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Domingo, 20 de junio de 2010

HALLAZGOS > DIBUJANTES Y ARTISTAS DIBUJAN EN LAS NUBES

La trama celeste

Además de Lucy, en el cielo hay muchas otras cosas: personas, monstruos, animales y escenas que muchas veces vemos sólo nosotros. Con la cabeza en las nubes es una prueba tierna, inspirada e incontrastable de que esos delirios se pueden compartir. Con dibujantes, artistas y fotógrafos invitados como Maitena, Isol, Elenio Pico, Guillermo Ueno y Cristian Turdera, entre otros, Diego Bianki compuso uno de sus libros más extraños y bienvenidos de su extraña y bienvenida editorial Pequeño Editor. Un libro para ver, dibujar y capturar figuras en las nubes. Y de paso, conocer la explicación científica de por qué vemos esas cosas ahí arriba.

 Por Martín Pérez

Con la cabeza en las nubes. Así se llama el hermoso e inclasificable libro que Diego Bianki ideó, compiló y editó, trabajando junto a muchos otros artistas, para su particular editorial Pequeño Editor. Y así fue como, justamente, se le apareció por primera vez la idea de hacer semejante objeto: tirado en la playa, viendo pasar las nubes y jugando a buscarles forma. “La idea maduró ahí, al instante”, recuerda Diego. “Automáticamente visualicé un libro, en el que uno pudiese intervenir una imagen capturada en el cielo. Claro que no sabía cómo iba a hacer para llevar esa idea al papel. Pero empecé ahí mismo: agarré mi cámara y me puse a fotografiar esa primera nube. Desde entonces, no paro. Ya tengo fotografiadas como cuatro mil, y sigo sumando”.

“No podía faltar el típico cúmulo: auguran buen tiempo y suele vérselas luego de una tormenta. A veces, como en este caso, hasta pueden tener la forma de un ave: la naturaleza siempre se repite.”

Apenas medio centenar de imágenes son las que están incluidas en el fascinante volumen que Bianki terminó compilando, con trabajos de artistas y dibujantes como Ral Veroni, Maitena, Isol, Elenio Pico, Guillermo Ueno, Cristian Turdera y muchos otros. Pero Con la cabeza en las nubes es de esos libros infinitos, a los que no se les encuentra jamás un final. Ya sea porque siempre se puede encontrar algo nuevo en ellos, porque están gloriosamente sin terminar o porque no hay dónde ubicarlos. “Me gusta que sea una pieza extraña”, dice con orgullo Diego de un libro que proclama desde su contratapa, también con inocultable orgullo, ser 100% nubes, sin retoque digital. “Porque, aunque la idea es básica, resulta raro que pueda existir un libro que sea tan cercano a un imaginario universal como el de buscarles forma a las nubes.”

“Menos es más. La niña dormida o la niña soñada por Maitena tiene la sencillez y liviandad de una nube.”

Autor de libros para niños y jóvenes, diseñador e ilustrador, maestro de dibujo desde los 17 años y artista rebelde desde antes de ser uno de los editores de la largamente extinta revista under Lápiz Japonés, Bianki confiesa que siempre quiso saber por qué las nubes son blancas. Y para saber eso –y muchas cosas más– es que el epílogo de su libro es una suerte de pequeño manual sobre el tema. Pero antes están todas esas nubes fotografiadas e ilustradas por los artistas convocados y también esas otras nubes que –desde los crayones que se dejan ver en la portada– invitan a ser dibujadas. Libro para chicos y grandes, Con la cabeza en las nubes le debe mucho a la Guía del observador de nubes de Gavin Pretor–Pinney (Salamandra), y se podría decir que es una suerte de versión lírica del Proyecto Cartele y también algo así como un Escher unplugged.

“Esta imagen es la última del libro e ilustra la explicación de la pareidolia. No hubiera sido posible sin la sensibilidad de Guillermo Ueno, que supo capturar un avión y convertirlo en un insecto.”

Al final, en una especie de coda final, el libro revela que visualizar figuras conocidas o reconocibles en otras formas es un fenómeno psicológico denominado pareidolia. “No es una palabra que esté en el diccionario, sino que la encontré en un manual de psicología”, explica Bianki. “También recuerdo que me fascinó que la definición aseguraba que era ‘un error de la mirada’. Porque en mi profesión ese ‘error’ es constante. Uno está haciendo analogías formales todo el tiempo. Y el universo también se repite incansablemente. Es una pareidolia infinita”, se sorprende y maravilla Diego Bianki, un artista al que se puede acusar, sin ofenderlo en lo más mínimo sino colgándole una medalla, de vivir –casi literalmente– con la cabeza en las nubes.

libroconlacabezaenlasnubes.blogspot.com es el site donde los lectores del libro y esta nota podrán subir sus propias fotos de nubes dibujadas.

“Es de Pratt, fotógrafo integrante de la Sociedad de la Apreciación de las Nubes (cloudappreciationsociety.org), verdaderos fanáticos del tema.”

Izq:“Este elefante campeón olímpico está hecho por una campeona de la observación: Antonia, de 9 años. Los niños cuentan con esa facilidad de expresión que da la inocencia y que nos deja boquiabiertos.”
Der: “Este conejo fue una gratísima sorpresa. Luego de haber conversado con Elenio Pico en Barcelona, sobre la expectativa de conseguir fotografiar uno, me llamó para decirme: ¡Bingo con orejas largas!”

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“Fue el primer ensayo que permitió probar si la idea realmente podía pasarse al papel. La intervine con marcador de manera bastante cruda y me convencí de que podía trasladar la propuesta a otros artistas.”
Imagen: D. Bianki
 
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