“No somos de Buenos Aires: somos de Caseros. Los tres nacimos ahí, aún vivimos a una cuadra de distancia y crecimos jugando a la pelota en la calle. Somos de barrio”, afirma Andrés Robledo, cantante y violero de Las Diferencias, que acaba de editar Al borde del filo, un vibrante segundo disco, más pesado y a la vez más sutil. Suma el baterista Nicolás Heis: “Nuestra preparación fue ensayar mucho, de domingo a domingo, para estar seguros con los temas, pero también para no tener miedo de tirar lo que se nos ocurriera en el momento, aunque pudiera salir mal”.
Esa sensación de vértigo le da a este power trío cancionero una identidad que se palpita en cada redoble, cada acorde y cada aullido. A pesar de haber estado tocando en los últimos meses por Bahía Blanca, Neuquén, Tandil, Mar del Plata y Córdoba, estos pibes que no superan los 26 años siguen en el rioba: “No podríamos vivir en capital: Caseros es una ciudad de trabajadores que se van a laburar a capital o alguna fábrica y a la noche vuelven a descansar. Allá la ciudad en un momento del día se apaga: no hay más autos, cierra todo y hay oscuridad. En capital están todo el tiempo encendidos”, dice Heis, baterista de este grupo de laburantes abocados a desarrollar una propuesta visceral y directa, veloz y emotiva.
“El anterior (No termina más, 2012) era mucho más estructurado y quisimos que este disco estuviera más cerca del vivo de la banda. Para hacerlo nos olvidamos de todo y de todos”, afirman dejando en claro que no se trata de credulidad sino de credibilidad, un viejo ideal un poco en desuso, pero aún eficaz. “Cuando uno está contento y cree en lo que hace, eso termina estando más bueno; uno tiene que encontrar su propia voz.”
Cuando llega el bajista, Alejandro Navoa, los tres a coro comentan que antes de grabar tuvieron una especie de epifanía rocknacionalera: “Cuando empezamos a tocar había muchas bandas clásicas de rock nacional que ni conocíamos, y en las notas que nos hicieron hubieron periodistas que nos enseñaron de donde veníamos, quiénes eran Manal o Los Gatos”, admiten con humildad.
Andrés: “Somos una banda independiente y el disco lo grabamos rapidísimo. Gracias a bandas que se movieron de manera independiente, como Pez –con quienes comparten sala de ensayo–, Los Natas –Sergio Ch produjo su primer disco– o El Festival de los Viajes, ese camino ahora existe. No creemos en el estereotipo del rockero reventado: ninguno de nosotros se droga, capaz que solo nos copa la música. ¡Somos uno de los pocos grupos de rock que no tenemos ni tatuajes! Hay bandas que están pasadas de manual: se visten como rockeros de Billiken, tienen tantos clichés del rock que de rockeros no tienen nada”.
* Jueves 24/11 en Niceto Club Lado B, Humboldt 1356. Desde las 20 con El festival de los viajes.