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Domingo, 29 de enero de 2006

VALE DECIR › PEDRO BARRAJóN, EXORCISTA OFICIAL DEL VATICANO

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El padre Pedro Barrajón es profesor de Antropología teológica en el Ateneo Pontificio de Roma y miembro de los Legionarios de Cristo, organización católica dedicada al estudio y la prédica de las enseñanzas del papa Benedicto XVI. Además, es exorcista oficial del Vaticano. Y en esta entrevista demuestra cuán en serio se toma su oficio.

Justo después de ser nombrado Papa, Benedicto XVI se reunió con un grupo de exorcistas. ¿Fue una señal?

–No, fue sólo una reunión rutinaria de exorcistas italianos. Las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre el Mal no han cambiado en siglos.

¿Cuáles son esas enseñanzas?

–Se basan principalmente en la Biblia, según la cual Dios creó tanto a la humanidad como a los espíritus puros; los ángeles y demonios.

¿Dios creó a los demonios?

–El hizo todo. De acuerdo con la tradición cristiana, los demonios y el diablo son ángeles caídos, que se rebelaron contra Dios desde el principio de la Creación.

¿Tiene rostro el demonio?

–No. Pero Dios puede permitir a los ángeles y demonios que tomen una apariencia física. Dios también puede permitir que los demonios tomen cualidades físicas y aparezcan ante las personas o los animales, aunque no toman posesión de estas formas.

¿Tienen olor?

–Se dice que algunos santos, como la gran Teresa de Avila, pueden oler al diablo. Ella decía que el diablo apestaba.

¿Como el azufre?

–Eso dicen algunos santos. Es básicamente un hedor desagradable.

¿Cuáles son los criterios objetivos que se utilizan para determinar si una persona ha sido poseída por un demonio?

–El nuevo reglamento para exorcismos compendia muy bien los criterios para el caso de posesión. Lo más claro para mí, como cura, es la profunda aversión a objetos sagrados tales como la cruz, el Rosario o el signo de la cruz. También una aversión hacia la palabra Dios (cuando se la pronuncia, los poseídos se ponen muy nerviosos). Menos significativos son los indicadores tales como las habilidades sobrenaturales que esta gente puede desarrollar de pronto. Pueden hablar en lenguas extranjeras que jamás aprendieron. Pueden levitar, flotar. Pueden volverse inexplicablemente fuertes y violentos. Pero no es tan fácil diagnosticar casos de posesión. Normalmente le sugiero a la gente que vea a un neurólogo o a un psiquiatra antes de involucrarme. Si estos expertos me dicen que no pueden ayudarlos, entonces comienzo un tratamiento espiritual. Como regla, diría que sólo una de cada diez personas que solicitan un exorcismo está poseída.

¿Hay razones para la posesión?

–No las conocemos. Ni podemos decir por qué una persona tiene cáncer y otra no.Tampoco podemos explicar eso. Sólo sabemos que el poder y el amor de Dios son mayores cuando se trata de nuestras enfermedades físicas y espirituales. Así es como debemos ver la posesión.

¿Cómo funciona un exorcismo?

–El exorcismo es una plegaria oficial superior en la cual el poder de la Iglesia está muy presente. A veces se usa agua bendita o incienso, y el cura siempre tiene un crucifijo en sus manos. Varias personas deberían estar presentes, además del cura, por si la persona poseída se vuelve violenta. La gente puede verse transformada por la expulsión del demonio. No sigue siendo la misma. Durante este rito, el demonio se expone a sí mismo, dada la presencia de Dios y de mucha gente rezando junta. A menudo se vuelve violento, porque sabe que ha sido derrotado de cierta manera. La voz de la persona poseída normalmente cambia y se vuelve muy desagradable.

¿Y aterradora?

–Para nada. En esos momentos, sólo siento pena por el poseído, porque está sufriendo. El momento más difícil es cuando hay una especie de diálogo entre el exorcista y el poseído, en el cual el exorcista pregunta el nombre del demonio. El Mal nunca quiere revelarse a sí mismo. A menudo miente. Pero al rato su resistencia se debilita. Suele ocurrir tras la invocación de la Santa Madre. Ningún demonio se atreve a insultarla durante de un exorcismo. Jamás.

¿Cuánto puede durar un exorcismo?

–Hasta una hora. Es aconsejable no permitir que dure demasiado porque es una batalla muy difícil y estresante para todos los presentes y para el exorcizado. Tras el exorcismo, todos se sienten enormemente aliviados, como si pudieran respirar nuevamente. Pero en muchos casos se necesita un nuevo exorcismo. Conozco casos en los que la gente sólo fue verdaderamente libre de empezar una nueva vida tras varios exorcismos. A menudo dicen que es como haber nacido de nuevo.

Hay tanto Mal en el mundo. Basta ver todas las guerras, las masacres, los tiranos y asesinos. No es extraño que el diablo todavía juegue sus juegos con la gente pobre y solitaria. ¿No podría hacer algo mejor, o mejor dicho, algo peor? ¿No está suficientemente ocupado?

–Es un verdadero misterio. Los casos de posesión son para mí la contracara de los milagros, que son igualmente inexplicables, pero que también podemos observar. El demonio está presente donde quiera que ocurran cosas demoníacas dentro de las leyes normales de la naturaleza. En todo aquel que dice: no acepto el amor, el amor de mis hermanos y hermanas, el amor de Dios. Y en muchos lugares, en todas las masacres, en cada asesinato, en las catástrofes físicas, en cada campo de concentración. Algunas veces se manifiesta, como en los casos de posesión. Pero es mucho más peligroso cuando no se deja ver, ahí donde no puede ser expulsado mediante el exorcismo. Sin dudas.

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