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Domingo, 8 de julio de 2012

FAN › UN MúSICO ELIGE SU CANCIóNFAVORITA: EDGARDO CARDOZO Y “CONSTRUçAO”, DE CHICO BUARQUE

EL PEZ PERFECTO

 Por Edgardo Cardozo

Si bien ya venía escuchando a Chico Buarque desde la adolescencia y varios de sus temas me habían marcado, “Construcción” marcó un antes y un después en mi forma de entender el oficio de hacer canciones. Tiene las tres cosas que definen a una canción: el pensar, el sentir y la factura, el arreglo, cómo está hecha. Todo eso está presente en su construcción. La obra de Chico siempre había estado presente, era un referente, pero lo escuchaba desde un lugar más virginal. En cambio con ésta me metí en la cocina de la canción. Empecé a pensarlas desde otro lugar.

Fue por el año ’92, en un taller que hice con Coriún Aharonián, un compositor y musicólogo uruguayo. Hacía años que estaba haciendo cosas: empecé a tocar y a grabar de jovencito, a los veinte, con Manolo Juárez, Jorge Cumbo y otra gente que estaba en esa onda folclórica. Sin embargo, en ese momento me había apartado de la música popular, del laburo como músico. Estaba metido en un grupo de teatro, La Pista 4, que era más bien experimental. Eramos cinco o seis, entre los que estaban Luis Ziembrowski y Gabo Correa. Yo componía la música de las obras, usábamos instrumentos no convencionales. En un lapso de diez años hicimos cuatro o cinco obras. Viajamos. Pero ese taller fue el que me trajo de vuelta a las canciones, a la música popular.

Tenía un gran respeto por Coriún, porque había trabajado con gente como Eduardo Darnauchans, Leo Maslíah, Fernando Cabrera y muchos otros músicos uruguayos. Todos fueron marcados por sus talleres. Carmen Baliero había participado en uno de ellos, y tuvo la idea de traerlo a Capital. Entonces Coriún venía desde Montevideo y daba un taller para un grupo de personas. Fue buenísimo: gracias a eso volví a hacer canciones.

A partir de esa experiencia tuve la percepción de que “Construcción” tenía esos distintos planos. Hay un plano del pensar, de las ideas, del intelecto. Hay un plano de los sentimientos. Y hay otros planos que tienen que ver con el hacer, la voluntad. Ahí me cayó la ficha de cómo Chico había integrado todo eso en una misma pieza. Muy finamente, había logrado unir lo técnico con lo expresivo. Así, bien amasado. Con un borde de refinamiento que es propio de la expresión popular. Y verlo todo junto te hacía decir: “¡Guau, este tipo la puso bien ahí! En el borde”. Me acuerdo que Coriún me presentó la canción así: “Fijate cómo hizo este loco, hasta dónde llevó el juego. Muy refinado, con sus propias reglas, pero llevado al extremo”. “Construcción” es una cota muy alta para la canción popular.

La letra sintetiza muchas cosas: la calle, la cuestión social, la situación política. “Construcción” es un relato de un obrero de la construcción que, estando en pedo, se cae de un sexto piso y se mata. Y detiene el tránsito. Digamos que ése es el extracto del cuento. La canción es terrible. Y, al mismo tiempo, está contada de muchas maneras: se va construyendo y deconstruyendo. Van cambiando las frases, se van intercalando. Y lo hacen de una manera brutal, porque va cambiando el sentido. Están el relato lineal y el simbólico, el poético: es muy impresionante cómo van cambiando a lo largo de la canción.

El arreglo es muy urbano, tiene muchos caños. Reproduce el latir de la calle. Y al mismo tiempo tiene el andar propio del Brasil: la base, el vehículo es tremendo. Tiene un elemento rítmico muy vivo, muy popular y verdadero. Muy pleno. Algunas canciones están pegadas a la versión original. A mí me gusta la del disco Construcción. La escuché en vivo, cantada por Chico, y claro que me gustó. Pero siempre me pareció una referencia a un arquetipo, a algo que ya estaba fijo: la versión original.

No soy un cabezón muy erudito, de meterme con la historia de una canción o su autor. Tampoco soy de seguir mucho la obra de nadie. Soy bastante desapegado en ese sentido. Está bueno lo por venir. No soy muy nostalgioso. Pero agradezco por ese despertar a toda la obra de Chico y a la de tantos otros que me enriquecieron. Ahora coordino talleres de composición y, a mi manera y salvando las distancias con el maestro, intento ayudar a generar ese proceso: a descubrirse uno mismo, como a mí me sirvió hacerlo a través de “Construcción”. Hoy mando a los alumnos a que la escuchen y después hablamos sobre ella.

Sería muy simple si hacer una canción fuera sólo una cuestión de sentarse a pensar el asunto. Estaría más fácil si fuera sólo voluntad y pensamiento. Pero hay algo más para que eso cobre vida y tenga esa chispa que tienen las canciones que te pegan y te conmueven. El sentimiento y el misterio. Porque lo tengo que poner así: “misterio”. Como dice Leonard Cohen: “Si yo supiera de dónde vienen algunas canciones, iría más seguido ahí”. Así que esa parte misteriosa te obliga a estar al acecho. A veces lo comparo con la pesca: no sabés ni lo que vas a pescar ni si vas a pescar, pero si no vas y tirás la caña, no pasa nada. Tenés que ir e ir. Y probar de una manera y de otra. Y volver a probar o tirar la caña.


Edgardo Cardozo adelanta su nuevo disco y repasa sus clásicos el jueves 12 de julio a las 21 en el CAFF
(Sánchez de Bustamante 764).
A partir del 19 de julio, se presentará todos los jueves con Puente Celeste, a la misma hora y también en el CAFF.


“Construçao” dio nombre al álbum de Chico Buarque de Hollanda de 1971, en plena dictadura militar en Brasil. Una obra maestra en la que el compositor, cantante, escritor y poeta sentó las bases de su propio estilo musical, bajo el influjo de la bossa nova. Las letras del álbum no ahorraban críticas a las autoridades militares, como “Deus lhe pague” y “Samba de Orly”. Pero también ponían bajo la lupa las condiciones de vida de los trabajadores brasileños, como en “Cotidiano” y en la citada “Construçao”.

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