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Jueves, 16 de febrero de 2012

AMEL, UNA COSTUMBRE FAMILIAR

“Cuando mis viejos se juntaron hicieron estallar el universo”

 Por Facundo Enrique Soler

“El primer disco se va a llamar igual que la banda, como en los viejos tiempos. Va a dar mucho que hablar”, asegura Gonzalo Pallas, cantante y guitarrista de Amel, un cuarteto que se autodefine como de “rock nacional”, pero se anima a meter jazz, funk y ruidos pesados por igual a sus melodías progresivas (su lema es proponer un cambio positivo en la estructura musical). A la hora de hablar de estos muchachos hay que tener en cuenta que su influencia spinetteana va más allá del fanatismo, porque en realidad forma parte de un legado sanguíneo. Pallas es el hijo de Ana Spinetta (¿les suena el tema Ana no duerme?) y el encargado de tocar la batería en su banda es Gustavo Spinetta, su tío (sí, el hermano del Flaco). “Influencias tengo un montón, desde Los Beatles pasando por James Brown hasta llegar a La Máquina de Hacer Pájaros. Mi tío (Luis Alberto) en cambio es más que eso. Me regaló mi primera viola, me ayudó con el tema de la composición y siempre estuvo presente. Me dio todo”, responde al NO el joven de 23 años.

La banda se encuentra en la última etapa de gestación para tener listo su disco debut (ya quedó claro cómo se va a llamar) y la fecha de salida se estima a fines de marzo. “Hay un par de años de laburo en esto. Queremos sacarlo ya mismo para empezar a presentarlo por todos lados”, responde con ansiedad Pablo Castagneris, el encargado de tocar el bajo y el más joven de la banda, con tan sólo 22 años. El puesto restante de guitarrista lo ocupa Francisco Zunana, compañero del secundario de Pallas.

“Amel se autodefine con el género de rock nacional, pero en realidad trasciende lo musical. Yo por ejemplo modelé una pieza de cerámica con el nombre de la banda y también realicé una maqueta inspirado en las melodías; la idea sería tocar en un teatro dentro de esa maqueta”, cuenta Gustavo Spinetta, el baterista, quien por razones obvias compartió su vida con el Flaco, desde la infancia en Villa Urquiza hasta formar parte de la grabación de Artaud y compartir escenario en el recital de Las Bandas Eternas. “La influencia musical que tenemos nosotros está en el ADN, es algo genético. Cuando mis viejos se juntaron, hicieron estallar el universo”, resume al respecto Gustavo y, con esa teoría, está en lo cierto.

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