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Domingo, 2 de noviembre de 2003

FESTIVALES

Nuestros años felices

El fin de semana que viene se organiza en Buenos Aires la cuarta edición de un festival que crece lenta pero sostenidamente: el B.A. Stomp! Las bandas llegan desde lugares tan disímiles como Suiza, Japón y Brasil. Su música es devota del rockabilly –ese hermano mayor del rock and roll–, el garage y el surf (la música que volvió a poner de moda Tarantino). Y la cita es para rendir homenaje durante dos días a la música y la época fundacional de los últimos cincuenta años: la de los cincuenta.

POR MARIANA ENRIQUEZ

Años cincuenta: década de jóvenes rebeldes enfundados en cuero y montados sobre sus motos, con patillas y jopos que se bambolean sobre expresiones adustas. Autos enormes, chicas, canciones sobre presidiarios y atardeceres en autocines viendo películas clase B sobre marcianos invasores. Ése es el universo estético del rockabilly, el antecesor del rock and roll, un género de raíz que no tiene tradición en la Argentina porque es tan norteamericano como Elvis.
Pero allá por los años ochenta hubo un grupo que en este país se atrevió a cultivarlo: Los Casanovas. La banda se desvaneció en el aire, pero hace unos cinco años su líder, Flavio Casanova, volvió a formar combo: Historia del Crimen. Su contrabajista, Nicolás Valle, es un entusiasta del género que desde hace cuatro años organiza el B.A. Stomp!, único festival local de garage, surf y rockabilly, punta de lanza de una escena que a paso lento pero seguro está creciendo no sólo aquí sino en toda Latinoamérica.
Este año, el B.A. Stomp! cuenta con cuatro visitas internacionales: The Monsters, una agrupación ¡suiza! de garage-thrash-psychobilly; Reverend Beat-Man, el alter ego solista del cantante Monsters en banda de un solo hombre que mezcla country, rockabilly, cajun, gospel y largo etcétera; los brasileños Thee Buthcher’s Orchestra, con blues-soul-punk-garage; y Guitar Wolf, un grupo ¡japonés! de jet r’n’r que logró incluir varios temas propios en la banda de sonido de Kill Bill, la última película de Quentin Tarantino. La pata local se completa con Historia del Crimen, los Zorros Petardos Salvajes (surf-garage), Bufallo Billy’s (combo de neo-swing) y The Tandooris (porteños que hacen garage de los ácidos sesenta).
Antes de continuar, una pequeña aclaración panorámica para no iniciados en palabras del entusiasta Nicolás: “El rockabilly tuvo su inicio en el ‘54, con Bill Halley. Se diferencia del rock and roll por la instrumentación: rockabilly es tocar con contrabajo. El género empezó incluso sin batería. Rock and roll es Chuck Berry; rockabilly es Eddie Cochran. Para el ‘58 o ‘59, el rockabilly se eclipsó, y en el ‘61 empezó el surf, que por lo general es instrumental, muy californiano: un género sensual, marino y primitivo que Tarantino rescató en Pulp Fiction y en la Argentina tuvo un exponente legendario, Los Ultrasonoros. Hollywood tomó la moda e hizo varias películas surf con Pat Boone. Después vino la explosión del brit pop, los Beatles y la invasión británica, y nació la música garage: son los jóvenes que toman el sonido británico, lo quieren imitar, les sale mal y suena salvaje, mal tocado, sin elegancia. Dura cuatro años, hasta que aparece la psicodelia. Los estilos siguieron, pero dejaron de ser moda”.
El punk rescató esos sonidos salvajes y primitivos, dotados sin duda del espíritu irreverente buscado: los Sex Pistols y The Clash homenajeaban a Cochran, a Gene Vincent. De la unión del rockabilly y el punk nació el psychobilly, y también el garage actual, que suma más velocidad y mayor crudeza a aquel estilo de los sesenta. Lo curioso es que, si bien estos géneros son bastante diferentes, existe una comunidad que comparte el gusto por todos; ésa es la escena que B.A. Stomp! convoca y refleja. “A todos los que le gusta el rockabilly también les gusta el surf y el garage”, explica Nicolás. “Es una cuestión de crudeza. Por ejemplo, Bufallo Billy’s es neo-swing, es decir, tocan swing pero no de una manera tan tradicional sino con cosas de rock más moderno. Si bien todos usan instrumentos vintage, se pueden tocar de una manera más moderna. Mi banda es rockabilly, pero tocamos canciones de bandas new wave y grabamos un tema de The Ramones, ‘Poison Heart’.”
La escena argentina creció al punto de que en este momento existen por lo menos ocho bandas sólo de surf instrumental –como Tormentos– y aparecen grupos de garage pop como los excelentes Bambolinas. Dentro de muy poco estará en la calle el segundo disco de Historia del Crimen, producido por Daniel Melero: “Trabajar con él fue increíble. Sabe muchísimo y sigue investigando. Ahora vas a la casa y lo único que escuchaes garage de los sesenta y psicodelia. Su colección de materiales es impresionante”.
Nicolás es rockabillero de tiempo completo. A los 32 años, le encantan los autos de los cincuenta y las películas de terror y ciencia ficción clase B, y vive esa nostalgia por la grandeza y el cuidado estético por una década que no conoció. Cuando era chico iba a las fiestas de la primaria con discos de Bill Halley y terminaba bailando con los viejos. Estudió siete años contrabajo y nueve años trompeta. Nunca le gustó la escena argentina de los setenta y los ochenta, tampoco la electrónica (salvo el drum’n’bass, por sus samplers acústicos), y detesta el MP3. Compra vinilos. Tampoco le importa si lo acusan de vivir en el pasado: “Los géneros siguen evolucionando, aunque sean viejos. Lo que pasó con Johnny Cash es un ejemplo: Beck hizo un disco country y de pronto todos idolatraban a Cash. U2 grabó Rattle & Hum en Memphis. Hay grupos punk que quieren grabar en Sun Records. Todos van a buscar esa magia primitiva, ese sonido salvaje”.
Es fan de las bandas que trae, y aunque no puede prometerles dinero, oficia de tour manager y los lleva a Chile y el sur de Brasil, donde la escena psychobilly y garage –de San Pablo a Curitiba– está en pleno apogeo y ofrece un mercado potencial tentador para los grupos. Con este festival, la Argentina entra a un circuito internacional y se suma a los encuentros que se hacen en Estados Unidos (el más importante, Viva Las Vegas, convoca a 5 mil personas por noche), en el norte de Inglaterra y en Barcelona. Y proclama que el rockabilly, lejos de ser una rareza, es un género que le gusta a todo el mundo: “Nosotros tocamos en casamientos, en el Parque de Retiro o en un antro under. Al B.A. Stomp! va todo tipo de gente, desde señores mayores hasta punks. Es muy amplio. Los Bufallo Billy’s, por ejemplo, tocan algo bastante moderno; no es un swing tipo Glenn Miller”.
El B.A. Stomp! tiene de presentador a Delfor Medina, que trabajó con José Marrone, recordado como el comandante de Costa Pobre en el No toca botón de Alberto Olmedo. Además habrá burlesque, con strip tease soft de chicas, películas de época en pantalla gigante, magos y ventrílocuos. “La idea es divertirse y quedarse sin aliento”, dice Nicolás. “El rockabilly es diversión, pero también tiene su lado oscuro, entre macabro y estúpido. Queremos que sea una noche salvaje, pero de lo más entretenida.”

B.A. Stomp! Viernes 7 y sábado 8 de noviembre a las 22 en Centro R. Leonesa, Humberto 1º 1462. Primer día: Bufallo Billy’s, The Tandooris, Thee Butcher’s Orchestra (Brasil) y The Monsters (Suiza). Segundo día: Zorros Petardos Salvajes, Reverend Beat-Man (banda de un solo hombre, la voz de The Monsters), Historia del Crimen y cierre con el jet r’n’r de Guitar Wolf desde Tokio, Japón. Anticipadas a $ 18 en Flanejob, Galería Bond Street local 34, Rockabilly, Sarmiento 1249 local 28 o http/bastomp.8k.com. En la puerta, $ 12 por día. Más info en el fanzine She Said, que se consigue en [email protected]

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