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Domingo, 25 de septiembre de 2016

HISTORIETA > BLACK IS BELTZA

REVOLUTION ROCK

Cuando Fermín Muguruza leyó en un diario vasco la historia de los muñecos gigantes del Rey y la Reina de la Comparsa de Pamplona que no pudieron desfilar por Nueva York porque eran negros, empezó a imaginar la trama de espionaje que se cuenta en Black is Beltza (Moebius), la historieta que escribió junto a su compatriota Harkaitz Cano y dibujó el Dr. Alderete. El ex cantante de Negu Gorriak y el ilustrador de los discos de Los Fabulosos Cadillacs y Andrés Calamaro recorren los momentos trascendentales de la década del 60 en un fascinante road comic en cuyos cuadritos se entrecruzan Juan Rulfo, el Che Guevara y Otis Redding, Argelia, Harlem y La Habana, y los viajes de ácido, Muhammad Ali y la guitarra de Jimi Hendrix.

 Por Andrea Guzmán

En lengua euskera, beltza significa negro. Pero una de las primeras cosas que aprende Manex Unanue recién llegado a Nueva York es que, desde que mataron a Malcolm X, no existe allí otro color más que el de la rabia. Perdido en la gran manzana, el protagonista de Black is Beltza es un vasco que, prácticamente recién llegado a los Estados Unidos desde España a mediados de los años ‘60, decide no volver a la dictadura franquista. Así es como terminará emprendiendo un viaje alrededor del mundo, y también a través de los cambios radicales que atraviesa la segunda mitad del siglo XX. Su historia comienza en el año 1965, con Manex como portador de uno de los gigantes negros de la reconocida Comparsa de Pamplona, un grupo de artistas encargado de mantener viva la tradición de San Fermín con su espectáculo de grandes muñecos icónicos. Invitados a desfilar por la Quinta Avenida, en medio de una época de discriminación y violencia racista las autoridades norteamericanas prohíben salir con la Comparsa a los dos gigantes muñecos negros que han traído desde Pamplona. A partir de este hecho histórico, y con su protagonista decepcionado por la decisión de su compañeros por acatar la orden, la trama de la historieta sigue sus aventuras por el mundo –romance, intrigas de espionaje, drogas psicodélicas y agite revolucionario mediante– en lo que su creadores definen como un thriller político, social y musical contra la xenofobia. “Hay épocas muy concretas de la historia, en las que durante un periodo de tiempo corto se desarrollan actos que van a decidir lo que pasa en el futuro”, declara Fermín Muguruza, el creador de un libro que este año tuvo su flamante edición local a cargo del sello Moebius. “Yo imagino que otras personas quizás elegirían otros momentos de la humanidad para retratar. Pero para mi este período, incluso sólo estos cuatro meses que van desde la Guerra de los Seis Días en Medio Oriente, hasta la muerte del Che, son claves para entender varias de las cosas que suceden hoy”.

Partiendo por las reivindicaciones civiles del movimiento afroamericano, pasando por las revoluciones socialistas alrededor del mundo y llegando hasta los primeros festivales de rock, Black is Beltza recorre algunos de los eventos mas importantes y significativos de la época. Es sus páginas asoman Otis Redding, el Che Guevara y los Black Panthers. Muhammad Ali y Juan Rulfo. Una escena de sexo con The Velvet Underground de fondo, una pesadilla paranoide al ritmo de The Who y un retrato de la resistencia independentista Argelina. “Este libro ofrece ventanas al lector, que puede abrirlas o dejarlas ahí. Hay detalles que invitan a irse a internet y buscar, querer saber más. O también puede quedarse sólo con eso y lo va a comprender de cualquier forma”, dice Muguruza desde el País Vasco, aclarando el intenso proceso de documentación de época que hicieron los autores para representar los entramados y las conexiones del cómic, que incluye una serie de personajes, lugares y eventos históricos muy específicos.

El antecedente inmediato de este ambicioso proyecto fue un recorte en el periódico local durante el 2001, en el que Muguruza leyó por primera vez la historia del Rey y la Reina: ahí estaba el retrato de la Comparsa de Pamplona. Y junto a la foto, el relato de los dos gigantes negros de la procesión, que paradójicamente representaban al continente americano, y que habían sido impedidos de desfilar por las calles de los Estados Unidos. A partir de ese punto de partida, y junto a su colaborador Harkaitz Cano, escritor y guionista vasco, Muguruza se tomó varios años para delinear este road cómic –documental, histórico y musical– sobre una década apasionante y agitada. Ex cantante de bandas como Kortatu y Negu Gorriak, fundamentales y rupturistas durante los ochenta y noventas, ícono de la cultura underground vasca y censurado hasta el cansancio durante el gobierno de José María Aznar, Muguruza ha incursionado también en el documental. Pero la expresión musical o cinematográfica le quedo un poco corta y se decidió por el lenguaje explosivo y directo de la historieta, que comparte ritmo y poder discursivo con la música, para contar la historia de Max Unanue, este impetuoso aventurero vasco y sus intentos por cambiar el mundo. Black is Beltza ya se ha convertido en lo que Muguruza llama un artefacto transmedia, que viaja por distintos países con una ambiciosa exposición que reflexiona sobre estos hechos históricos, que ya tiene una película de animación en camino para el año 2018 y que ha recibido la venia incluso de algunos de sus personajes, como la activista Angela Davies y Emory Douglas, ministro de cultura de los Panteras Negras, que han acompañado con su simpatía a los autores durante algunos pasos del proceso.

Cada viñeta de Black is Beltza tiene el afán autoconclusivo de poster de una banda de surf o de cumbia esotérica. Cada escala en el viaje de su protagonista presenta una impresión a dos tintas de colores diferentes, que separan los eventos históricos y los lugares del mundo. El resultado es un libro fascinante y elegante, que sirve como documento histórico y como objeto de colección. Algunos se preguntaban cómo era posible que Dr. Alderete, el argentino residente en México desde hace veinte años, que empezó dibujando en sus propios fanzines y que es reconocido, entre otras cosas, por sus portadas para discos de Los Fabulosos Cadillacs o Andrés Calamaro, nunca se hubiese animado a hacer su propia novela gráfica. Su marca de estilo inconfundible en esta historieta, es también su primera incursión en un trabajo de esta extensión y, aunque en sus inicios se inclinó por el dibujo y el diseño inspirado decididamente por los cómics, estuvo esperando todos estos años un proyecto que le acomodara desarrollar. “Cuando vi su trabajo, dije, esta tiene que ser la persona”, cuenta Muguruza. El ilustrador parecía ser la persona perfecta para dar vida a Black is Beltza. Ha revisitado la identidad latinoamericana mezclada con el arte pop, con un sincretismo propio y un pie siempre metido en la contracultura. Entre sus trabajos, el libro de retratos pop del Che Guevara (que lo muestra como un rastafari, un agitador de McDonald’s e ¡incluso un alien!). Su propia versión de El Eternauta para la tapa de la edición mexicana. O un recorrido por los misterios de la Isla de Pascua. Con su interés particular por la traducción de la música al lenguaje gráfico, entre posters y tapas de discos, su ímpetu está especialmente puesto en Sonido Gallo Negro. Al igual que Muguruza, el Dr. Alderete tiene su propia banda, un proyecto de cumbia psicodélica influenciada por los ritmos de Perú, donde dibuja en vivo y además toca el theremin. “Le tengo un respeto especial a la historieta, y sabía que la primera que hiciera iba a necesitar un guionista. A lo largo de mi carrera se me había acercado gente, pero nunca podía pasar de la primera página sin aburrirme. En cambio, cuando llegó Fermín parecía que lo había hecho especialmente para mi: coincidíamos en muchos gustos musicales y también ideológicamente, y en lo que él tenía ganas de contar. Lo sentí muy cercano. Si estaba esperando un guión, había llegado: era ése”, cuenta Alderete desde México, vía Skype, al igual que Muguruza. Durante todo el proceso, ésta fue una de las únicas herramientas que esta pandilla internacionalista usó para trabajar a distancia. Para contar esta historia que, ambos convienen en acotar, les resulta de una aterradora actualidad. Sobre identidad, racismo e injusticia social, atravesado por los entramados de la cultura popular. Los presentó un amigo común en Los Angeles y desde entonces iniciaron un ida y vuelta que duró tres años para la elaboración de la historieta. “Trabajamos de una forma que quizás no es la habitual. Ellos me dieron un guión, pero no técnico, sino que yo hice la adaptación. Cuando estuvo todo el desarrollo a lápiz, ellos adaptaron su guión en función de lo que había dibujado. Fue un ida y vuelta total”, dice Alderete. “Por otro lado, dejé que pesara más otro tipo de influencias y no solo la gráfica. La música es fundamental en esta novela, lo hizo más fácil porque mucho trabajo mío esta relacionado con la música. También es algo que nos une con Fermín. Era importante traducir en imagen toda una banda de sonido que existe a lo largo de la época y de Black is Beltza”.

Como el protagonista Max Unanue, vasco de nacimiento, hijo de un inglés y una navarra, que recorre el mundo incansablemente, Fermín Muguruza y Dr. Alderete cuentan que han pensando en hacer el detrás de bambalinas de cómo fue creada esta historieta. Uno, desde Latinoamérica, el otro desde Europa, establecieron puntos de contacto en Barcelona, el DF, Buenos Aires o Los Angeles “Nos reímos porque tendríamos que escribir otra novela aparte sobre cómo hicimos todo esto, porque íbamos dando la vuelta al mundo igual que el personaje”, dice Alderete. Pero, también, existe en todo esto una idea de base sobre su forma de manejarse editorialmente. “Tenemos la idea de que esta conexión latinoamericana que desarrollamos no solo en la historia, sino que en la forma en que la hicimos, también se cristalice en este libro físicamente. Trabajamos en distintos encuentros en varias partes del mundo buscando editoriales independientes para distribuir en cada país”, dice Muguruza. Así fue como en Argentina llegó a editarse por Moebius, el sello que para su factura organizó un crowdfunding. Resultó exitoso, a pesar de que fue hecho con el apremio necesario para tener su lanzamiento con los dos autores presentes en Buenos Aires, en uno de esos eventos raros en que logran encontrarse. A ellos les parecía una forma de mantener el espíritu independiente, y que fuera de fácil acceso a las economías locales de cada país. “No había presión editorial porque empezamos la novela sin tener ningún contrato cerrado. Algunas se acercaron, por la trayectoria de Fermín, la temática y la forma que tengo yo de trabajar, pero decidimos que no íbamos a ir con ninguna grande, que íbamos a trabajar con editoriales independientes y que no íbamos a vender los derechos a una sola”. En euskera fue editado a cargo del mismo Muguruza. En español, primero por el sello madrileño Bang, y luego en México por Caja de Cerillos. Y así en Colombia, Japón y ahora en Argentina, suma y sigue.

Hecho con años de oficio, pero también con amor de fans y desde el espíritu de la contracultura, Black is Beltza es una apasionante historieta de reivindicación histórica que también puede agitar a cualquier amante del rock. En una de las ediciones más curiosas del año, a través de esta historia, el protagonista recibe entrenamiento militar cubano, conoce las excentricidades de The Factory en Nueva York y ve a Jimmy Hendrix tocar en vivo. De Quebec a Monterrey o a Medio Oriente. “No se si llamarlo internacionalista pero tenemos en común tener muy claro dónde vivimos y además poder estar en otro lado y convivir con otra cultura. También la música y la cuestión ideológica: una historia que cuenta sobre racismo e injusticia social desafortunadamente sigue siendo muy vigente”, dice Alderete. “Son cosas que siguen sucediendo y que nosotros queremos revisar. Porque a veces parecería que no aprendimos nada de nuestra historia”.

MUGURUZA, CANO Y DR. ALDERETE, DIBUJADOS POR ALDERETE

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