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Domingo, 10 de marzo de 2013

VALE DECIR

NO ME PUEDEN VER FELIZ

Resulta que la risa no siempre es la mejor medicina, al menos no para Robert Schiavelli, de Rockville Centre, Nueva York. Según CBS y Associated Press, el hombre de Long Island recibió una citación judicial por reírse demasiado alto en su propia casa. Molesto por las carcajadas, un vecino denunció al risueño de 42 años los pasados 12 y 13 de febrero. Y, por el azar de lo inexplicable, la policía dio curso a la denuncia.

Schiavelli, que vive con su madre y sufre de convulsiones y otros problemas neurológicos, afirmó que se ríe como un mecanismo de defensa frente a las burlas del enojoso vecino, Daniel O’Hanian. Sin embargo, a pesar de las explicaciones del increpado, el martes pasado el juez se negó a desechar la demanda por “perturbar la paz” y ahora Robert podría enfrentarse a una multa de 500 dólares o a 30 días en la cárcel por su expresión de alegría.

Según su abogado, Andrew Campanelli, la citación de la corte es “absurda”, más aún cuando el propio Schiavelli dijo que no estaba al tanto de que fuera “un crimen reírse en la ventana”. Además, declaró: “¿Qué otra cosa se supone que debes hacer cuando alguien te llama un retardado?”. Mamá Suzanne le hace la segunda y alega que O’Hanian se burla de su baby boy por su discapacidad.

Por su parte, Virginia, la esposa del demandante, sólo atinó a decir que la policía encontró que sí hay causa y se negó a dar más detalles sobre las supuestas peleas que vendrían teniendo con su vecino desde hace más de un año. De momento, a nadie le causa gracia la situación. Pero, como reza el dicho: el que ríe último... ¿va en cana?

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