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Domingo, 13 de junio de 2004

PUNCH

Sacate la careta

Gracias al Festival Sundance, muchos hablan de Robert Redford como el gran benefactor del cine independiente. Peter Biskind prefiere llamarlo cretino.

Hollywood vuelve a arder, y esta vez arden también los suburbios: Peter Biskind sacó libro nuevo. Y si en su anterior volumen de culto –Easy Riders Raging Bulls– narraba la historia del bosque sagrado del cine en los setenta (la historia de “la generación que salvó” a la Meca), ahora la emprende contra el llamado “cine norteamericano independiente” de los noventa. La flamante publicación de Simon & Schuster lleva por título Down and Dirty Pictures: Miramax, Sundance and the Rise of Independent Film, y saca a relucir los trapos sucios de dos víctimas principales: la compañía de los hermanos Weinstein, subsidiaria de la Disney desde 1993, y el célebre festival fundado por Robert “Sundance Kid” Redford en tierra mormona.
David Bowman, del site Salon.com, entrevistó a Biskind en Nueva York en vísperas de la apertura del Sundance Film Festival de este año. En el libro, escribe Bowman, Harvey Weinstein aparece retratado “como el Atila gritón del cine independiente, un pequeño Saddam Hussein, un autoproclamado Ariel Sharon que prácticamente saca un comunicado de prensa por cada pedo que se tira”; Biskind también lo llama “Terminator” y “caldera hirviente de inseguridades, donde el amor propio y el odio propio se enfrentan con idéntica fuerza y determinación”. Weinstein, le cuenta Biskind a Bowman, es su ballena blanca, y él es –obviamente– Ahab. Pero no se morigera cuando la emprende con Redford, a quien describe como un insípido golden boy de casi 70 años que creó el Sundance Film Festival sólo porque la montaña que acababa de comprarse en Utah no tenía la nieve suficiente para albergar un centro de esquí.
Según Marc Caro, del Chicago Tribune, Biskind pinta a Redford como un “líder desorganizado, pasivo-agresivo, que tiende a contratar gente sin experiencia y rara vez termina lo que empieza, más interesado en el merchandising del Sundance que en sus películas, capaz de arrebatarles proyectos a los cineastas independientes que se supone que apoya”. Redford, escribe Biskind, “esperaba convertir su elefante blanco en una colonia de artistas que, en el mejor de los casos, incrementara el valor de su lucrativo ski resort, y en el peor lo consagrara como un gran benefactor. Un golpe brillante que le permitiría matar un montón de pájaros de un tiro”. En otro pasaje, Biskind señala que “Sundance tampoco cumplió sus metas originales de ayudar a los marginales. Las mujeres, los nativos, los afroamericanos y los pobres siguen sin tener un acceso igualitario a las cámaras”.
Biskind ya había escrito un artículo sobre Sundance para la revista Première en 1991, en ocasión del décimo aniversario del festival.”Originalmente pensé que la nota exaltaría a una gran institución. Luego empecé a hablar con gente que había trabajado con Redford, gente que había sido despedida, y el cuadro que apareció contradecía totalmente lo que había esperado. Seguí adelante con la nota, sin preconceptos, y quedé pasmado: Redford era un tipo tan difícil que alguna gente lo odiaba. Era un microgerente, un controlador enfermizo. No se podía hacer nada sin su aprobación, pero era imposible obtener su aprobación porque nunca estaba disponible. O se mostraba dubitativo y no lograba tomar una decisión. Debo haber hablado con unas quince o veinte personas que me contaron lo mismo. Robert Redford no era el gran benefactor del cine independiente. Su agenda era otra.”
“A medida que el festival se vuelve más y más comercial –dice Biskind-, Redford simplemente cuelga los guantes y dice que no puede hacer nada. Estoy seguro de que podría controlarlo de alguna manera. Tiene las virtudes y los defectos de los visionarios. Tiene la visión, pero no es pragmático. Es otro Harvey Weinstein: ‘Me gustaría dirigir, pero también tengo que volver a mi manejar mi compañía’.” Y en su libro diagnostica: “Sundance y Miramax son el yin y el yang del universo indie, el sol y la luna, Luke Skywalker y Darth Vader. Pero los dos tienen más en común de lo que parecía a primera vista”.

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