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Domingo, 28 de octubre de 2007

DVD > UNA OBRA DE TEATRO DE MAMET ADAPTADA AL CINE

Monólogos morales

 Por Mariano Kairuz

“Es sobre un tipo que tiene su crisis de la mediana edad, deja a su esposa y sale por ahí a conseguir sexo y termina asesinando a una joven mesera interpretada por Julia Stiles”. Con esas palabras, con esa concisión, con esa aspereza, es como resume el director Stuart Gordon (Chicago, 1947) su película Edmond. Por poco no parece que se estuviera refiriendo a la adaptación cinematográfica de una obra teatral de David Mamet, un autor que ha escrito sobre profesores académicos (Oleanna), sobre la gente de la industria del cine (Cuéntame tu historia), sobre agentes inmobiliarios que se sacan los ojos por un negocio (Glengarry Glenn Ross) y sobre hábiles tahúres callejeros (Casa de juegos) con una constante: casi todas sus obras terminan por echarle encima a su público algún tipo de aseveración moral. Sin ánimos de arruinarle el final a nadie, hay que decir que eso que cuenta Gordon es poco más que la primera mitad de Edmond, una obra teatral de un solo acto que Mamet puso en escena por primera vez hace 25 años, que en alguna ocasión interpretó Kenneth Branagh y que ahora hace en cine William H. Macy, figura del reparto Mamet estable.

Habrá sonado extraño que el encargado de llevar Edmond al cine fuera Stuart Gordon, a quien se conoce principalmente como un eficiente realizador de cine fantástico y de terror de bajo presupuesto, especializado en Lovecraft desde su film de culto Re-animator (1985). Pero ocurre que Gordon y Mamet se conocen desde hace más de veinte años, de cuando el primero produjo una de las primeras obras de su par hoy más célebre, llamada Perversión sexual en Chicago. Y que de algún modo Edmond es, si no una película de género, una película sobre el miedo, sobre un tipo más o menos común y corriente que desciende a los infiernos de la honestidad brutal; es decir, el de sus propios prejuicios —una misoginia, homofobia y racismo rampantes— liberados y materializados sin pudor. Justo antes de achurar a la mesera, Edmond pronuncia una serie de barbaridades por las que todo aquél que conozca la aceitada máquina de producir líneas de diálogos perfectamente autoconscientes de Mamet sabrá que esto no es puro gore sino que se ha embarcado inexorablemente en una última media hora de disquisiciones sobre la naturaleza humana. Muy verbales, muy teatrales, tan, tan mametianas.

Proyectada en el festival de Mar del Plata pero no estrenada comercialmente en los cines argentinos, Edmond (2005) acaba de salir en DVD.

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