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Domingo, 9 de noviembre de 2014

SALí

FOOD TRUCKS

 Por Cecilia Boullosa

DE LOS CARRITOS AL TRUCK

En un fin de semana lluvioso de Acción de Gracias, hace seis años, el chef Roy Choi salió con un camioncito por las calles de Los Angeles a vender tacos de carne con salsa barbacoa, salsa roja y condimento de cilantro, cebolla y lima a dos dólares cada uno. Sin saberlo, Choi, que había sido chef en hoteles 5 estrellas de la ciudad, disparó una suerte de revolución gastronómica: en pocos meses sus tacos corean-mex se convirtieron en icónicos, pasó de un camión a tener cinco, y muchos chefs –impulsados por la crisis y cansados de los alquileres altos de los locales– lo imitaron y se volcaron a las calles. En Los Angeles, en Nueva York, en Chicago y más allá. La idea prendió en grandes capitales y hace poco más de un año llegó también a Buenos Aires, que con mucho menos marketing hace tiempo que tiene sus carritos en la Costanera. Como la legislación porteña no permite que los nuevos food truck locales estén en las calles, sólo se los puede ver en festivales y ferias gastronómicas –Raíz, Masticar, Buenos Aires Market, Vinos y Bodegas–, eventos musicales –Personal Fest, Lollapalooza– o fiestas privadas. Algunos de los más conocidos son el de Matías Kyriazis, dueño del restaurante Paraje Arévalo, donde se puede probar su famoso huevo a 63º grados; Nómade, de Ernesto Lanusse (aquí la estrella son los min-pao) y el debutante Choribondi de La Cabrera, montado sobre un ex colectivo de línea, cuya especialidad es el sandwich de cuadril de kobe. Pero hay muchos más.

“Hace dos años veníamos dándole vueltas a la idea. Siempre estamos atentos a lo que está pasando en el mundo, en cuanto a recetas y situaciones gastronómicas nuevas”, dice Ignacio Cosentino, gerente general del Grupo Tenedor, que acaba de lanzar su propio food truck bajo el nombre Buenos Aires Food Street. Armado en un pintoresco camión Grumman Olson, hace un año finalmente debutaron en Rock & Drive con una propuesta simple, basada en sandwichs, cartuchos de pescado y papas fritas, papas bravas y chocotorta. Una cocina que juega con los sabores clásicos norteamericanos, en una versión de cuatro ruedas.

Para saber dónde va a estar el camión de Buenos Aires Street Food: en Facebook BuenosAiresStreetFood y en Twitter @BAStreetFood


CAMALEON INTERVENIDO

Prendieron motores hace muy poco, en el festival Raíz, que se realizó hace apenas una semana en el gigantesco predio de Tecnópolis. Pero con esta corta vida ya son uno de los food trucks que más prometen. Montado en un trailer intervenido por Marcos López (que lo pintó en vivo frente al público de la feria) y decorado con figuras de la Virgen, El Gauchito Gil y estampados animal print, El Camaleón Rutero es un proyecto de Sebastián Valles, dueño de La Pescadorita y La Dorita, junto al chef ejecutivo de la marca, Mariano Arriaga. “Vamos a hacer comida camaleónica. Nos vamos a ir adaptando a cada situación. A Raíz trajimos carne, pero en otros lugares podemos hacer ceviches, platos thai, risottos. Lo que quieras”, dice Arriaga, que trabaja en gastronomía hace 27 años (comenzó en el restaurante Azul Profundo) y vivió 15 años en Europa, donde cocinó para el Cirque du Soleil y hasta para Ferran Adrià.

En el día más fuerte de Raíz, el sábado, vendieron más de 1200 sandwichs mientras López terminaba de dar los últimos retoques a un enorme camaleón multicolor que decora la parte trasera del food truck. El plan es seguir sirviendo una comida rápida y económica con una vueltita de tuerca gourmet. Por ejemplo, un prosaico sandwich de cuadril a la parrilla, potenciado con un alioli de berenjenas preparadas con cilantro, rúcula y tomate confitado y servido en un buen pan de campo, de receta propia. O uno de bondiola con cebollas caramelizadas y una barbacoa más ligera, con semillas de anís y cardamomo. Para agregar a gusto y placer, salsitas de todo tipo, empezando por el chimichurri y terminando en los picantes de diferentes graduaciones.

El Camaleón Rutero es tal vez el más argentino de los food trucks. Recupera la tradición del puestito al paso de carretera, del interior del país –desde la estética algo kitsch y la propuesta–, pero con la libertad de no tener que estar fijo siempre en un mismo lugar. Prometen ir allá donde los llaman. La aventura de El Camaleón recién comienza.

Para saber dónde va a estar el camión de El Camaleón Rutero: en Facebook CamaleonRutero y en Twitter @camaleonrutero.


EL AJI MAS DULCE

La película Chef, la receta de la felicidad (con Scarlett Johansson, Robert Downey Jr. y Dustin Hoffman, entre otros) cuenta la historia de Carl Casper, un cocinero que abandona su trabajo en un famoso restaurante de Los Angeles y decide apañárselas armando un food truck junto a su ex mujer, su hijo y un amigo. La experiencia le sale bien: le permite volver a hacer su cocina, sin necesidad de rendir cuentas a jefes o a la prensa gastronómica. Bastante antes de que se estrenara la película, hace dos años, Gonzalo Aguirre comenzó a fantasear con tener su propio food truck junto a su hermana Catalina y su amigo Manuel Paggi. “Conseguimos el trailer en Rosario, prácticamente desarmado, y un herrero lo reacondicionó para nosotros”, cuenta Gonzalo en un alto de la presentación de las zapatillas de Volcom, un evento para el cual los contrataron. Se bautizaron Sweet Pepper y equiparon el camión con todo: freidoras, caramelizadoras de pan, planchas, freezers, heladeras, un equipo que puede funcionar trifásico o a gas, según la necesidad. El debut oficial fue en Lollapalooza (“ahí nos dimos cuenta de que la movida con los food trucks era increíble”) y a diferencia de otros colegas se propusieron –y consiguieron– un lugar fijo para poder despachar comida los fines de semana. Todos los sábados y domingos, de 11 a 20, estacionan en el Puerto de Frutos de Tigre, al lado de la dársena de desembarco de madera.

El estilo de comida que hacen es ciento por ciento estadounidense: lo más vendido es la hamburguesa, de casi dos centímetros de alto, que preparan a partir de varios cortes, panceta y “tres salsas secretas”, cuya composición se niegan a revelar. Pisándole los talones, salen el sándwich de bondiola braseada con barbacoa casera preparada con Jack Daniel’s y guarnición de coleslaw en pan ciabatta y los hot-dogs a la plancha rellenos con queso y cubiertos con panceta. Además venden aros de cebolla, nachos con queso, papas fritas. “Esta movida es reciente y cada uno está tratando de lograr un estilo. El nuestro es súper agresivo, grande, fuerte, macizo, un buen producto, una buena marca.” Tanta es la demanda que ya están armando su segundo trailer.

Sweet Pepper abre en Los Mimbres 1220, Tigre, los sábados y domingos de 11 a 20. Para seguir sus pasos en eventos: www.facebook.com/pages/Sweet-Pepper


Fotos: Pablo Mehanna

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