es como el de los coyotes, los pumas, los jaguares, y avanza en las manifestaciones, busca que dejen de cazarlas, lo pide a gritos: “Dejen de matarnos”.

¿Qué podemos hacer como individuas, concretamente y más allá de las marchas y encuentros de mujeres, para lograr cambiar y desterrar el patriarcado?

Poli: Desterrar esta idea nefasta del patriarcado va a llevar mucho tiempo y por eso me parece importante tener una gran constancia a la hora de discutir, decir, mostrar y gritar qué es lo que no se quiere más de esto, y por qué no se quiere más esto. Estar claras y presentes, y sobre todo no tener miedo a decir y a luchar delante de quien sea. Esta lucha es de todos los días. No hay que tolerar más nada que sea ofensivo y violento hacia la mujer.

Pat: Justamente las marchas y encuentros tienen que ser más seguido en todas partes, mujeres unidas por algo tan básico: “Dejen de matarnos”. Por eso creo que la unión es indiscutible porque seguramente cuando se afinen las cuestiones serán más visibles las diferencias, pero en estos reclamos tan viscerales estamos todas juntas. El patriarcado está en todxs nosotrxs porque hemos sido criadxs así, es un trabajo diario deconstruir estas costumbres. Y como en todo, eso comienza por el día a día, por nuestros ámbitos, charlar, informarnos, leer. Por eso también los espacios de conversación son súper importantes. Supongo que nos pasa a todxs tener actitudes machistas en nuestra vida diaria; me ha pasado públicamente también y lo que deseo es desaprender.

¿Piensan que está cambiando la naturalización del rol de la mujer a raíz de las movilizaciones alrededor de #NiUnaMenos?

Poli: Creo que estamos en un gran cambio. Hemos dado vuelta una página. Las mujeres nos estamos uniendo y organizando. Ya no será lo mismo. Muchas mujeres se animan a decir qué les sucede a partir de estas movilizaciones y se siente una unión fortísima entre miles y miles. Realmente siento que ya no será lo mismo.

Pat: Ni una menos se viralizó, incluso seres tan horribles que cosifican a la mujer y promueven todos los valores patriarcales como Marcelo Tinelli levantaron el cartel. Espero que haya servido para que personas que jamás se plantearon sobre esos temas los comiencen a hablar, para que en las familias dejen de criar opresores y dominadas. Se trata de poner el grito bien fuerte. Se rompió el silencio, no nos callamos más, esta fuerza incontenible comenzó a agrietar las tapas que nos venían sofocando. Y van a seguir explotando por todos lados. Ni una menos es también Ni una menos por aborto ilegal.

¿Qué posición tienen acerca de la identidad y la diversidad sexual?

Poli: Creo que todo está en aceptarse de la manera más genuina y sincera. Esta vida es solo una y no está bueno derrocharla en el miedo a no encajar. Eso es una mentira. ¿Encajar en qué? ¿Quién me dice cómo tengo que ser? ¿Quién me dice qué tengo que ser? ¿Por qué tenemos que obedecer? ¿Y qué sucede si no soy lo que pretendés que sea? Todo es más simple: soy esto y punto.

Pat: La identidad se nos impone al nacer, el contexto sociocultural nos va etiquetando. Qué bueno sería descartar todas las etiquetas y experimentar guiadxs por nuestra intuición y placer para armar nuestra propia forma. El concepto de que sólo podés ser hombre o mujer es ultra restrictivo, es la herramienta de la heteronorma para mantener el estado de opresión en el que vivimos. La diversidad es lo que nos enciende, nos nutre, nos deja volar. Que cada quien haga de lo que desea, lo que pueda.

Foto: Cecilia Salas

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