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Domingo, 28 de noviembre de 2004

FAN - UN FOTóGRAFO ELIGE SU FOTO FAVORITA: MARCOS LóPEZ Y UNA DE DAVID HOCKNEY

La gran nada de Occidente

“Pearblossom Highway”
198 x 282 cms.
Collage fotográfico
abril de 1986
David Hockney (1932)

Hockney viene trabajando sobre lo norteamericano desde su irrupción en la escena con la Young Contemporaries Exhibition, en 1961. A fines de 1963 viajó a Los Angeles, cuyo estilo de vida y paisaje se volvieron centrales en su obra desde ese mismo momento. A partir de 1982, exploró el uso de la cámara con “composite images”, hechas a partir de Polaroids. Y ya desde 1985 (época a la que pertenece este trabajo) se dedicó a los fotocollages, creando una imagen “completa” a partir de una serie de detalles individuales.

Por Marcos López

Todo David Hockney me gusta. El patio interior de su casa en California, sus dibujos, las fotos de sus muchachos durmiendo la siesta de espalda, desnudos, los temas que escoge, los colores, su taller, la luz y la manera de distribuir a los personajes en la composición de sus pinturas, el celeste y la forma que les da a los salpicones de agua en sus piscinas...
También me encanta su modo de vestirse: pantalones beige estilo Gap, zapatos marrones acordonados, clásicos, en general camisas blancas, o a rayitas celestes y blancas, como de oficinista, medio desordenadas que se salen y entran afuera del pantalón, combinadas con chalequitos de lana, y siempre el detalle de la corbatita tejida. Un gentleman. Soy fan absoluto.
Y esta imagen, Pearblossom Highway, que ahora que lo pienso creo que ha influido bastante en mi obra, la considero una pieza clave en la historia de la fotografía moderna. Este collage al mediodía, en un cruce de carreteras en la costa oeste, tiene una actitud esencialmente fotográfica en cuanto a lenguaje y al mismo tiempo convierte a la imagen en una pintura hiperrealista. Hace equilibrio en el difícil punto de ser pintura y ser fotografía al mismo tiempo. Además, contiene y desarrolla un concepto anticipatorio. Con un gesto estético cercano al minimalismo, de gran poesía, da una opinión política, geográfica, de lo que es “América”: una gran nada.
Un desierto caliente que necesita mucho petróleo a cualquier costo para acondicionar el aire y aclimatar (enfriar) todo lo que se construya y/o circule por encima. Desechos de consumo warholianos en ese cruce de la nada. Un aleph de la nada. Matar a pobres corazones, dijo William Burroughs y le voló de un tiro a medio metro la tapa de los sesos a la esposa en un cuarto piojoso de un hotelito mexicano. “Se me escapó”, parece que dijo después... Unos años más tarde, Robert Mapplethorpe se tomó ese magnífico autorretrato agachado, de espaldas, mirando a cámara y metiéndose el mango de un látigo de cuero en el culo. Con estas tres imágenes, y un par de secuencias de Taxi Driver,
si uno se toma el trabajo de desanudar las metáforas, se podría escribir la historia de Occidente, de la aldea global, de las guerras, de cómo se llegó a lo que se llegó.
“Esto es lo que hay”, pensó David. Detuvo el auto, miró al águila imperial que sobrevolaba en círculos concéntricos la zona, se bajó fingiendo no tener miedo, sacó la Olympus trip 35 de visor directo, tal vez, como para disimular, aprovechó para echarse una meada, y desde ese mismo lugar, a medio metro de la puerta de su carro, tomó 4 o 5 rollos midiendo con calma las proporciones del collage. Rollo Kodak de 100 ASA. Velocidad 125, diafragma 11, copias 9 x 13 en cualquier laboratorio de una hora. A casa que se hace tarde y a otra cosa mariposa, como se dice en estos casos. O meta palo y a la bolsa, que significa más o menos lo mismo.

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