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Domingo, 14 de junio de 2009

FENóNEMOS > LOS MéDICOS SEXIES DE LAS SERIES

Juguemos al doctor

 Por Mariana Enriquez

Series de médicos siempre hubo, y médicos con participación importante en series también. En un principio, allá por 1961, debutó Ben Casey con Vince Edwards como un joven idealista, pero todo sex-appeal del protagonista se perdía en las nieblas de la TV blanco y negro. Poco después, en 1969, se estrenó Marcus Welby, que duró hasta 1976 con Robert Young, un gordo bueno, hombre mayor, poco ortodoxo en guerra con el malo y duro James Brolin que sí era lindo.

El primer médico sexy, el que inauguró la tradición, fue el Halcón de Alan Alda en M*A*S*H. Guerra de Corea, hospital de campaña, y un montón de cirujanos desesperados tratando de acercarse a la vida de la forma más antigua: el sexo. Halcón era el borrachín melanco, morocho, progre, pacifista: una delicia de hombre. La serie duró desde 1972 hasta 1983, sus primeros años fueron sostenidamente extraordinarios y su último capítulo fue el más visto de la historia de la televisión hasta ese momento.

Después está General Hospital, una soap opera que aquí no se vio pero supo tener galanes populares y pésimos actores. Pero mucho no cuenta.

En 1994 se estrenó Chicago Hope, serie sobre un lujoso hospital de la ciudad del título, pero no había material humano para el deleite, salvo que a alguien le haga cosquillas Mandy Patinkin. Duró hasta el 2000 y le pasó por encima el gran tanque médico televisivo de la historia, E.R. estrenada el mismo año: una serie política, polémica, dramática, innovadora (hizo historia con su episodio “Ambush” de 1997, que se hizo en vivo dos veces, por la diferencia horaria entre costas de EE.UU.); patética cuando hacía falta, en ocasiones gloriosa y emocionante. Empieza su última temporada (la 15ª) la semana que viene en el Warner Channel local. La serie sobre el county de Chicago, además, impuso al médico como sex symbol con una elección de casting bestial: la de George Clooney como el pediatra Doug Ross. Qué picardía de los guionistas, ¡verlo ser tierno con los niños! ¡Cuánto corazón de madre derretido, y encima George estaba fuertísimo! Estaba mucho más fuerte que ahora en los comienzos de la serie, cuando tenía más canas y menos pretensiones, cuando todavía se le notaba un poco la desesperación del aspirante: fue su primer papel protagónico en una serie de éxito después de años de pelear inútilmente por un lugar el Hollywood. En fin, que Clooney se volvió una estrella durante E.R. y dejó la serie en un final de personaje dramático: lo echan del hospital por practicar la eutanasia ilegalmente a un niño enfermo terminal.

Reemplazarlo era imposible, entonces los productores tomaron una decisión arriesgada: traer a la serie a un actor extranjero, desconocido, lo más lejano a un nuevo Clooney. Y eligieron al croata Goran Visnjic como Luka Kovac: un milagro de la genética con 36 años, 1,93 de torre eslava, ojos azules, pelo oscuro, cicatriz de operación por úlcera gástrica en el abdomen (Goran peleó en la guerra de los Balcanes contra Serbia y tuvo sus problemas). Había aparecido antes en una película bastante mala llamada Welcome to Sarajevo, que Madonna vio en Cannes y, seguramente en un grito, pidió que le prepararan a ese hermoso croata para participar en su nuevo video, “The Power of Goodbye”. Ahí juegan una partida de ajedrez, se besan, y la luz azulada a Visnjic le sienta como a un dios. Madonna parece algo ajada a su lado.

Hace poco, Visnjic participó en otro video, “Burn My Shadow” de Unkle, pero su carrera en cine no despega, porque sigue teniendo acento, porque no es tan buen actor y porque la gente está cada vez más tonta (es incomprensible que alguien tan la nada misma como Shia LaBeaouf sea una estrella, y Visnjic tenga participaciones periféricas en películas horribles como Electra). Visnjic se fue en la temporada pasada; la nueva trae sorpresas y regresos que no revelaremos.

Los médicos en televisión no perdieron salud después de E.R. Ahora mismo hay dos series a las que les va muy bien: House (desde 2004, un Sherlock Holmes médico) y Grey’s Anatomy (desde 2005, una telenovela en hospital, sin el filo de temas y tramas de E.R.). La primera lo tiene al británico Hugh Laurie como Gregory House, insólito galán maduro, malhumorado, depresivo, adicto y rengo como Lord Byron. Infalible. La segunda tiene a Patrick Dempsey, que hace de neurocirujano rico y es tan lindo que no se lo puede mirar (en la serie le dicen McDreamy, y en la vida real es modelo de Versace y Avon). A Grey’s Anatomy acaba de salirle un spin-off que se llama Private Practice y es bastante horrible pero lo tiene a Taye Diggs, de quien no se puede decir nada porque su esplendor provoca mudez.

Hay quien aventura, sin embargo, que éstos serían los últimos estertores del médico del cuerpo. Que ahora, gracias a series como In Treatment y Mental se viene el doctor de la mente. In Treatment estrena segunda temporada en HBO. El psiquiatra es Gabriel Byrne. ¿Cómo faltarle a una sesión a ese señor nutricio, inteligente, que madura con elegancia indecible y conserva rastros de su acento irlandés? Es una cosa de locos.

La última temporada de E.R. empieza el miércoles a las 22 hs. por Warner Channel.

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