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Domingo, 26 de septiembre de 2010

FAN › UN ACTOR ELIGE SU ESCENA DE PELíCULA FAVORITA: DANIEL ARáOZ Y DESDE EL JARDíN, DE HAL ASHBY

La vida secreta de las plantas

 Por Daniel Araoz

Se me vienen a la cabeza como treinta y dos películas juntas, aunque hay dos en particular que me vuelven loco por sus personajes protagónicos: una es La búsqueda, una de las últimas de Wim Wenders, un director que me encanta, con Sam Shepard en una actuación que me voló la capa. Pero es una película que vi una sola vez y que ahora mismo recuerdo, por las ganas que tengo de volver a verla. La otra, y de ésta es que quiero hablar, porque me fascina, porque es una de las películas más importantes que tengo en mi videoteca, porque la vuelvo a ver cada vez que lo necesito, es Desde el jardín, con Peter Sellers.

Desde el jardín es una verdadera obra de arte, empezando por un guión en el que chocan la complejidad del mundo real con la simplicidad absoluta de su personaje, dando como resultado una auténtica revelación. Me encanta la escena en la que el protagonista sale de su pequeño mundo a la calle y se encuentra con ese otro mundo, externo, que no conoce, que le es totalmente ajeno. Una vez allí, por las suyas, su filosofía de vida lo lleva a cambiar toda una complicada ingeniería mental que existe fuera de su pensamiento y de su emoción. Yo creo que la película habla de lo absurdo es que es sostener la propia vida, rígidamente, en la posición económica que a uno le tocó. Creo que lo que plantea la película es que el problema, el gran problema de nuestras vidas, es económico. De alguna manera, lo que este personaje que interpreta Peter Sellers pone de relieve, así con su sencillez, como sin quererlo, es la caída del capitalismo. Como casi todas las grandes películas, como casi todos los clásicos, Desde el jardín tiene, en su propuesta emocional, un tinte político. Y esto queda claro desde esa otra gran escena en la que este hombre, el hombre que lo adoptó y que se está muriendo, un personaje que representa al poder económico, decide dejarle todo a su jardinero. El viejo rico termina preguntándose, en sus instantes finales, de qué te sirve el dinero si no podés tener un amigo.

Y el jardinero, Peter Sellers, sale al mundo y con su sencillo amor por una planta, les da a todos esos otros personajes a los que va conociendo después, y a los que va afectando emocionalmente, la posibilidad de volver a vivir. Esa escena que mencioné antes, en la que sale al mundo, sale por primera vez a la ciudad, como quien sale del útero de su madre, se vuelve inolvidable porque Peter Sellers encontró en este personaje su máxima expresión como actor. Es un actor que, por supuesto, me gusta mucho, al que disfruté viendo en las películas de la Pantera Rosa, y en esa otra cosa divertidísima que hizo con David Niven, La fiesta inolvidable. Pero creo que acá hizo una de esas cosas que una vez cada tanto consiguen los grandes actores: hizo que su personaje ya no pudiera ser interpretado por otro, que uno ya no se lo pueda imaginar con otra cara.

Vi Desde el jardín por primera vez en mi adolescencia, pero no sé si eso tiene algo que ver con lo mucho que me gusta, porque de algún modo yo sigo siendo un adolescente, nunca abandoné la adolescencia. Desde entonces la volví a ver varias veces: como dije antes, Desde el jardín es una de esas películas que cada tanto necesito volver a ver, y me refiero a que lo necesito espiritualmente, como necesito cada tanto volver a ver algunas de mis películas favoritas de Wenders, de Jarmusch, o La ley de la calle y Apocalypse Now! (y volver a encontrarme con ese otro personaje increíble que es el de Robert Duvall, que ya no se mosquea cuando le explotan las bombas al lado). O como necesito volver a poner un disco de Rodrigo: me hacen bien al alma.

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