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Domingo, 15 de febrero de 2009

DVD >PINEAPPLE EXPRESS, LA COMEDIA FUMONA DEL VERANO

Dame una piña

El rey de la comedia del nuevo milenio, Judd Apatow, tiene nueva película. Como sucedió con Supercool, tal vez la mejor de su cosecha, el guión está firmado por Seth Rogen y Evan Goldberg. Pero en esta oportunidad llamaron a David Gordon Green, un director indie, para filmar una película de y sobre fumones. El resultado es una comedia bestial y al mismo tiempo querible, con una actuación brillante del ascendente James Franco, un dealer que se la pasa en pijamas.

 Por Martín Pérez

Según confiesa el propio Judd Apatow, todo comenzó con True Romance. O, para ser más precisos, con el personaje fumón que Brad Pitt interpretaba en aquella película de Tony Scott con guión de Quentin Tarantino. Después de esa única escena con la que aún recuerda haberse matado de risa, Apatow calculó que todo sería aún más divertido si los asesinos persiguiesen a Pitt en vez de ir detrás del personaje de Christian Slater. “Así como hay gente que nunca se olvida los nombres de los jugadores en las figuritas que coleccionaba durante su infancia, yo nunca me olvido de algo que me hace reír”, explicó Apatow. Esa es la razón por la que, más de una década después de aquella revelación, al fin existe algo llamado Pineapple Express, la última producción de su exitosa y ocupada factoría de comedias. Una película en que sus protagonistas, en vez de estar despatarrados en un sillón totalmente fumados, se ven obligados a salir a la calle, tratando de escapar de unos asesinos que van tras ellos. “No sólo es una comedia fumona sino que tiene un claro mensaje: estar fumado todo el día no es lo mejor que uno puede hacer... ¡especialmente si te están persiguiendo!”, se ríe Seth Rogen, guionista y protagonista de Pineapple Express, traducida como Piña express para su inminente estreno local, directo a DVD. Ambientada en Clark County, el mismo suburbio ficcional que Supercool, la acción comienza cuando Dale es involuntario testigo de un asesinato a sangre fría, y corre a contárselo a Saul, su dealer. Cuando se dan cuenta de que lo mismo que los vincula a ambos –una exclusiva y sumamente efectiva cepa de marihuana llamada, cuándo no, Pineapple Express– los pone también en la mira de los criminales, es que comienza la huida. Y sus ridículas aventuras, claro.

EL PLACER DE LA COMEDIA INDIE

Una de las grandes sorpresas de la nueva película producida por Apatow no es su mezcla de géneros (marihuana y policial), o la reunión de sus protagonistas (tanto Seth Rogen como James Franco comenzaron sus carreras en la extraordinaria serie Freaks & Geeks), sino que su director sea David Gordon Green. Conocido por sus películas independientes con una estética que para muchos recuerda al legendario Terrence Malick –el nombre de Green es un viejo conocido del Festival de Cine independiente porteño, donde devino casi un abonado desde la sorprendente George Washington (2000) en adelante–, la sorpresa es que también sea no sólo un genuino fanático de oscuras buddy movies de los años ’60 sino, también, un culposo consumidor de las de acción de los ’80. No en vano cada vez que tiene que hablar de referentes para Pineapple Express siempre se preocupa de mencionar –después de películas como The Gravy Train y Thunderbold and Lightfoot, entre otras– ese dislate llamado Tango & Cash, con Kurt Russell y Sylvester Stallone. “Cuando me acerqué al set de Ligeramente embarazada para charlar de esta película, me di cuenta rápidamente de que Apatow y su gente estaban haciendo películas comerciales de la misma manera en la que yo venía haciendo mis films independientes: trabajando dentro de un equipo leal y creativo, y dándoles espacio a los actores para improvisar. Además de llevar la comedia a un lugar humano y emotivo, creando personajes por los que uno siente empatía y se preocupa, incluso en situaciones vulgares. Algo de lo que estoy feliz de formar parte”, explica Green, quien asegura que hacer películas independientes es algo mucho más difícil que hacerlas bajo la tutela de un estudio. “Porque, para empezar, cuando un estudio está involucrado en la producción nunca falta el celuloide como para ponerse a experimentar, a intentar cosas nuevas.” Además, una de las cosas complicadas del rodaje sucedió, en realidad, cuando comenzaron a imaginarse las escenas de acción. “Porque teníamos un presupuesto para una comedia, y cuando empezamos a pensar en persecuciones de coches, tuvimos que ingeniárnoslas un poco.” Ambas experiencias –tanto la libertad para improvisar como el disfrute de hacer explotar cosas– ciertamente enriquecen el sumamente desquiciado aunque querible producto final, aun cuando Green confiesa entre risas que el corte del director de Pineapple Express sería en realidad más corto que la hora y 45 minutos que terminó durando la película. “Lo que pasó es que al principio estábamos algo preocupados por ciertos extremos a los que habíamos llegado. Pero cuando comenzamos a mostrar la película, las encuestas entre el público nos decían que querían más. Y es difícil discutir con las risas de un público entregado, así que les dimos todo lo que querían.” Tal vez sea por eso que Seth Rogen asegura que todavía no puede creer que les hayan dejado hacer algo así. “Cada vez que la veo, no puedo evitar pensar que es como si nos hubiésemos robado una cámara para salir a filmar nuestra película por ahí.”

SIGNO DE LOS TIEMPOS

Aunque la frescura y la honestidad de las películas del clan Apatow les han terminado dando la corona del género en la actualidad, comparadas con el trabajo similar de quienes reinaron la década pasada, esos dinamitadores del mecanismo del prejuicio social llamados los hermanos Farrelly, sus más grandes éxitos tienen un indudable regusto a conservadurismo: donde aquellos desclasados terminaban siendo queridos por lo que eran, los slackers de Apatow –¿el signo de los tiempos?– aprenden a cambiar y adaptarse a la sociedad. “La única razón por la que hicimos una película como Supercool es porque no había chicos como nosotros en el cine”, explica Rogen, que junto a Eric Goldberg escribió aquella pequeña obra maestra, la excepción que confirma la regla de la generación Apatow. “Y la razón por la que empujamos a Judd para que nos hiciese fumar en Virgen a los 40 años es porque eso es sencillamente lo que hacemos”, agrega quien es el guionista también junto a Goldberg de Pineapple Express. “Cuando vimos que el cine estallaba en risas en vez de censurarlos cuando hacen que el protagonista se fume los porros en la manzana, nos dimos cuenta de que estábamos listos para Pineapple...” Ciertamente, el producto terminado demuestra que la dupla y todo el equipo estaba listo para semejante película, de muchas maneras. Especialmente porque, a pesar de ese reflejo conservador que lleva a Apatow a declarar públicamente que el mensaje subyacente de la película es que nada bueno puede salir de estar fumando marihuana, la película jamás condena a sus protagonistas. Es más: los momentos más agrios, en que se traicionan y se recriminan entre ellos... ¡es justo cuando no están fumando! Apunta Rogen: “Es verdad que no se puede estar fumando todo el tiempo, pero también nos cuidamos de evitar decir en la película algo como ‘tenemos que dejar de fumar’. Porque, en realidad, no es lo peor que uno puede hacerse a sí mismo. Peor es emborracharse todos los días, algo aceptable en muchos círculos de la sociedad. Y creo que la gente se está dando cuenta de eso. O al menos eso quiere creer la parte optimista de mi cerebro. ¡La otra sólo sigue fumando!”.

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