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Domingo, 12 de diciembre de 2004

ENCUENTROS - JANE BIRKIN ENTREVISTA A CARLA BRUNI

La bella que no calló

Fue cara de Guess y Versace, amante de Mick Jagger y Donald Trump. Y cuando parecía condenada por el clásico mandato de modelo de “¡Sé bella y callate!”, Carla Bruni colgó los tacos aguja y se despachó con Quelqu’un m’a dit, un disco íntimo y conmovedor. La gran Jane Birkin (que también estrena disco) la reporteó para la revista Interview. El primer fantasma que la charla convocó, como era de prever, fue el de Serge Gainsbourg.

POR INTERVIEW

Cuando el sol se pone sobre la carrera de una supermodelo, algunas se jubilan en la riqueza o el matrimonio (o ambos) y otras mandan al diablo los tacos altos y salen a explorar nuevos mundos. En el caso de Carla Bruni, que fuera la cara de Guess y Versace, y la amante de Mick Jagger y Donald Trump, ese mundo fue la música. El resultado de su retiro es Quelqu’un m’a dit (V2 Records), un álbum debut cantado básicamente en francés que desde su lanzamiento, en el 2003, cosechó gran aclamación crítica y comercial. Además de hacer un cover de “La noyée”, la oda melancólica de Serge Gainsbourg, Bruni recuesta su voz afelpada y sus letras intensas y tristes sobre melodías tenues, guiadas por una guitarra acústica y teñidas de impresiones filosóficas sobre el amor, la pérdida, la maternidad y los hombres. Aquí le cuenta a Jane Birkin –actriz, cantante y célebre musa de Serge Gainsbourg– por qué no se limitó a callarse la boca y a ser bella.
Jane Birkin: De modo, Carla, que quería entrevistarte porque creo que nunca antes me había pasado esto de parar literalmente el auto y pensar: “¿Quién es ésta que canta?” (Bruni se ríe). Cuando cantás, tu voz suena como terciopelo. ¿Cómo es posible que las palabras sean tan sutiles? Me encanta esa parte del disco donde decís que “nuestras vidas no valen demasiado”, que “pasan en un instante, como rosas que se marchitan”. ¡Y elegiste “La noyée”, una de las canciones más hermosas de Serge!
Carla Bruni: ¡Tan linda y tan secreta! Nunca la había escuchado cantada por él ni por vos. Sólo la escuché en la banda sonora de una película.
Birkin: Una película que Serge filmó en Yugoslavia. En realidad, estaba tan sexy cantando esa canción, que tuve que convencerlo de volver a Inglaterra y ponernos a trabajar en Charlotte [Gainsbourg, hija de la pareja]: pensaba que si no lo hacía, Serge terminaría enamorándose de la preciosa mujer a la que le cantaba la canción en la película (risas). ¡Charlotte nació por culpa de “La noyée”!
Bruni: La versión que yo vi estaba en un DVD sobre Serge. Recuerdo que vestía un traje muy ceñido, sin corbata, y que resplandecía de encanto y belleza.
Birkin: Con esa canción decidió ir a verlo a Yves Montand, y se puso a tomar whisky a las 11 de la mañana para poder portarse como un hombre. Después de jugar un rato con Montand y con las palabras –“No sos más que un barco hundido / Perra deshecha arrastrada por el curso del agua”–, volvió a casa enfermo de todo el whisky que había tomado. Y cuando llegó recibimos un llamado de Montand: “No puedo hacerle esto a Simone [Signoret, la esposa de Montand]”. Y nosotros pensamos: “Qué lástima, pero, ¿de qué diablos está hablando?”. Obviamente creía que si cantaba la canción, todo el mundo pensaría que estaba hablando de Simone, que ella era esa perra arrastrada por el río. Ésa fue la única vez que Serge le ofreció una canción a alguien. Y como se la rechazaron, creo que nunca volvió a cantarla.
Bruni: Es increíble cómo la canta. Corta las palabras como nadie. La letra es tan honda, tan fuerte y tan oscura... Me encanta el contraste que hay entre su manera de cantar y su manera de dejar caer las palabras como lágrimas. Me enloquece el contraste entre la letra, tan importante, y el modo en que la canta. Siempre tiene esa actitud de “¡y a mí qué me importa!”. Eso es lo que lo hace tan sexy.
Birkin: Nunca me dejaba escuchar las canciones que cantaba. “La Javanaise”, por ejemplo, o “L’eau à la bouche”. Serge detestaba el sonido de su propia voz.
Bruni: Tenía una gracia que no muchos hombres tienen. Me gustan todas y cada una de las etapas de Gainsbourg. Empecé con “Les sucettes”. La escuché un día por la radio –esa guitarra con wah wah, ¿te acordás?– y no lo podía creer. Tenía 12 años. Me caí de culo. ¡Dios mío! Los únicos que me provocaron algo así fueron los Stones, los Beatles, Gustav Mahler y Gainsbourg. No hay un solo momento de Gainsbourg que no me guste. Antes de descubrir “La noyée” tenía otro cover que no es tan famoso. La canción de los animales, “Sois belle et tais-toi” (“Sé bella y cállate”). El estribillo dice: “Toi, toi, toi, toi, sois belle et tais-toi”.
Birkin: [Se ríe] ¡Sí, sí, sí!
Bruni: Para mí fue como un resumen de mi vida. Mi vida como modelo era toda así, “Sé bella y cállate”, así que cantar esa canción era todo un símbolo. ¿Me entendés? Está tan increíblemente escrita, es tan graciosa... Y me permitía convertirme en un macho. Era algo tipo: “Dejame mirar y tocar, pero haceme el favor de no hablar más”. Mi compañero, Raphaël [Enthoven], es profesor de filosofía, así que se la pasa hablando de Friedrich Nietzsche. A veces me gustaría decirle: “¿Por qué no te callás?”. Pero no me animo. Vos sabés cómo son los hombres. Siempre hay que dejarlos hablar. Así que, para mí, esa canción de Serge era todo lo que yo no me atrevía a escribir.
Birkin: Una vez te vi en una entrevista en la radio y me dediqué a buscarte algún defecto en esa cara absolutamente exquisita que tenés. No tenías ni una sola mancha, así que pensé: “Dios, no tiene manchas, pero canta como si fuera un camionero” (Bruni se ríe). Y podés hablar de hombres como los hombres solían hablar de mujeres, exactamente como lo que decís de Serge. Y eso es muy sexy.
Bruni: Es una cuestión de perspectiva. A veces la gente que escribe en inglés se olvida de la perspectiva.
Birkin: ¿Te resulta fácil escribir en inglés?
Bruni: No, no es fácil. No he leído en inglés tanto como en francés e italiano. Así que lo mejor y más fácil para mí es escribir en italiano, después en francés, y después en inglés. Pero me gusta el inglés porque hay algo en él que te hace sentir muy fuerte. Y también hay más espacio para letras y melodías cuando escribo en inglés. Traté de escribir en francés una letra sobre mi hijo llamada “The Miracle” [“El milagro”], pero no puedo escribir mucho: me conmueve demasiado. Ser madre, para mí, es lo más difícil que he hecho en mi vida. Siempre tengo miedo de equivocarme. Cuando lo vi, recién nacido, pensé: “Dios mío, ¿qué hice? ¿Qué voy a hacer ahora?” (Birkin se ríe). A veces llora porque la vida no es fácil, o quizá tiene hambre, o simplemente está de mal humor. Es tan raro: es una felicidad total y al mismo tiempo una gran preocupación. Siempre hay algo en lo que estás pensando o que te preocupa.
Birkin: Creo que yo era totalmente inconsciente de todo eso cuando tuve a mi hija mayor, Kate. Tenía 20 años, y me acuerdo de haber ido al hospital y de salir con la nena en una canastita pensando: “Qué genial. Vine con nada y me voy con esta nena absolutamente perfecta” (Bruni se ríe). Pero no recuerdo que me lo tomara muy en serio. Creo que esa noche me fui a un night club, descolgué el teléfono sobre la cama y llamé al portero y le dije: “Si llora, llámeme al club de al lado” (Bruni se ríe). Jamás me preocupé por ella. A los cinco meses dejé de darle la teta. En el aeropuerto de Almería se me cayeron del bolso todas las botellas con leche. Michael Caine dijo: “Mejor démosle en una jarra”. Y tomó leche de una jarra. Kate era increíble. A los cinco meses tomó de una jarra porque se me habían roto todas las botellas. Bueno, Carla, me encantó hablar con vos. Y sé que a Serge también le habría encantado.
Bruni: Me pone tan contenta que me digas eso.
Birkin: ¡En serio! Tal vez lo hubiera fastidiado un poco que escribas tus propias canciones, porque seguramente habría querido escribirte una (Ambas se ríen). Él quería escribirles canciones a todas las personas que le gustaban.

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“Gainsbourg tenía una gracia que no muchos hombres tienen. Me gustan todas y cada una de sus etapas. Empecé con ‘Les sucettes’. La escuché un día por la radio y no lo podía creer. Tenía 12 años. Me caí de culo. ¡Dios mío! Los únicos que me provocaron algo así fueron los Stones, los Beatles y Gustav Mahler” Carla Bruni
 
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