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Domingo, 9 de agosto de 2009

CINE > SAM RAIMI: DESPUéS DEL HOMBRE ARAñA VUELVE AL TERROR

El tío Sam

Hoy en día, Sam Raimi es el director de la multimillonaria trilogía del Hombre Araña. Pero para los fanáticos del terror, siempre será ese director que debutó con una película minúscula y filmó aquella otra trilogía, tanto más económica y terrorífica: Evil Dead. A los 50 años y con la billetera de Hollywood a sus pies, volvió a las fuentes y filmó Arrástrame al infierno, una película que amenaza con convertirse en la primera reflexión del cine después de Bush.

 Por Alfredo Garcia

Aunque su último Spiderman 3 se cuenta entre las producciones más costosas de la historia del cine, el corazón de Sam Raimi sigue apuntando a las películas de terror de bajo presupuesto con las que se inició. Esto queda claro con su nueva película, Arrástrame al infierno (Drag me to Hell, a estrenarse este jueves), donde el director de culto –pero también exitoso cineasta de alcance masivo como pocos– no necesita toneladas de millones en el presupuesto ni arsenales descabellados de efectos especiales de última generación para ubicar al espectador en el más terrorífico Averno.

Raimi nació el 23 de octubre de 1959, y evidentemente quería cumplir sus 50 años habiendo regresado a las fuentes. En su caso, fuentes de sangre, ya que la saga que lo hizo famoso, la trilogía de The Evil Dead, no sólo es un hito del cine independiente, sino también del gore. La diferencia de presupuesto entre su ópera prima, Evil Dead, y Spiderman 3 debe batir algún tipo de record: el primero costó 375 mil dólares, mientras que la tercera aventura arácnida tuvo un presupuesto de 350... ¡millones!

Cuando era estudiante en su Michigan natal, Raimi hacía reuniones con amigos para ver películas en súper 8. Lo gracioso es que no eran películas que comprara o alquilara, sino cortometrajes que él venía filmando de toda la vida, generalmente dedicadas al homenaje sistemático a sus ídolos infantiles: Los Tres Chiflados.

El joven Raimi y su pandilla (que incluía a los hermanos Coen y al actor fetiche del director, Bruce Campbell, además del futuro productor de filmografía completa, Robert Tapert) se pusieron ambiciosos con uno de estos cortos: Within the Woods duraba 30 minutos, y más que un corto era una promo pensada para convencer a pequeños comerciantes locales de apoyar con pequeñas sumas de dinero la producción de un largometraje de terror de bajo presupuesto, The Evil Dead.

Rodada en 16mm en 1980, The Evil Dead fue generando un culto entre expertos en el género como Stephen King, y causó cierta sensación al exhibirse en el festival de Cannes, por lo que logró estrenarse comercialmente en 1983 (en la Argentina se estrenó varios años más tarde bajo el título Diabólico). La ópera prima de Raimi se convirtió en un verdadero fenómeno de taquilla del cine indie, recaudando sumas muy superiores a su costo, y llegando incluso a ser el VHS más vendido en la Inglaterra de la primera mitad de la década de 1980, liderando lo que se conoció como el furor de los video nasties, películas gore tan exitosas entre el público joven como perseguidas por la censura británica, que se cebó especialmente con el film de Raimi, cortándole escenas como la famosa violación vegetal en la que unas plantas abusan gráfica y violentamente de una pobre chica. Créase o no, en Inglaterra hasta se le pidió a Raimi que pida disculpas públicamente por la escena en cuestión.

The Evil Dead era una gran broma filmada con recursos visuales vertiginosos y efectos especiales sangrientos, baratos pero muy bien concebidos. La historia mostraba a unos jóvenes aislados en una cabaña, que luego de despertar una maldición sumeria eran liquidados uno a uno por una fuerza maligna que los transformaba en horribles posesos. La película era un tour de force para el actor Bruce Campbell, aun más exigido en la primera obra maestra de Raimi, la original secuela Dead By Dawn: Evil Dead 2 (Noche alucinante, 1987), que básicamente repetía lo narrado en el film previo, sólo que acentuando de un modo totalmente ácido los aspectos humorísticos. El New York Times definió a la segunda Evil Dead como “el encuentro entre Los Tres Chiflados y El Exorcista”. Es una de las pocas películas en la historia del cine de terror que realmente logra provocar terror y risas simultáneamente, lo que la convierte en la película perfecta para una función de medianoche (algo que sigue sucediendo en el Malba, donde se la programa cada tanto en ese horario adecuado).

La ultraviolencia sumada al humor ultrabobo ya había formado parte de un film tan bueno como olvidado, algo entendible entre nosotros dado el título con el que se estrenó en Buenos Aires: La academia más loca del mundo, es decir Crimewave, de 1985, luego se editó en video como La fiesta del crimen (y ahora con un poco de esfuerzo se la puede conseguir en dvd). Crimewave es un Raimi en estado puro, nada pretencioso y probablemente intentando darles forma de largometraje a los cortos cómicos que filmaba en súper 8.

La primera etapa de la carrera de Raimi cierra con dos films que se cuentan entre sus trabajos más conocidos. Darkman (El rostro de la venganza, 1990) convierte a Liam Neeson en un extraño anti-superhéroe incapaz de controlar sus emociones. Este fue el primer Raimi totalmente personal pero mainstream al mismo tiempo, es decir el primer antecedente de la fórmula que luego daría miles de millones con la saga de Spiderman.

Army of Darkness (El ejército de las tinieblas, 1992) cierra de manera imperfecta pero llena de alegrías splatter la trilogía de Evil Dead. Ya para entonces Raimi tenía más pretensiones industriales y elaboraba escenas mucho más complicadas y costosas, pero la productora que financió la tercera parte de la saga estaba quebrando en el momento de la producción y el director no pudo llevar las posesiones diabólicas al nivel épico que intentaba, ya que la acción transcurría en la Edad Media. En realidad los mismos problemas financieros también habían socavado las enormes posibilidades comerciales de Evil Dead 2, un film de culto en el mercado del video, que sin embargo no mucha gente pudo ver en los cines en el momento de su estreno original estadounidense.

Esta búsqueda de proyectos que mantengan su personalidad como director pero que le ayuden a poner pie definitivamente en la industria hollywoodense explica lo heterogéneo de la siguiente etapa de la carrera de Raimi, que luego se dedicó a probar distintos géneros, a veces con resultados excelentes como en el western Rápida y mortal (1993) o el policial Un plan simple (1998), a veces metiendo la pata enormemente como cuando puso a Kevin Costner a jugar al béisbol en For Love of the Game (1999). Incluso cuando volvió al terror con Premonición (2000) lo hizo de un modo terrible, serio y crudo en sus resonancias de temas realistas sobre abuso infantil como pocas veces se vio en el género.

Habiendo subido a la cima tres veces seguidas con la saga de Spiderman, Raimi volvió a sus viejos infiernos tragicómicos. Drag me to Hell es un guión que tenía listo para filmar a principios de los ‘90, cuando su carrera tomó otro rumbo debido a los ya mencionados problemas de Army of Darkness. En presupuesto e incluso en tono se podría decir que estas películas tendrían aspectos en común, sólo que el Raimi casi cincuentón tiene total control de una película de mediano presupuesto como ésta (aunque se sigue quejando de ciertos problemas autorales con Spiderman 3). Raimi, que tiene pensada una nueva Evil Dead para el 2010, tampoco intenta solamente volver a la génesis de su carrera sin agregar algún elemento moderno. En Drag me to Hell, el espectador notará cierta temática social que no suele estar ligada al terror, empezando por el hecho de que la protagonista que se va al infierno es una buena persona que, presionada por un jefe implacable, toma una decisión equivocada en su trabajo controlando la hipoteca de una pobre anciana. ¿Vuelve el viejo Raimi con un nuevo subgénero? ¿Nace el terror Obama? Este jueves el lector tendrá la respuesta en el Multiplex de su barrio.

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