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Domingo, 11 de enero de 2009

CINE > UNA RETROSPECTIVA DE JEAN-PIERRE MELVILLE, GENIO A REDESCUBRIR

El camino del samurai

Especialista en policiales, gran influencia para la nouvelle vague, Jean–Pierre Melville fue un ex soldado de la Resistencia que se convirtió en uno de los grandes maestros del cine francés, creando marcos únicos para tramas complejas y filmando como pocos a Alain Delon y Jean Paul Belmondo. Su obra, esencial para todo devoto del gran cine, se verá durante todo el mes en el Malba.

 Por Alfredo García

Aunque parezca mentira, muchos de los miles de estudiantes de cine de las universidades argentinas del ramo salen sin tener la menor noción de quién es Jean-Pierre Melville. Lo mismo pasa con Sam Peckinpah, pero ése ya sería otro problema. En el caso de Melville es una falta inadmisible, no sólo por la calidad intrínseca de sus películas, consideradas entre lo mejor del cine francés de todos los tiempos, y entre lo mas clásico del cine policial mundial, sino por su condición de influencia notable en el nacimiento de la nouvelle vague.

En el Malba, durante todo enero se podrán ver casi todas sus películas, en una de las retrospectivas más completas que se hayan preparado entre nosotros sobre la filmografía del director de El samurai.

El ciclo es bastante completo (un bienvenido coletazo del último festival de Mar del Plata, donde ya fue proyectado), y entre sus mayores cualidades está la de presentar muy buenas copias en 35 mm, algo que hasta ahora era imposible al exhibir las películas de este director apellidado Grumbach, pero rebautizado Melville previamente a su carrera en la industria del cine, cuando sólo era un luchador más entre los maquis de la Resistencia durante la ocupación nazi.

Hay mucho para hablar y destacar en un buen panorama de Jean-Pierre Melville, pero podemos empezar por un policial que, salvo desde los tiempos de su estreno, no se volvía a ver en fílmico en la Argentina: Morir matando, es decir Le Doulos (film de 1962 que está editado en video bajo la traducción literal El soplón), que quizá no sea la película más famosa de su director ni tampoco de su protagonista, Jean Paul Belmondo, pero está a la altura de lo mejor de ambos. Morir matando (va el jueves 29 a las 22) comienza con un hampón que va a visitar la guarida de otro. Mientras el dueño de casa cuenta las ganancias de un sonado atraco de joyas recién perpetrado, ya prepara otro robo para su amigo esa misma noche, y uno de ellos sin embargo sólo está pendiente de llevar a cabo una venganza por una antigua traición, que comete ahí mismo. Qué manera de empezar un policial que no se detiene nunca, ni en acción ni en vueltas de tuerca de una compleja trama de traiciones terribles y lealtades formidables. El tema central es el del honor en los bajos fondos, honor que no sólo puede existir entre ladrones, sino también en sus eventuales contactos –para bien o para mal– con polis derechos o corruptos. En Morir matando Belmondo podría ser el peor traidor o tal vez un héroe superlativo, y Melville no le hace las cosas fáciles al espectador, que debe seguir la historia sin pestañear para entender el incesante duelo entre ladrones y policías. Hay una actuación formidable del coprotagonista, Serge Reggiani, y un gran papel de reparto como policía corrupto para Michel Piccoli. La banda sonora jazzística de Paul Misraki es otro de los puntos fuertes de esta gema a descubrir.

Hay otra película imperdible en este ciclo por las condiciones en las que se va a exhibir: El ejército de las sombras (L’Armee des ombres, 1969, va el jueves 29 y el viernes 30), una obra única en el cine francés por sus malas vibraciones de todo tipo, tal como corresponden al tema de la ocupación nazi y la lucha de la Resistencia, un asunto que evidentemente no iba a tratar a la ligera habiendo sido él mismo miembro de este ejército clandestino. Esta obra maestra se proyecta en su duración completa de 145 minutos, en copia fílmica de 35 mm, lo que es un lujo dada su magnífica fotografía en colores y la presencia de escenas que no se habían visto entre nosotros, especialmente una sobre la interacción del personaje central de Lino Ventura con los aliados ingleses.

Es una de esas películas tan implacables y genuinas en su retrato de estos héroes a los que despoja de toda gloria y describe como sobrevivientes sometidos a todo tipo de penurias y experiencias aborrecibles, como se ve en la escena en la que un miembro novato debe demostrar su capacidad combativa y lealtad liquidando al peor enemigo de los maquis, un delator que actúa entre sus propias filas. A pesar de que podría haber tratado el tema con mas énfasis en lo bélico, lo que le hubiera dado más espectáculo al asunto agrio de esa lucha desigual hasta lo imposible, decidió narrar la trama de Lino Ventura atestiguando la desaparición uno por uno de todos sus compañeros de lucha como un oscuro policial tan seco y ascético como dramático. Algo que hubiera sido imposible sin las exactas composiciones actorales de Ventura, Jean Pierre Cassel y en especial de una deslumbrante y contenida Simone Signoret.

El jueves 22 y el sábado 24 hay otra joya imperdible en versión íntegra en 35 mm: El círculo rojo (Le Cercle Rouge, 1970), tal vez el policial más ambicioso y elaborado de Melville, que reunió a Alain Delon con Yves Montand y Gian Maria Volontè en la historia del complicadísimo robo a una joyería. La escena del atraco es para una antología de este subgénero del cine negro (“polar” en Francia) y Melville dijo haberla concebido en 1950, para luego negarse a desarrollarla hasta dos décadas más tarde debido a la aparición de dos clásicos mayores como Mientras la ciudad duerme, de John Huston, y Rififi, de Jules Dassin. El círculo rojo, al igual que El samurai, es uno de los films que inspiraron los policiales de John Woo, que hace un par de años se ocupó de restaurarla y estrenarla a todo lujo en un cine de Nueva York.

Justamente el asesino silencioso y que se rige por un código tan rígido como el del Bushido no podía dejar de formar parte de esta muestra: El samurai (Le samourai, 1967) es tal vez lo más parecido a un policial auténticamente metafísico, y absolutamente autoral sin llegar a lo snob. El film protagonizado por Alain Delon –en uno de los mejores trabajos de su carrera– se verá el jueves 15 y 16 de enero, y hay que recomendarlo especialmente para aquellos que no conozcan el cine de Melville, ya que se trata de una pieza profundamente inteligente y estilizada y a la vez accesible que tal vez pueda ser considerada la quintaesencia del cine de este gran director. La dirección de arte no tiene desperdicio y será un placer volver a ver los cabarets de estética psicodélica con bailarinas de alucinante vestuario platinado en la prístina proyección surgida de una copia nueva de 35 mm.

La retrospectiva de Melville también incluye dos de las mayores rarezas del director, probablemente nunca vistas en nuestro país, ambas a ser exhibidas el jueves 15 y viernes 16, respectivamente. Cuando leas esta carta (Quand tu liras cette lettre, 1953) es un rarísimo melodrama protagonizado por Juliette Greco que Melville realizó por encargo, ya que necesitaba dinero para armar su estudio, desde el que lanzó al mundo todos sus policiales posteriores. En todo caso, los especialistas aseguran que más allá de ser un film un poco ajeno a la personalidad habitual de su director, incluye un homenaje a uno de sus directores, el Max Ophuls de melodramas clásicos como Carta de una mujer enamorada, a la que obviamente cita desde el título.

Más cercana al policial pero también eminentemente una rareza, es el único film de Melville donde él es uno de los protagonistas. Dos hombres de Manhattan (Deux Hommes Dans Manhattan es otro típico retrato de una ciudad nocturna, esta vez la Nueva York de 1959 fotografiada con toda la oscuridad del cine clase B de aquel entonces, con la excusa argumental de la búsqueda de un periodista de un representante de las Naciones Unidas misteriosamente desparecido).

Estas dos curiosidades son uno de los platos fuertes para los fans más rabiosos del director, igual que el excelente documental Jean-Pierre Melville: Retrato en nueve poses (Jean-Pierre Melville: Portrait en neuf poses) un mediometraje de menos de una hora de duración que se verá el sábado 24. Se trata de un programa de la serie de la TV francesa Cineastas de nuestro tiempo, ideada por Andre Bazin, creador de la mítica revista Cahiers Du Cinéma. El documental está hecho desde la admiración y el conocimiento, y demuestra que el mismo Melville en su vida privada y especialmente en lo profesional era un personaje tan atractivo como los de sus inigualables películas.

La retrospectiva

Jueves 15
20.00 Cuando leas esta carta
22.00 El samurai

Viernes 16
18.00 El samurai
20.00 Dos hombres en Manhattan

Jueves 22
20.00 El círculo rojo
22.30 Bob le Flambeur

Viernes 23
18.00 Historia de un policía

Sábado 24
15.00 El círculo rojo

Jueves 29
18.00 El ejército de las sombras
20.30 Historia de un policía
22.15 Morir matando

Viernes 30
18.30 El ejército de las sombras

En el Malba, Av. Figueroa Alcorta 3415.
Entrada $10. Estudiantes y jubilados $ 5.

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Alain Delon como el samurai noir de sombrero e impermeable que compuso para Melville, dos veces: arriba, en El círculo rojo; debajo, en El samurai.
 
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