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Domingo, 14 de noviembre de 2004

UNA ACTRIZ ELIGE SU ESCENA DE PELíCULA FAVORITA:

La sonrisa de mamá

Tina Serrano y la relación madre e hija en Secretos y mentiras de Mike Leigh

Por Tina Serrano

Una película que me gustó mucho es Secretos y mentiras, de Mike Leigh. La protagonista es una mujer (Brenda Blethyn) que ya es grande, vive en un barrio obrero de Londres, es pobre y está en una situación de mucho abandono, se siente muy insegura, muy descalificada. Es madre de una hija que tuvo de soltera. Es una hija rubiota, medio colorada, muy mala, que la desprecia. Es grande pero se comporta como una adolescente rebelde y estúpida. De pronto aparece otra hija que la busca. Un día consigue el teléfono y la llama. Es una hija negra –una después se entera que fue dada en adopción cuando nació y que fue adoptada por la familia del padre–. La escena del teléfono es la que más me gusta. Es una escena maravillosa. La madre la atiende y le corta. Es que ella se pone muy nerviosa, niega todo y corta, casi como una reacción mecánica. Después, la hija la vuelve a llamar y hacen una cita. Quedan en encontrarse a la salida de un subte. Y están las dos paradas ahí a la salida del subte pero no se ven, no se reconocen. La madre fuma compulsivamente, la chica se la pasa caminando de un lado a otro. Una dice ¡por Dios, no se van a reconocer nunca! Pero no, al final se dan cuenta y la madre reacciona mal hasta que al final lo acepta. Entonces, la película muestra cómo se va produciendo un cambio en esa mujer que está siempre deprimida, mal vestida (usa unas calzas que son un horror): se empieza a arreglar más, empieza a salir.
Un día es el cumpleaños de la hija rubia y se festeja en la casa de su hermano, una súper casa, nada que ver con donde viven ellas. Y la mujer va con su hija negra. Todos la miran medio raro, son todos medio racistas. Le empiezan a preguntar qué hace y cosas así y cuando la negra contesta que es oftalmóloga, todos dicen ahhhh, universitaria, tiene un título la negrita, mirá vos, la negrita. Igual, la hija rubia la sigue mirando con un poco de asco (ella también está muy bien. Me hace un poco acordar a Romina Ricci en Resistiré). En el momento de la torta, la mujer confiesa que es su hija y arma un quilombo bárbaro, aunque después todo se resuelve felizmente.
De todas, la escena que más me gusta es el llamado telefónico: el pánico que le agarra a la madre y la sensibilidad de la hija, tan tranquila, tan segura, es una actriz excelente (Marianne Jean-Baptiste). Me gusta mucho cómo actúan todos en la película, hay un gran trabajo actoral. Es una película muy profunda y, a la vez, muy sencilla. Es de lo más tierna y da mucho qué aprender.

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La escena familiar de Secretos y mentiras (1995), la película de Mike Leigh que se llevó la Palma de Oro en Cannes 96 y recibió cinco nominaciones al Oscar ese mismo año.
 
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