Meredith Lowell tiene 27 años y vive en Cleveland Heights. Cuando le preguntan qué hace, se autoproclama una activista por los derechos de los animales. En verdad ama a los animales. Los quiere tanto que es capaz de matar por ellos. O, mejor dicho, de contratar a un asesino a sueldo para que lo haga. Autora intelectual, digamos.

Ocurre que la joven está siendo acusada por la corte de Ohio de crear una falsa cuenta de Facebook con la intención de contactar a un sicario para que asesine a gente que usa pieles. Aleatoriamente, de un tiro o cuchillazo y con fecha de expiración: “Me gustaría crear una comunidad online en Facebook que me permitiese encontrar a alguien que esté dispuesto a asesinar gente que vista pieles cerca de octubre o noviembre de 2011 o posiblemente enero y febrero de 2012, como tarde”, habría escrito en el sitio, bajo seudónimo.

De inmediato, un agente encubierto del FBI —alertado sobre los hechos— se hizo pasar por matón y le ofreció sus servicios. Ella respondió; ultimaron detalles del supuesto siniestro. Entonces Lowell le especificó: el hecho tenía que realizarse en una biblioteca pública para que ella pudiera estar presente y entregar folletos proanimales después del homicidio; el asesino debía llevar un cuchillo de tamaño grande, “lo suficientemente afilado para apuñalar o cortar la garganta de alguien”; la víctima no debía ser menor de 12 años, pero “preferentemente mayor de 14”; y debía sufrir menos de dos minutos, entre otras condiciones.

Después de investigar el caso, la policía reunió suficiente evidencia como para imputarla y fue en su búsqueda. La atraparon a mediados de febrero alguaciles federales y, tras las rejas, espera que comience su juicio. Al momento, su abogado no ha dado declaraciones. Seguramente está invirtiendo su tiempo en usar ropa animal friendly; no vaya a ser cosa que su clienta se enoje y abra otro perfil.