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Domingo, 10 de junio de 2007

CINE > HOSTEL 2, HOMBRE VS. HOMBRE

El deporte favorito del hombre

Con la segunda parte de Hostel, Eli Roth vuelve sobre uno de los temas más insospechadamente viejos del cine: la cacería humana.

 Por Alfredo García

Hostel y su flamante secuela son películas sobre gente que mata a sus semejantes por placer. Los que creen que el cine gore ya no sabe qué inventar, deberían saber que no se trata de un asunto nuevo.

"Melodrama muy eficaz, con la mayor de las virtudes, la originalidad, que compensa con creces sus ideas truculentas." Noviembre 21, 1932. El New York Times recibía con elogios el estreno de uno de los films más copiados de la historia del cine, El Malvado Zaroff (The Most Dangerous Game), dirigido por Ernest B. Schoedsack e Irving Pichel, con Leslie Banks encarnando a un cazador demente que, aburrido de matar fieras salvajes, decide emprender "el juego más peligroso, la caza del hombre".

Lo que le llamaba más la atención al crítico Mourdant Hall era el espíritu deportivo del desquiciado aristócrata: "El personaje se cuida de no atacar a su presa en las situaciones donde sería demasiado fácil matarlo. Por otro lado, su código le impide matar a las hembras de su especie, a las que por un motivo prefiere capturar con vida".

Teniendo en cuenta que la heroína de la película era la rubia Fay Wray, se comprende la debilidad de Zaroff: la rubia estaba a punto de seducir a King Kong, el siguiente film de Schoedsack.

The Most Dangerous Game era tan fuerte y adulta que a pesar de haber sido filmada en los tiempos en los que aún no imperaba el Código Hays de censura, se estrenó con apenas 63 minutos de duración, luego de cortar unos 10 minutos de imágenes terribles sobre la colección de cabezas humanas del protagonista.

Durante tres cuartos de siglo todo tipo de variaciones de las cacerías del Conde Zaroff se reprodujeron en la pantalla grande, a veces con resultados notables como la remake Fuga hacia el sol (Run into the Sun, Roy Boulying, 1956) con Richard Widmark y Jane Greer escapando de los cazadores nazis Trevor Howard y Peter Van Eyrck. En La presa desnuda (The Naked Prey, 1966) el propio director Cornel Wilde era cazado como un animal por unos furiosos watusis. Y en Temporada de caza (Open Season, Peter Collinson, 1974) Peter Fonda y otros veteranos de Vietnam se dedicaban a recordar los viejos buenos tiempos cazando peatones desprevenidos como el mismísimo Alberto de Mendoza.

Luego de muchas variaciones sobre el tema, Eli Roth consiguió volver a darle auténtica originalidad al asunto en Hostel, una película barata filmada con menos de cinco millones de dólares que, irónicamente, destronó del primer puesto en la taquilla a la remake de King Kong de Peter Jackson y a una superproducción como Las Crónicas de Narnya.

El fenómeno originado por Hostel puede explicarse por el factor sorpresa de un guión en el que unos turistas son llevados con engaños a un hospedaje que funciona como trampa para conseguir víctimas a millonarios que se divierten liquidando gente de manera tan segura como impune. Lo incivilizado y poco deportivo de estos nuevos cazadores de hombres indignarían a un aristócrata como Zaroff, que nunca dejaría de darle una buena ventaja a sus presas.

En Hostel los villanos directamente se comportan como verdugos que matan a sus presas en mazmorras temáticas que les permiten recrear las fantasías más abominables. Lo original del concepto del director y guionista Eli Roth es concebir una organización dedicada a satisfacer los instintos homicidas de cientos de pequeños Zaroffs que pululan por el mundo detrás de un traje gris. Justamente la actuación de Roger Bart (de Amas de casa desesperadas) como un perfecto padre de familia con doble personalidad. Un link entre la idea clásica de un genio del mal como Zaroff y el de un organizador de cacerías humanas era el memorable Lance Henriksen de Hard Target de John Woo, que le pagaba a marginados de Nueva Orleans ("en el mundo siempre hay algún sitio miserable donde hacer estas cosas") para ser la presa de sus safaris urbanos, con la promesa de un premio si lograba sobrevivir el desafío. Igual que Woo en ese film, en el film de Roth también hay una visión de los pobres diablos de clase baja que pueden verse envueltos en la diversión de los ricos. En Hard Target era Van Damme, que al rechazar la oferta millonaria del cazador cazado, explicaba: "Los pobres también tenemos derecho a divertirnos". En Hostel 2, los que se divierten cuando pueden son los chicos de la calle, en un improvisado fútbol de potrero con una pelota aún no aprobada por la FIFA.

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Imagen: Xavier Martin
 
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