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Domingo, 5 de junio de 2005

PáGINA 3

Lo que se

Así respondió el astronauta Buzz Aldrin (72 años), el segundo hombre en pisar la Luna, a la sección Lo que sé de la revista Esquire.

Por Buzz Aldrin

Una vez que alguien hace algo por primera vez, se convierte en algo irrepetible. Ni vos ni nadie lo pueden volver a hacer.

El éxito acarrea un gran desafío: cuando alcanzás algo, quedás encasillado en esa área. Y se asume que lo sabés todo, cuando en realidad sabés bastante poco.

La responsabilidad ha sido superada por las fuerzas del mercado.

Vivimos en un mundo competitivo, pero eso no significa que debas apuñalar personas en la espalda para pasarlos.

La historia es reinterpretada todo el tiempo. Muchas veces, los participantes se pierden en la reescritura del cuento.

Al final, la humanidad se alinea con las cosas que funcionan y descarta las que no.

La gente estaba excitada cuando llegamos a la Luna. Un par de viajes más, y ya no están tan excitados.

La exploración forma parte de nuestro cerebro: si podemos ver el horizonte, queremos saber qué hay más allá.

Quienes llaman la atención en estos días son las personas controvertidas. Sus logros no necesitan ser sustanciales.

A veces, la fama es el resultado de una acción individual. Otras, de un trabajo en grupo. Pero por algún motivo, siempre se termina reconociendo a uno en particular. Si te toca, tenés que estar a la altura.

La televisión ha sobrepasado a todos los otros medios en la diseminación de información. Es conveniente, es competitiva, está dedicada al marketing. No sé cómo vamos a dar vuelta eso.

Necesitamos considerar el valor de los caminos alternativos. Las cosas no van a seguir un cauce lógico. El futuro dependerá de muchas otras consideraciones.

Para mí, los viajes públicos al espacio precederán al esfuerzo volcado a la exploración, ya sea volver a la Luna, viajar a Marte, visitar asteroides. Hay millones y millones de personas dispuestas a pagar. Cuando alguien descubre los clientes potenciales de una idea, todo cambia.

Desde chico supe que quería meterme en la aviación: mi padre volaba aviones y yo quería hacer lo mismo. El insistió en que me enrolara en la Marina. Nunca entendí por qué.

El matrimonio requiere sacrificios. Elimina la soledad, pero trae el problema de la compatibilidad. También prueba que uno más uno puede dar más que dos.

Los chicos tienen sus propias ideas y no quieren sugerencias directas. Entender eso es todo un desafío para los padres.

El coraje llega después de una acumulación gradual de disciplina.

Mi padre lamentaba no ser reconocido por lo que hacía. Creo que sucede con muchas profesiones.

¿El dinero? Cuanto más tenés, más fácil es hacer más.

Por cada ganador hay un perdedor. Y esa persona no merecía realmente perder: simplemente no entendió el plan de juego.

Cosas que hoy damos por sentado fueron mágicas hace menos de cien años.

Carl Sagan dijo que hipótesis extraordinarias requieren evidencia extraordinaria. No hay evidencia extraordinaria de que existan los ovnis. Tiene que haber algo más que un tipo diciendo que vio una luz. Puede que haya vida en otros planetas. Pero, ¿vida inteligente? Hay una gran diferencia.

Como padre no estuve muy presente. Algunos de mis hijos salieron realmente bien, y otros, bueno, lidian con la vida en los términos que les planteó la vida.

El universo es como es. Las súplicas no lo van a cambiar.

Puede que la última frontera sean las relaciones humanas, una persona frente a otra.

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