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Domingo, 16 de septiembre de 2012

FAN › UN ARTISTA PLáSTICO ELIGE SU OBRA FAVORITA: MAXIMILIANO ROSSINI Y SIN TíTULO (PLACEBO), DE FéLIX GONZáLEZ-TORRES

¿Cuánto pesa el amor?

 Por Maximiliano Rossini

Querido Félix: Lo mío con vos es lo que se diría amor a primera vista, como cuando conocés a alguien y en los primeros 15 minutos ya te das cuenta de que esa persona va a ser importante. Te gusta casi todo, cómo ríe, cómo camina, cómo come y huele, esos gestos mínimos e imperceptibles que te enamoran y son difíciles de olvidar. Te gusta cómo viste, lo que dice y lo que no dice, las películas que mira, los libros que lee, la música que escucha.

Bueno, algo así me pasó con vos.. ¡perdón! con tu obra (o qué, ¿acaso no es la misma cosa?). Me gustan las guirnaldas de luces, apilar papeles, las cortinas de voile, me gusta armar rompecabezas, las cosas que brillan, me gustan los chicos que bailan sin pensar en nada sobre las tarimas de las discos.

Como todo estudiante de arte, te conocí por los libros, yo recién me estaba formando y vos ya estabas reproducido. Era el año 1998, apenas habían pasado dos de tu muerte, o sea, desde el vamos, lo nuestro fue un amor imposible. Qué más lindo que los amores imposibles, ésos en donde la muerte, el tiempo y la distancia no son ni ahí un obstáculo.

Sí, ya sé, tal vez que te escriba no te guste, escribiendo suelo ser cursi, obvio y común. Pero así es el amor, ¿no? Igual, hoy no me importa. Te confieso que es la primera carta de amor que escribo. Siento la necesidad de hacerlo.

Necesidad y deseo, sabés bien de lo que te hablo. Una vez contaste que hiciste Untitled (Placebo) porque necesitabas hacerla, para controlar el dolor. Sabés que, salvando las distancias, siempre sentí lo mismo a la hora de hacer obra. Te sale de las tripas; tripa y corazón.

Tuvieron que pasar diez años para que pueda verla en vivo. Lo recuerdo nítidamente. Me acerqué lo más posible a tu alfombra de caramelos, agarré un puñado, lo que me entraba en una mano, y me los metí en el bolsillo, los tuve ahí por semanas. Cada tanto metía la mano a propósito para sentir que me acompañaban en mis recorridos diarios, como amuletos.

Después me enteré de que era una obra dedicada a Ross, me gustó pensar que era su retrato en peso específico materializado en golosina, aunque es imposible que él hubiera podido ser tan pesado (500 kg de caramelos). Pero, ¿acaso sería posible definir cuánto pesa el amor? Siempre dijiste que él era tu público, el que más te importaba, recién después estabas vos y el resto.

Te estabas despidiendo de Ross y qué mejor que hacerlo con tu obra. Sí, hoy te digo que pude comerme un pedazo de él yo también.

El famoso binomio vida y obra lo resolviste perfecto, amorosamente. Vos sos tu obra. Hoy, yo soy vos.

Es un día perfecto para todo, aunque mi todo sea simplemente esto: regalarte algo mío que sea insignificante.

Algo así como encontrarte en la calle, besarte y decirte que cada día sos más hermoso.

Tuyo siempre,

Maxi.

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