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Domingo, 7 de diciembre de 2003

VALE DECIR

Vale decir

La guerra de las bellezas naturales
Llegan las vacaciones y la revista Viva de Clarín acaba de publicar un libro “con todo lo que hay que saber” para veranear en el país. Según pudo verse en los avisos, la tapa del libro lucirá la foto de una chica saliendo feliz del mar mientras las olas argentinas rompen contra su cadera y la espuma baila a su alrededor. Lo que se dice –o lo que intenta ser– una recompensa visual para quienes elijan veranear en el país. Pero puede que no. Porque hete aquí que hace dos domingos el mismo diario ofreció en su suplemento de Viajes una guía práctica “con todo lo que hay que saber” para veranear... en Uruguay. ¿Y quién aparecía ahí, saliendo del mar de lo más alegre, bailando con las olitas y volteando olas a caderazos? Síp: la misma rubia de bikini fucsia, en la misma pose y... en la misma foto. Más vale que el gran diario argentino aclare la situación, no vaya a ser que la chica resulte estar en Uruguay y Batlle vuelva a la carga con que nos afanamos hasta la arena.

Perro-salchicha
Es la noticia de la semana –al menos en el rubro Primicias Intrascendentes–, y dice más o menos esto: “El guionista Michael Kerner ha decidido demandar al actor (sic) Vin Diesel debido a que el perro de éste lo mordió en el pene”. La cifra exigida: 5 millones de dólares. Entre los daños sufridos por Kerner figuran “laceraciones profundas”, “perjuicio nervioso” y “pérdida de sensibilidad”. La salvaje mascota atacó al guionista cuando estaba de visita en lo de la estrella de XXX con el propósito de discutir los pormenores de un guión que Diesel debía protagonizar. (Después se supo extraoficialmente que el libreto de marras era el primero en años de carrera de Diesel que incluía algo parecido a un pormenor.) Al parecer, la indemnización reclamada tendría el noble destino de aliviar tanto el sufrimiento físico del autor –pagando las cuentas médicas correspondientes– como el espiritual –liberándolo de la obligación de escribir guiones para la nueva masa de anabólicos sin cerebro de Hollywood.

Carta para Papá Noel
Alguien tenía que tomar la iniciativa, y por fin ocurrió: los trabajadores de un shopping center austríaco acaban de exigir a sus empleadores algún tipo de compensación por el “terror psicológico” al que se exponen por escuchar durante toda la jornada laboral la musiquita navideña con que los locales adormecen los sentidos de los clientes en esta época del año. Un estudio encargado por los gremios de comercio locales concluyó que la escucha prolongada de Noche de paz y Jingle Bells vuelve al personal “agresivo y beligerante” (????). Gottfried Rieser, vocero de uno de los sindicatos, dijo que “para la temporada navideña, los abusados trabajadores del comercio se saturan ante la imposibilidad de soportar villancicos y canciones por el estilo, y algunos llegan incluso a perder por completo la compostura a la menor mención de cualquier cosa que tenga que ver con el espíritu de las fiestas”. En razón de los obstáculos legales para presentar demandas formales al respecto, algunos empleados comenzaron a introducir voluntariamente un código de acción común que reduciría la difusión de la música navideña a unas pocas horas de mayor circulación de la clientela. “He conocido personalmente los casos de alguna gente que ha sufrido serios problemas psicológicos durante las vísperas de la Navidad”, dice Rieser. “Esta música sólo debería pasarse entre las 3 y las 4 de la tarde, y sólo en ciertas secciones de las tiendas: no tiene mucho sentido pasar villancicos en el puesto de venta de salchichas. Debería usarse allí donde se venden regalos navideños.” La propuesta fue reprobada por un tal Franz Penz, de la Cámara Austríaca de Comercio, que alegó que “la idea de dividir la música según los distintos departamentos de los shoppings es impracticable”. Y JO, JO, JO para todos.

¡Ésa es nuestra polla!
“Es sexy. Y tiene un cuerpazo. Y besó a Madonna. ¿Qué importa si tiene talento?” Con estas frases tan consideradas promocionó Sony Entertainment Television por estos días la emisión de In the Zone dedicada a Britney Spears, cuyo último disco se llama, sugestivamente, Me Against the Music (Yo contra la música). Teniendo en cuenta las definiciones que el canal y el sello discográfico le dedicaron a la chica, daba lo mismo si preguntaban: ¿qué importa si NO tiene talento?

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