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Domingo, 20 de octubre de 2013

SALí

A comer a nuevas sucursales

 Por Sandra Martínez

No hay dos sin tres

Cerveza. Y más cerveza. El nuevo local de Cervelar, como sus predecesores, no admite confusiones: con los estantes repletos de botellas de decenas de marcas diferentes, y una evidente predilección por el mundo artesanal, es claro que uno está ingresando a un santuario dedicado a la espumosa bebida.

La historia empezó hace ya unos años, con un pequeño local sobre la calle Viamonte, donde estrenaron el innovador concepto de “cerveteca” (mix entre bar y tienda de cervezas) y se convirtieron en el punto de encuentro para los que buscaban etiquetas importadas y marcas artesanales locales. Además, ofrecían (y aún ofrecen) un pancho de estilo alemán, que cotizó alto como almuerzo rápido en el microcentro. El éxito llevó a la apertura en Belgrano de un segundo local, más amplio y con extendido horario nocturno. Ahora llega el turno de su tercera casa, en Caballito, en esa avenida arbolada que es Pedro Goyena, donde sumaron una cámara de frío vidriada que mantiene los tanques de cerveza tirada en su temperatura óptima. Si a la hora de elegir la bebida la carta abruma por su amplia variedad, se puede arrancar con una degustación de seis shots de las cervezas tiradas ($ 35) o elegir media pinta de los varios estilos disponibles desde la canilla, como la muy recomendable Oktoberfest o la Honey Beer ($ 26).

El menú de comidas es sencillo pero sabroso. Las papas Cervelar son el perfecto corazón para una buena picada y vienen con tres dips, ketchup al curry, mostaza relish y barbacoa ($ 38). Se puede sumar una ración de salchichas (las hay de cuatro variedades distintas, $ 28) o unas albóndigas a la portuguesa ($ 39). Ya habiendo probado las cervezas más suaves, es momento de ampliar el paladar. Quizás una Trappe Quadrupel holandesa ($ 58), cerveza que se madura durante años para lograr un sabor más complejo. En la misma línea está la argentina Grosa Ale Andino ($ 35), que lleva la firma de Santaolalla y se elabora a partir de agua de glaciar, reposando luego durante 18 meses en barrica. Pero esto es apenas un comienzo: entre las muchas opciones artesanales, hay excelentes India Pale Ale, oscuras Stout, potentes Porter y más posibilidades. Por suerte, equipo que atiende conoce del tema y le gusta dar consejos. Una gran puerta de entrada al creciente universo del lúpulo y la cebada.

Cervelar queda en Av. Pedro Goyena 486. Teléfono: 4923-3888. Horario de atención: martes a domingos de 10 a 3.


Malvón en flor

Malvón, el deli que supo mezclar como nadie los aires neoyorquinos y porteños, abrió hace apenas dos semanas su segundo local, ubicado en la coqueta zona del Botánico. El estilo del lugar, tan distinto como fiel al original. Si en Villa Crespo se instalaron en una casona de aire familiar y fachada discreta, esta vez el lugar elegido es más clásico, con una vidriera desde donde llama la atención un reloj con forma de gato rojo y, cerca de la entrada, el mostrador de despacho de panadería y pastelería que tienta a llevar a casa los productos de elaboración propia (quizás aprovechando el genial happy hour que comienza a las 19.30).

Sin necesidad de divisiones físicas, en el salón se generan distintos climas y ambientes repletos de detalles. Entre estantes donde se exhiben enseres recuperados de las casas de tías abuelas, varias mesas comunitarias estilo barra y con banquetas invitan a un café rápido leyendo el diario, mientras que una amplia mesa de comedor se presta, entre otras cosas, para aprovechar los excelentes desayunos para organizar una reunión de trabajo. Por su lado, las mesas bajas con sillones son las primeras que se eligen a la hora del almuerzo.

Cada semana ofrecen un risotto ($ 70), una ensalada ($ 58) y una pasta ($ 60) diferente, más algunos platos fijos y los abundantes sándwiches como el Veggie de huevo frito, morrones asados, palta, cebolla morada con queso crema y maní en pan pumpernickel ($ 62). Para beber, batidos, smoothies y el agua del día, saborizada con frutas, hierbas y especias (desde $ 32). El postre cuesta elegirlo entre tantas tortas, pero la carrot cake es infalible.

Como en la casa de Crespo, también aquí espera un jardín que será refugio en los atardeceres del verano, tal vez el mejor escenario para pedir los combos de la tarde. El Tapeo Malvón con una jarra de aperitivo ($ 250) puede funcionar tanto como picada para varios o cena ligera para dos, e incluye tres deliciosas bruschettas (de pastrón casero, de lomito ahumado y de brie con huevo mollet), un english muffin, dip de hummus y aros de cebolla.

Los habitués al famoso brunch de la casa ya se acercan cada fin de semana a la calle Lafinur, y los vecinos adoptaron con alegría esta mezcla de restaurante, confitería y panadería. Parece que la primavera hizo florecer con fuerza un nuevo brote de Malvón.

Malvón queda en Lafinur 3275. Teléfono: 4807-1458. Horario de atención: todos los días de 8.30 a 20.30. Brunch: sábados, domingos y feriados de 10 a 16.30.


La nueva casa de Freud

Tras muchos años en la calle Gurruchaga, tantos como para ganarse su mote de nuevo clásico porteño, el restaurante Freud & Falhler mutó de nombre –ahora es Nueva Casa Freud & Falher, o NCF&F– y se mudó a otra esquina en el mismo barrio. Los clientes prefieren esta zona más tranquila, donde estacionar no se convierte en una pesadilla, y el salón con menos cubiertos cedió espacio a una amplia cocina abierta donde trabaja el equipo comandado por el chef Pol Likan. La pastelería del restaurante también se benefició con el nuevo espacio, ya que se armó un sector especialmente dedicado a la cafetería.

El mediodía se organiza con un sistema de menúes desde $ 85 que permite combinar a gusto los distintos pasos: entrada más principal, principal más postre o entrada más postre, siempre acompañados por una copa de vino o una bebida sin alcohol, entre las que resulta muy recomendable la limonada. Una ensalada de pollo, zanahoria confitada, crocantes de papa y verdes con aliño de alioli, por ejemplo, encuentra un final perfecto en una crème brûlée de dulce de leche. Entre los principales, sorprenden las milanesas de lomo, que Likan reconoce como una de sus obsesiones. Un plato que aquí se puede pedir sin ningún temor a la decepción: con su pan rallado casero, su fritura perfecta, la guarnición simple pero efectiva de spaghettis a la manteca, la receta de la casa supera los juicios más exigentes. También hay que destacar las deliciosas variedades de pan que llegan en la panera.

La carta de la cena, que ilustra cada opción con bocetos realizados por José Luis Anzízar, gana en complejidad y firma autoral. Hay entradas como el huevo a 63 en pan brioche con hongos, panceta, tomate y brotes de albahaca ($ 65) y, entre los principales, destacan el cerdo cocido a baja temperatura con mostaza a la miel, puerro, manzanas y pistacho ($ 100) o el pez del mercado grillado con rolls de basmati, arroz negro, brócoli y algas ($ 110). El cordero patagónico siempre está presente en alguna receta. También se puede apostar a los menúes degustación de cuatro u ocho pasos ($ 280 y $ 320), a la carta o dejando la elección libre al chef.

Con sus platos de presentación detallista y su ambiente tranquilo, NCF&F es uno de esos bienvenidos lugares que nunca fallan.

NCF&F queda en Cabrera 5300. Teléfono: 4833-2153. Horario de atención: lunes a jueves de 12.30 a 24. Viernes y sábados de 12.30 a 1.


Fotos: Pablo Mehanna

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