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Domingo, 20 de diciembre de 2009

PERSONAJES > ROMINA GAETANI, LA ESTRELLA QUE ESPERA EXPLOTAR

Gata valiente con piel de tigre

 Por Juan Pablo Bertazza

Los éxitos inexplicables de la televisión argentina suelen tener explicación. Y esa explicación casi siempre tiene cara –y otros atributos– de mujer: un magnetismo que, frente a las cámaras, generan féminas poco conocidas, cuyo nombre cuesta recordar a pesar de que no podamos dejar de verlas.

En algún momento, Romina Gaetani pasó por esa extraña categoría, sobre todo cuando asomaba la trompita –¡Dios!– de su acoplado –¡¡Dios!!– en papeles secundarios de programas exitosos como Verdad consecuencia y Verano del 98. Hoy, la carrera de Romina Gaetani –que cuenta en su CV con ese irresistible título dos en uno de modelo y actriz– está a punto de atestiguar un insight del imaginario colectivo: Romina Gaetani está cerca, muy cerca de volverse una estrella de nuestra televisión, en lo que hace a esa rara mezcla de aceptación popular con perfil poco masivo. La prueba es que todos estamos a punto de darnos cuenta de que muchos programas se volvieron exitosos casi sólo porque contaban con ella, aun cuando su bajo perfil no lo hace para nada evidente.

En algunos se notará más, en algunos se notará menos, pero es cuestión de repasar un poco: su primer papel protagónico fue el de Luz Linares en Chiquititas, año 2000. Está bien, el programa mantuvo un éxito más o menos parejo durante casi diez años, además de que todo lo que Cris Morena destina al público juvenil/infantil se vuelve oro. Pero sigamos: Soy gitano fue uno de los últimos grandes éxitos con cierta calidad de Pol-ka. Los ojos de gato de Gaetani –en la piel de Isa– llenaban de luz y, sobre todo, aire fresco un elenco muy bueno pero demasiado probado (Betiana Blum, Luisina Brando, Osvaldo Laport, Antonio Grimau, Juan Darthés, entre otros). Pero el ejemplo incontestable es el de Don Juan y su bella dama: con picos de veintipico puntos de rating... ¡a las dos de la tarde! se trató de la última novela para almorzar en tener tanto éxito. Y ahí sí que no hay refutación posible: Joaquín Furriel será un copado, el argumento generaría muchísima empatía, pero lo cierto es que nada habría sido lo mismo sin ese minón modosito que dejaba tras las rejas de su cuerpo al eterno mujeriego.

Y así es, hasta ahora, Romina Gaetani: un camión de bajo perfil. Su belleza no es contemplativa. Puede sonar grosero pero la belleza de Gaetani es genital (casi un anagrama de su apellido), en el sentido de que verla implica encender una mecha que estalla apenas se prende... el encantamiento que genera no da tiempo a reflexiones. Su cara es hermosa y muy poco convencional al mismo tiempo, y ponerse a hablar de su cuerpo es, directamente, dejar de hablar.

Por todo esto queremos decir que Botineras –programa que, además de tenerla actualmente en pantalla, supo leer la necesidad de ficcionalizar ese submundo de las amantes de la pelota más candente, por momentos, que el mismo mundo– tuvo un gran acierto y un defecto que está muy a tiempo de reparar. El acierto fue el personaje que le asignaron a ella: una policía que se infiltra en el mundo de las botineras para tratar de resolver un asesinato, sonsacándole entre caricia y caricia, información al Chiqui Flores (Nicolás Cabré). Se trata de un acierto por lo que tiene de real, ya que el ratoneo no sólo vive de fantasías sino, sobre todo, de verosimilitud; es decir, sabemos que una mujer tan enigmática y misteriosa como Gaetani nunca saldría oportunamente con un, por ejemplo, Pelado Silva –goleador del actual campeón del fútbol argentino–; y, al mismo tiempo, verla haciendo que hace de botinera genera un morbo terrible, un morbo elevado al cuadrado. El problema es que, pese a ser una de las protagonistas, no le dieron todavía el suficiente protagonismo que se merece en el programa. Queremos tenerla más tiempo en pantalla. La oportunidad de hacerlo es inmejorable y, volvemos a decirlo, Romina Gaetani está a punto de dar un salto en su carrera –¿qué están esperando para darle una buena oportunidad en la pantalla grande?–; y, cuando finalmente lo haga, nosotros vamos a seguir saltando en su honor. De alegría.

Botineras va de martes a jueves a las 23.00 por Telefé

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