Su carrera recién ha comenzado, pero ya goza de fama y sobrenombre. “La Frida Kahlo de los paquidermos” es como algunos han bautizado a Shanti, una elefanta asiática de 36 años que gana cientos de billetes como pintora. Con cuatro obras vendidas, el animal lleva seis mil dólares recaudados, pero se duda de que siga vinculada con el arte pictórico; después de doce frescos terminados, parece haber perdido el interés en el pincel.

Residente del zoológico de Praga, Shanti aprendió a garabatear y sostener la brocha con la trompa gracias a su guardiana –Veronika Struplova– en una iniciativa por vincular la fauna y el arte y dar salud y felicidad a los bichos enjaulados. “Nos tomó quince días que dominara la técnica”, contó la portavoz del parque checo, Tereza Paleckova, y explicó que después de tres meses de clases, la elefanta no necesitó más asistencia. Sí incentivo: “Para motivarla, usamos alimentos. Shanti es fanática de los dulces elaborados con manzanas, bananas y fresas”, contó la mujer (según la cual, el dinero reunido por las obras vendidas se destinará a comprar equipamiento veterinario para un zoológico de paquidermos en Sri Lanka).

La panza llena, sin embargo, no ha solucionado el problema de la (falta de) inspiración del animal que, tras ser mudado de un área del recinto checo a otro, no pinta más. “Sólo tenemos que esperar su próxima ola de creatividad”, alentó Marek Slidberski, curador de la galería Marthi, en Praga, que exhibe las –por ahora– ediciones limitadas de la elefanta.