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Jueves, 8 de junio de 2006

AGUAS (RE) FUERTES

Corea

 Por Cristian Vitale

El otro día en un canal de cable pasaban el refrito de un partido de ultrascenso. Un equipo vestido de rojo, azul y blanco le ganaba a otro albiverde. Justo hay un gol de los tricolores y, cuando enfocan la hinchada, ¡eran todos chinos! “¿Qué es esto?”, pregunta, Aníbal, mesero del Bar La Camada de Lanús. “Mirá, boludo, son todos ponjas... ahora que paró el campeonato pasan fóbal japonés estos tipos.”

La imagen digna de Cha cha cha nos impacta a todos, bah... a dos o tres gatos locos colisionando porrones de cerveza. Unos 30 quías moviendo el antebrazo a la usanza barra brava bostera, que si encima te agarran te matan a golpes. “Estos deben ser todos karatecas –sigue Aníbal, arengado y sorprendido–, andá a decirle al Pitu que los enfrente”, dice, suponemos que refiriéndose a cierto pesuti de la torcida granate. No son ni ponjas ni chinos, tampoco pueden hacer demasiado por salvar al fútbol pero, innegable, reviven ese factor sorpresa que conjeturábamos perdido. El equipo, ganador a la postre, se llama ¡Deportivo Coreano! Antológico.

Tenemos un Paraguayo, un Italiano, un Español, un Armenio... pero ¡un Coreano! Qué bizarro. Siguiendo la ruta del supermercado, entonces, atamos cabos. El ignoto club nació el 11 de marzo de 2005 por iniciativa de Byung Soo Choi, un coreano podrido en guita que decidió invertir en fútbol. Choi vive en Floresta, pero como no podía registrarlo con esa locación improvisó una sede en Lobos. Ergo, el plantel hace 100 kilómetros todos los miércoles para concentrar y jugar de local cerca de la laguna. Y vuelve los lunes. Entre los jugadores no hay ningún coreano. “Teníamos tres, pero no se adaptaron y terminaron yéndose por voluntad propia”, dice Daniel Cuezva, preparador físico. Uno de ellos, el volante Jae Hong Ko, fue el último en abandonar porque no se adaptó a las comidas argentinas en las concentraciones, ni a la idiosincrasia del plantel.

El técnico es Roberto Di Plácido, muchos jugadores eran de Gimnasia y Esgrima de La Plata y el equipo de la nada pasó a ser revelación del Argentino C (el ultrascenso). De 14 partidos, ganó 8 (trituró a Las Heras 5 a 1), empató 5 y perdió uno. Y ascendió al B ganando esa final que llamó la atención colectiva en La Camada de Lanús. El perdedor albiverde fue Bella Vista de Bahía Blanca; se jugó en el estadio Adolfo Canteli de Saladillo, y los organizadores del encuentro solicitaron refuerzos de infantería de La Plata, por si el nuevo Depor perdía la chance y a la barra se le daba por desquitarse con los bahienses.

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