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Domingo, 13 de mayo de 2012

FAN › UNA CANTANTE ELIGE SU CANCIóN FAVORITA: MELANIA PéREZ Y “OVER THE RAINBOW”

Sigue el camino amarillo

 Por  Melania Perez

Una de las primeras canciones que me han impactado a mí, que me han sorprendido, porque venía de escuchar otra música en mi infancia y en el comienzo de la adolescencia, fue “Más allá del arcoiris”. Seguramente fue el género, que era diferente a lo que solíamos escuchar en mi casa, que era tango tradicional, Neil Sedaka y música criolla, lo que me fascinó. Entre las canciones que me llevaron a indagar, a bucear en otros estilos musicales, fue la más importante. La melodía me pareció bellísima. Pero no sólo me gustaba eso, sino que todo el tema me provocaba un movimiento en el cuerpo: tenía que bailarla.

En ese momento debía tener doce o trece años. Yo ya cantaba en las fiestas estudiantiles, en la escuela primaria y en las reuniones familiares. Mis tíos han sido músicos populares, han tocado en las famosas orquestas criollas que se hacían en las carpas para el Carnaval. Y mi abuelo los contrataba y los hacía tocar, como parte de las orquestas de baile de esa época. Se escuchaba mucho folklore, mucho foxtrot y mucho tango, por supuesto.

La cimiente folklórica para mí ya estaba ahí: siempre respondí a eso. El sonido que le daban mis tíos a la guitarra criolla era muy emotivo. Muy pocas veces he escuchado ese sonido. Ellos pulsaban la cuerda con la yema del dedo gordo y la uña. Y la guitarra sonaba de una manera excepcional. Además, ponían el alma para tocar. Y eso me quedó grabado. Algunas grabaciones tengo de mis tíos tocando en el galpón. Después seguí escuchando música folklórica, que se entremezclaba con todo lo demás, el jazz, la música clásica y otros géneros que me encantaban.

Había otras cosas que me gustaban mucho, como las canciones de Los Plateros: me quedaba dura con esas voces, esas armonías. Ya estaba en mí el hecho de incursionar en grupos vocales. Cuando empecé a cantar a los diez o doce años, soñaba con integrar un grupo así. Había escuchado una versión antiquísima de “El gran simulador”, y me enloquecía con la idea de integrar algún día un conjunto de voces. No pensaba para nada en cantar sola en ese entonces.

Pero descubrir “Más allá del arcoiris” fue tan diferente a todo lo que conocía, que me quedó grabado para siempre. “¡Qué cosa hermosa es ésta!”, pensé. La escuché por primera vez en la radio. En ese entonces era LV9 Radio Güemes de Salta, que hoy en día es AM 840. Era una melodía orquestada. “Más allá del arcoiris” me transportaba, no sé si al espacio o hacia el cosmos. Era algo tan diferente, pero tan bello, que realmente me elevaba. Tenía una cadencia que se asimilaba a la de un vals y me llevaba a dar pasos de baile. Esa sensación me provocaba.

No era una canción de moda en ese momento, para nada. Seguramente, recién estaría dándose a conocer. Y la debe haber pasado uno de esos programas especiales que hay en la radio: siempre hay gente que difunde la clase de música que no suena a diario. Yo quedé inmersa en esa melodía. Y, con el tiempo, el entusiasmo iba creciendo. Hasta que la volvía a escuchar. Siempre en la radio. No conocía a nadie que la tuviera, tampoco tenía a quién pedírsela. Así que podía pasar un año hasta que la volvía a escuchar, aunque estuviera esperándola. En esa época, encima, sólo había AM. En Salta estaban Radio Güemes y Radio Nacional, que yo recuerde.

Y después, cuando fui grande y vi la película El Mago de Oz, parecía como que yo estaba predestinada a que me gustaran las películas musicales. Me enteré de que “Más allá del arcoiris” también formaba parte de una película. Y fue una revelación. No podía creer que mi gusto por esa melodía tuviera que ver con algo tan bello como esa película. Más adelante, cuando vi La novicia rebelde, también me llegó su melodía profundamente. Iba al cine a verlas, en Salta, pero ya era un poquito más grande. La única manera en que yo podía ir al cine era para acompañar a una vecina, porque de parte de mi familia nunca hubiera podido ir en ese entonces. Siendo muy chica, esta vecina, Lucía, me llevó a ver una película. Ella era joven, pero más grande que yo. Ella salía y a veces me invitaba: le pedía permiso a mi madre y yo la acompañaba. Supongo que lo hacía para no ir sola. Y así conocí el cine. No me acuerdo qué película era la primera, pero sí que me encantó ver la imagen en la pantalla grande. Pero bueno, así fue como descubrí El Mago de Oz.

Me gustan mucho el jazz, las orquestas, las armonías, los arreglos. Y el blues. Me gustan las cantantes como Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Morgana King. Siempre escuché música que no era folklórica. Con el tiempo, descubrí que lo que me gustan son las músicas de distintos pueblos. Por ejemplo, la de los pueblos originarios del Chaco salteño, sus canciones de cuna o de ceremonia: eso también me nutre, me enseña, porque expresa costumbres ancestrales muy sabias. Y también me gustan la música africana, las canciones de cuna japonesas, los cánticos mongoles y las melodías celtas, con sus relatos míticos. Y el tango: cuando tenía 17 años llegué por primera vez a Buenos Aires y me pegó muy fuerte lo que hacía Piazzolla.

Pero volviendo a “Más allá del arcoiris”, no sabía quiénes eran sus compositores. Mi entusiasmo creció al ver El Mago de Oz y desde entonces he visto muchísimas comedias musicales. Escuché “Más allá del arcoiris” tocada por orquestas e interpretada por otros artistas, pero hay versiones que a una la atrapan, y la versión definitiva, para mí, es la de Judy Garland. Aunque parezca increíble, no tengo ninguna grabación de ese tema. Tampoco tengo la película. Pero cuando la vuelvo a escuchar, a veces de casualidad, sigo sintiendo ese mismo impulso que me llevaba a querer bailar. Hay algunas pocas melodías que me producen esa sensación: no sé hacia dónde me llevan, pero el cuerpo se va con esa melodía.

Cuando era joven, dentro de esa provincianía, porque nunca había salido de Salta, soñaba o me hacía la ilusión de que en algún momento yo podía cantar o bailar melodías como la de “Más allá del arcoiris”. Y eso ha sido en mí una constante desde entonces. Me imaginaba a los rostros de esas voces, como algo mágico. “Más allá del arcoiris” tiene que ver con eso: lo artístico forma parte de un mundo de fantasía. Una muchas veces entra en ese rayo de luz imaginario y se deja iluminar, se deja llevar por eso. Es el camino inevitable de todo artista que, en algún momento, sueña o fantasea la vida que está iniciando. Y ahora, cuando la vuelvo a escuchar, me emociona, porque pienso que no estaba equivocada.


Melania Pérez se presenta el viernes 18 de mayo y el 1º de junio,a las 21.30, en Salta y Resto (Salta 755).

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