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Domingo, 21 de junio de 2015

FAN › UNA MúSICA Y COMPOSITORA ELIGE SU CANCIóN FAVORITA: CARMEN BALIERO Y “CONSTRUCCIóN” DE CHICO BUARQUE

MIS LADRILLOS

 Por Carmen Baliero

Escribir sobre una canción favorita es muy difícil. Porque lo que hace que una canción llegue a conocerse íntimamente y sea parte de nuestra historia, es la acumulación de la escucha. El entrenamiento del escuchar muchas canciones y música producen el oído musical y las preferencias personales.

De todas maneras, acepto el reto y decido dejar de lado maravillas que me cambiaron la vida, como Bola de Nieve, Zambo Cavero, Goyeneche, los hermanos Espósito, Nancy Wilson, Janis Joplin, Violeta Parra y tantos otros, para concentrarme en “Construcción”, de Chico Buarque.

Cuando yo era chica, alrededor de mis doce años, soñaba con dejar en la tierra una canción que la gente tarareara y no supiera quién había sido el autor o la autora. Así empecé a buscarla en todo tipo de ritmos, melodías y palabras que suponía eran de fluida aceptación por el oyente medio. Intentaba hablar de lo que todos hablamos, sentir lo que todos sentimos y cantar lo que todos cantamos. Mi concepción del mundo sabía que ¨todos¨ era un medio y una cultura muy determinada, pero eso no me detenía en mi gesta heroico-musical. Quería a toda costa, ser portavoz y juglar de mi mundo. Hasta que entendí “Construcción”, de Chico Buarque.

Conocía a Chico desde siempre, ya que en casa de mis padres se lo escuchaba entre tantas otras músicas. Allí conocí el jazz, la música clásica, impresionista, romántica, folclore, etcétera. Mi primera profesora de piano fue Lucía Maranca, con la que también aprendí sobre música contemporánea y atonal. Mi primer piano, cuando tenía aproximadamente 12 años, me lo prestó una amiga de mi madre que luego se exilió en España. En su casa escuchaba Chico Buarque. Durante su exilio fue necesario vender ese piano para solventar parte de esos años aciagos. Pero el gesto de generosidad fundamental, me permitieron empezar a tocar el piano. Chico Buarque está ligado a mis más afectos primarios. A mi infancia, al exilio de Liliana y a mis primeros pasos en la música.

Pero volvamos a la canción.

Tal vez, la escucha de tantas corrientes diferentes, me permitieron diferenciar las búsquedas más allá del código. Aquello que no se acomoda al formato sino que lo aprovecha. En todas las corrientes musicales se puede seguir un patrón o no. Es ese gesto libertario de hacer creer que se está siguiendo el orden establecido pero hay un mensaje oculto, que es el de la desobediencia musical que surge de la necesidad de tener pensamiento y deseo propio y confiar en que alguien puede gozarlo tanto como el que lo compuso. Esa música no pretende ser cerrada sino compleja.

El escucharla anima a inventar y a desear.

Entendí que “Construcción” no era una canción que todos tarareamos, era una invitación a construir canciones insustituibles, a inventar formas musicales, literarias, armónicas y tímbricas. Chico, junto con mi querido profesor de composición Coriún Aharonián, me enseñaron a pensar la canción, como una construcción indivisible en donde texto y música son una sola cosa. Aprendí a conmoverme y a emocionarme escuchando el riesgo, la individualidad, el pensamiento propio, la libertad de elección, la palabra justa, el silencio y la mirada propia. “Construcción” es una forma física, material. Está armada en base a ladrillos sonoros y ladrillos literarios, suponiendo que se puedan separar. Es una construcción dramática que va subiendo, como una pared, intercalando los sentidos como ladrillos y cayendo al vacío como la vida de ese obrero y de otros tantos. Si Chico Buarque hubiera narrado en forma lineal esa historia y la hubiera armonizado con acordes que resuelven por principio, el drama no sería tal. La rutina, el embotamiento, la falta de horizonte se hubieran perdido en un discurso paralelo, se hubiera invisibilizado la tragedia, como el obrero caído entorpeciendo el sábado.

Esta experiencia, no me llevó a hacer una canción que todos tarareamos. Tampoco a dejar de amar a varias de ellas. Pero creo que cada unx tiene su tendencia. En mi caso, me transformó en una constructora de canciones, que sigue buscando esa canción que nadie canta y sin embargo alegra el conocerla.

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