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Jueves, 27 de octubre de 2016

TUS MáRTIRES, NUESTROS MáRTIRES

Preguntas sin respuesta

La obra que cierra el tríptico del grupo Impacto Teatral indaga en la apropiación de ídolos, héroes y difuntos populares.

 Por Brian Majlin

¿Qué es un mártir? ¿Cómo se gesta y cómo se dividen su historia de su cuerpo, y la persona que fue de la imagen que la sociedad se apropia? El grupo Impacto Teatral, dedicado hace 12 años a la performance y la intervención en espacios públicos, provoca lo que su nombre invoca en la presentación de Mártires, obra que al año pasado irrumpió como cierre del tríptico que compone con El olvido de los cuerpos y B612 El Juicio.

Este grupo rompe con la tradición del espacio teatral porque se engarza en la lógica del espectador activo y del ritual como modo de transformación. Con sus performances pasaron por calles, escuelas, hospitales, shoppings. Y en este caso intervienen un espacio que permite mucho despliegue sin ser una sala tradicional: la fábrica recuperada IMPA. El sitio en que desde 1998 se produce aluminio en forma cooperativa, y que alberga experiencias educativas alternativas como bachilleratos populares, talleres y hasta medios de comunicación (Barricada TV o Radio Semilla), es el territorio elegido para sembrar éstas y otras preguntas que hacen a la forma en que vivimos a aquellos muertos por luchar a los que, sin embargo, se les arrebata su historia, se los escinde de sus significados y pasan a ser mero símbolo de fe.

La pregunta, mientras la obra se centra en las imágenes de santos populares como la Difunta Correa o el Gauchito Gil, es eminentemente actual ante mártires que siguen emergiendo. “Todos somos mártires en potencia –despliega en una de sus líneas uno de los intérpretes–, y por las dudas me voy a sacar una foto con todos ustedes.” Todos tenemos, después de producido el martirio, la imagen. El símbolo y la estampita.

Los mártires, sin embargo, no eligen su destino. A lo sumo, y en el mejor caso, pueden haber intentado medir sus riesgos, la peligrosidad de sus gestas y la valía de sus causas. No es lo mismo el Che Guevara que Lucía Pérez ni Lucas Menghini Rey que Maximiliano Kosteki y Darío Santillán ni alguno de los 30.000 desaparecidos que Mariano Ferreyra, aunque todos quedarán como emblemas de causas determinadas, más allá de si las promovieron en vida o las provocaron con su trágico devenir.

¿Y qué hacemos con los que vacían de contenido las gestas y causas de nuestros mártires? ¿Esos que se valen de la foto de los que sufrieron para dar testimonio –mártir viene del griego “testigo”– de un resquicio podrido de nuestra sociedad y le quieren sacar provecho? La pregunta que deja la obra resuena cuando se piensa en la estandarización pop de la imagen del Che, el cuestionamiento a la cantidad de desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar o los múltiples homenajes que, hace siete días y al cumplirse seis años de sus asesinato, se hicieron por Ferreyra. ¿Vale, acaso, cualquier homenaje y desde cualquier sector?

* Sábados en IMPA, Querandíes 4290. A las 21.30.

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