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Domingo, 27 de agosto de 2006

PáGINA 3 › JAMES CAAN

Lo que sé

Me choco con un tipo en un bar, y me dice: “¡Lo siento, Sonny!”. Es surrealista.

A nadie debería importarle un carajo la opinión de un actor sobre política.

Una noche fui a buscar merca a lo de un pesado de Hollywood. Cuando me fui, mi hijo Scott, que entonces tenía quince, salió a buscarlo con un bate para matarlo. Yo estaba llorando de risa por un ojo y llorando a secas por el otro. Pensé: ¿a quién estoy engañando?

Hay una gran diferencia entre querer trabajar y tener que trabajar. Y yo tuve que aprenderlo por las malas. Ahora el dinero es muy importante para mí, porque no lo tengo.

Los actores no tienen guardaespaldas y un séquito de acompañantes porque alguien quiera lastimarlos –¿quién podría querer lastimar a un actor?– sino porque quieren ser reconocidos. Que Dios no permita que alguien no los reconozca. Tendrían un ataque al corazón.

Hay muchos tipos en Hollywood que te palmean la espalda demasiado fuerte.

Uno tiene que tener mucho cuidado cuando deja ganar a alguien.

Tengo menos células cerebrales que la mayoría de la gente, así que cuando me empecé a hacer amigo de unos cowboys, empecé a ir a los rodeos. Y mientras trataba de enlazar un ternero, había algo en la tierra que me hacía sentir limpio.

Algunos tipos dicen que la belleza es superficial. Pero cuando uno llega a una fiesta, no ve el cerebro de nadie. El primer contacto suele ser a través del olfato.

¿Cuál es la diferencia entre el sexo y el amor? Yo tengo cuatro esposas y cinco hijos. Aparentemente yo no conozco la diferencia.

Que conste, nunca he estado en una orgía.

Uno es el único que cierra sus propios ojos por la noche. No hay nadie que pueda hacerlo por uno.

La pasé muy muy bien como entrenador de la ligas menores de béisbol. Decían que yo iba a dejar la actuación, y me preguntaban: “¿Y qué hay de tu lado creativo?” Entrenar es creativo, porque uno puede tomar a un chico que creía que no servía para nada y, en cuatro minutos, hacerlo cambiar de parecer. Y no tenía que esperar seis meses a que le agregaran la música.

Algo que aprendí como entrenador es que el talento va llegando de todas partes. Pero en Beverly Hills, como papá tiene un almacén, a los chicos les faltan unos cuantos intentos.

Di mi primera pitada a un porro cuando tenía veinticuatro años y medio, y estaba petrificado. Creía que iba a ver elefantes. Cinco, seis años más tarde, estoy en Hollywood, tengo cocaína en el bolsillo y un manojo de pastillas. No puedo hacer nada en proporciones pequeñas.

La frase que menos me gusta en el idioma inglés es “I don’t care”. (“Me da lo mismo”). Si uno le pregunta a alguien “¿Querés hacer el amor?” o “¿Querés jugar al tenis?” y te dicen “Me da lo mismo”... bueno, entonces andate al carajo. No quiero jugar.

Nunca he faltado ni un solo día al trabajo en mi vida, incluso cuando estaba muy mal.

He tenido suerte. Los críticos nunca dejaron de señalarme por hacer un mal trabajo.

Para superar mi divorcio, conseguí una prescripción para vivir en la mansión Playboy por un tiempo.

A veces veo que una chica hermosa camina hacia mí, y pienso: “Oh, Dios, no puedo creer la suerte que tengo”. Pero entonces ella me pregunta “¿Dónde está tu hijo?” o me dice “Mi madre te ama”.

La gente se pregunta por qué algunos directores debutantes pueden hacer una película brillante, y después hacer un desastre con la segunda. Esporque están un poco aterrados la primera vez. Así que escuchan a todos los expertos que tienen cerca.

No hay nada más aburrido que los actores hablando de la actuación.

Nunca vi llorar a mi papá. Mi hijo me vio llorar a mí. Mi papá nunca me dijo que me amaba, y por lo tanto yo le decía a Scott que lo amaba cada dos minutos. El punto es, voy a cometer menos errores que mi padre, con un poco de suerte mi hijo cometerá menos errores que yo, y sus hijos cometerán menos errores que sus padres. Y uno de estos días tal vez criaremos un Caan perfecto.

Un día estás interpretando al novio de Nicole Kidman, al día siguiente estás interpretando a su padre. No es divertido, pero ¿qué le vas a hacer? Hay cosas peores.

Así respondió James Caan (Bronx, 1940) a la sección “Lo que sé” de la revista norteamericana Esquire. Actualmente, y desde hace tres años, Caan protagoniza la serie Las Vegas, que va los miércoles a las 20 con repeticiones los domingos a las 16, por AXN.

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