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Domingo, 21 de febrero de 2016

HISTORIETA > PABLO BOFFELLI

MI ESQUINA ES UN DIBUJO

Desde hace varios años Pablo Boffelli, rosarino, arquitecto, ilustra la contratapa del periódico El Eslabón y publica en redes sociales sus dibujos desconcertantes y minimalistas. Ahora, gracias a la editorial independiente Galería, de Bahía Blanca, llegaron al libro en las páginas de Punch, que reúne una mezcla ecléctica y desacatada de sus mejores trabajos, con el espíritu de un ¿Dónde está Wally? hiper punk, lisérgico y sexual.

 Por Andrea Guzmán

Portate mal. Así, directo y sin ningún preámbulo es el lema que al artista Feli le gusta usar para acompañar sus ilustraciones. Un poco de humor político, complejos y absurdos entramados urbanos, gatos gigantes, retorcidas situaciones sexuales. Además de ilustrar las contratapas del periódico rosarino El Eslabón, hace un tiempo que estos dibujos desconcertantes y minimalistas, que se publican bajo el nombre Punch, comenzaron a circular con bastante rapidez a través de las redes sociales. Y ahora, gracias a la heroica editorial independiente Galería, acaban de ser editados en una divertida compilación en papel. Feli es Pablo Boffelli, creció en Rosario y trabaja como arquitecto, aunque él prefiere el rock. Es fan de Los Simpsons, Isaac Asimov y Nirvana. Y tiene un grupo llamado Mi Nave, proyecto en ascenso dentro de la escena independiente, que es –en sus propias palabras– “una banda de canciones para la destrucción del mundo”. Hay un poco de este espíritu y de todos estos intereses en Punch, el libro, donde ha reunido un mix ecléctico y desacatado de algunos de los dibujos que ha ido publicando los últimos años. Son muchos, algunos de ellos negrísimos y en su mayoría, difícilmente agrupables en unas pocas temáticas. Con una rebeldía estética que no se desapega de su espíritu burlonamente naive, directo y despojado de cualquier texto o explicación. “Me iba muy mal en el colegio, creo que por no hacer lo que debía aprendí finalmente a dibujar. El dibujo es una herramienta que puede tener distintas funciones, un martillo puede sacar un clavo o destapar una cerveza. Así que la Facultad de Arquitectura me enseñó a conceptualizar estos dibujos y entender el espacio, expresar una idea a través del dibujo sin que sea necesario ni texto, ni aclarar nada. Si un plano lo dibuja un japonés yo lo puedo entender igual, no necesito nada más. Creo que intenté aplicar algo de esa lógica para poder contar lo que quiero en mis dibujos” explica Boffelli, al otro lado del teléfono desde Rosario.

Es verdad que muchos de los componentes de una educación en arquitectura, y el interés particular por retratar los espacios como entidades vivas, está presente en estas viñetas. Por eso, en última instancia y después de muchas opciones posibles, la categoría más elocuente que sirvió como catalizador para seleccionar los dibujos del libro fue el concepto de “paisajes complejos”. “Mis personajes principales en vez de ser personas pueden ser espacios, una esquina por ejemplo”, explica. Algo que se entiende al ver estos escenarios amplios, contorsionados y enigmáticos, donde todo se desparrama y sucede a la vez. Con el espíritu de un ¿Dónde está Wally? hiper punk, lisérgico y sexual, es una verdadera aventura encontrar los pequeños eventos que ofrecen estos enrarecidos paisajes urbanos y construcciones imposibles. “En el dibujo por ahí es mas difícil representar todo lo que uno quiere en una sola imagen, pero me di cuenta que si yo podía representar una situación desde una óptica más alejada era capaz de mostrar un montón de cosas que estaban pasando en el mismo lugar: en la misma esquina podés contar la ciudad”. Y en este contar la ciudad se hace un paneo por varios de sus matices, lo cotidiano, la observación burlona de algunos aspectos sociales y políticos, lo privado y lo surrealista. Este trabajo primigenio de selección de dibujos fue guiado por José Sainz, que el año pasado ya lo había invitado a participar en el libro Informe: Historieta Argentina del Siglo XXI, una lujosa compilación publicada por la Editorial Municipal de Rosario que reúne trabajos de una veintena de autores menores de cuarenta años apostando por la experimentación y autenticidad de los trabajos de nuevas y prometedoras apuestas.

“Todo esto es muy independiente. El editor, la editorial y el ilustrador, no son personajes aislados trabajando cada quien en la suya si no que forman un equipo, en este caso para que el libro sea más fuerte: a veces es mejor juntar fuerzas desde lo autogestivo” se entusiasma Boffelli. Se refiere a la unión de fuerzas que hicieron posible la publicación de su primer libro en papel y que representa algo de la forma en que están produciendo los autores de su generación desde la gestión propia. Ya lo dice Galería Editorial en su manifiesto: “Una idea mínima: llevar al papel esas obras gráficas que nacen, crecen, y se forman en el extravagante y veloz mundo de la internet” y “la línea editorial se ubica en una zona polémica, limítrofe entre la historieta, el humor gráfico y la ilustración, alejándose de cualquier género específico y sellado”. Por esta exposición que tuvieron los dibujos de Boffelli en internet, lo contactaron Ioni Scheines y Matías Duarte, los editores oriundos de Bahía Blanca a cargo de la editorial, que entre otros autores también ha publicado a Andrés Alberto y Juan Vegetal. “Creo que soy parte de un grupo de dibujantes que está en un lugar paralelo al comic, que todavía no encajamos bien en un lugar preciso. Cuando desde Galería me propusieron armar el libro, no sabía muy bien qué hacer porque mi trabajo no tiene realmente una impronta de historieta, así que con ayuda de José Sainz y su editorial Festival fuimos trabajando algo del concepto. Fue un trabajo en conjunto de varias partes”, dice Boffelli.

El resultado es un collage disparatado de personajes y situaciones, escenarios de la vida moderna con mucho sentido del humor, historias pequeñas y algunos punzantes chistes y observaciones sociales. “Si uno dice las cosas gritando por ahí te dicen loco o tarado. Si lo dices amablemente, quizás te toman mas en serio”, cuenta el autor sobre su tipo de dibujo: infantil pero explícito y punzante. “Dibujar tierno o naive pero que lo que cuentas tenga una intención. Bueno, te rompieron el orto ¿cómo expresás eso de una manera en que el que lo lee no se cague de risa de vos, o no sólo eso, sino que diga: che esto es político y es verdad que me están rompiendo el orto. Podés exponer al político sin que él se dé cuenta, hay que ser sutil: un equilibrio entre ser grotesco y un poco humano”.

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